Energía

¿Renegociando la naturaleza?


por Carlos Gómez Florentín

¿Qué renegociamos cuando hablamos de Itaipú? ¿Renegociamos el monto pagado por la energía, un commodity más que se vende en el mercado energético global regulado según precios determinados por el juego de la oferta y la demanda? ¿Renegociamos la administración de la represa construida en partes iguales hace más de tres décadas? O, por debajo y por detrás de estos delineamientos más obvios, ¿renegociamos el río Paraná, su posesión, su explotación para la producción de energía, la naturaleza y los pueblos afectados por la intervención humana? Exploremos los tres escenarios de renegociación con la intención de ir construyendo algunas líneas de análisis para afrontar este conflicto.

itaipu-3Siguiendo con la línea analítica de la primera premisa, energía como commodity, la prensa paraguaya ha comenzado a expresar una cierta ansiedad en torno a la inminencia de la caducidad del Tratado de Itaipú que ocurrirá en el 2023. Tímidamente, se ha planteado posicionarlo en la agenda de la próxima campaña electoral para el 2018. Por un lado, se instaló la alarma en relación a conversaciones de pasillos entre altos funcionarios de la embajada del Brasil en Paraguay con representantes políticos, antiguos y actuales, del país. El temor, agravado por el giro político derechista en el vecino país que podría retornar el régimen de relaciones bilaterales a un estado de mayor tensión, fundamentalmente por la visión del nuevo canciller brasilero Jose Serra de restringir mucha de la intervención brasilera supuestamente benevolente en la región, que caracterizó a los gobiernos del Partido de los Trabajadores. En esta tesitura, la preocupación radica en la falta de una “selección nacional” de tecnócratas listos para afrontar la renegociación en igualdad de condiciones con la todopoderosa máquina negociadora del vecino país.

En cuanto a la segunda línea de análisis, la represa como ente a ser administrado, la sensación que existe en el medio paraguayo es que no existe infraestructura adecuada para ingresar a la etapa de renegociación en posición favorable. De alguna manera, la proyección de una nueva matriz energética paraguaya por parte del gobierno actual apunta a negar la validez de estas críticas y establecer una mayor autonomía con respecto a Itaipú para afrontar conflictos en puerta. Sin embargo, esta diversificación de la matriz energética permanece más en los papeles que en la realidad. La débil posición negociadora está definida en términos de infraestructura considerando la situación de crisis permanente que experimenta la Administración Nacional de Electricidad (ANDE), al ritmo de los picos de calor, la falta de obras de mantenimiento, y las posibilidades de un escenario catastrófico de falta de suministro de energía durante el verano. Sin capacidad de movilizar energía a lo largo y a lo ancho del territorio paraguayo, y potencialmente de conectarse con países vecinos, poco y nada puede hacer el gobierno paraguayo en el corto y mediano plazo para entrar a renegociar con el Brasil desde una posición fuerte, diversificada en términos de fuentes de energía, y conectada con el mundo para exportar su excedente energético a otros países.

El río Paraná, la razón de ser de toda la producción de energía que hace la represa, permanece como un tema subsumido bajo el manto de los demás términos en la agenda de la renegociación.

Por último, anegado por la transformación del paisaje que generó la construcción de la represa en la zona, está la naturaleza como objeto de renegociación. El río Paraná, la razón de ser de toda la producción de energía que hace la represa, permanece como un tema subsumido bajo el manto de los demás términos en la agenda de la renegociación. Acaso la dinámica más imprevisible de los términos de la renegociación, debería ser introducida en el centro del análisis. Cuatro décadas después, la dimensión ambiental está mucho más sensibilizada y debería dar pie a una política de compensaciones a los actores afectados negativamente por el funcionamiento ininterrumpido de la represa. Tanto pueblos originarios como la propia fauna y flora de la región fueron movilizados sobre la base de un acuerdo único que ponga fin a todas las desavenencias en torno al uso diferencial del río planteado por Itaipú. Sin embargo, el impacto del uso que le da Itaipú al río es continuo y su efecto negativo sobre poblaciones y territorios es igualmente continuo.

Por otra parte, la decisión sobre mantener el uso y la relación entre río y humanos planteada por Itaipú no debería considerarse definitiva. La renegociación genera la oportunidad para volver a analizar la decisión conjunta tomada en el contexto de dictaduras militares de hacer del río una fábrica de energía. Los resultados de este uso, así sean de gran provecho económico, generaron transformaciones que exceden por mucho el diseño original de sus arquitectos. Esta renegociación también significa la ocasión para reverlo todo con apertura para nuevas ideas sobre otros usos potenciales del río. Fundamentalmente otros usos que contemplen a otros actores fuera de los grandes interlocutores estatales y del mercado que todavía monopolizan las conversaciones sobre el río.

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