Historia

Racionalidad y Memoria: hacia una crítica del discurso mítico nacionalista del “Héroe de Todos”


Cristian Andino*

[…] Karai López es nuestro gran padre, él hizo todo lo que es bueno para nosotros […]  El Mariscal López es la encarnación de la idea de progreso, de la idea de independencia de los pueblos, de la idea de la paz y porvenir que atienden las aspiraciones santas de los hombres amantes de la civilización y la justicia”.
Revista Cacique Lambaré, 24 de julio de 1867. (Original en guaraní). 

El gran desarrollo de la epistemología de la historia y la hermenéutica filosófica en las últimas décadas, hace que hoy en día los cientistas sociales, y los historiadores en particular, dispongan de  un cúmulo de herramientas teóricas para analizar de modo más crítico los diferentes procesos históricos. Uno se imagina, entonces, que las lecturas viciadas e “ideológicas” de la historia, comunes en el siglo XIX e inicios del siglo XX, serían definitivamente derrumbadas en el siglo XXI.

Sin embargo, esta hipótesis no se comprueba del todo aún. En la actualidad renacen con gran fuerza, prácticamente en todo el mundo,  tendencias ultranacionalistas que llevan consigo disposiciones chauvinistas con ánimos revanchistas y xenofóbicos. ¿Por qué se da esto? Porque a diferencia de las ideologías políticas clásicas como el liberalismo o el socialismo, el nacionalismo apela, más que a la formulación teórica, a una mera identificación emotiva con un territorio, una cultura, un estado, unos mitos y/o unos determinados héroes, pensamiento que pone en riesgo a la misma convivencia democrática.

Daez Polon - Francisco Solano Lopez 02

En la actualidad existe mucha literatura crítica que ayuda a deconstruir los relatos míticos  y los imaginarios nacionales desde una mirada histórica. Pero -como afirma Gaya Makaran en su obra Paraguay: El nacionalismo y sus mitos (2014)- “dicha deconstrucción del relato mítico, no se debe, sin embargo, a un placer perverso de destrucción de ídolos, sino que ambiciona descubrir los mecanismos que condicionan las creaciones nacionalistas, las causas de su surgimiento y sus finalidades, igual que las relaciones de poder que encubren y el orden que perpetúan”.

En este sentido, el tópico nacionalista clásico en el Paraguay tiene que ver con el doloroso episodio de la Guerra contra la Triple Alianza y aparece con fuerza en los debates del primer centenario de la República, en la primera década del siglo XX, a través de la pluma de los intelectuales novecentistas. Este pensamiento surgió como alternativa a una ideología de carácter positivista y liberal que postulaba un pasado de salvajismo, cretinismo e incapacidad de la población paraguaya para la vida democrática y moderna.

Temas como “el ser nacional”, la “refundación” de la patria, los “padres” de la patria, etc., fueron constantes de esta matriz teórica. La mirada nacionalista  propuso una visión que planteaba descubrir la auténtica y específica “naturaleza” de la nación, sus raíces plasmadas en  grandezas heroicas y particularidades del pueblo paraguayo. Estas ideas se convirtieron en ideología oficial del Estado paraguayo a partir  de los gobiernos militares, tras la Guerra del Chaco (1932-1935), y su implantación definitiva se dio en el  decreto ley del 1 de marzo de 1936, que entronizó al Mariscal López como héroe máximo de la nación paraguaya.

Las referencias nacionalistas  permanecen hegemónicas hasta nuestros días. No hacen más que retratar el recuento épico en clave militar, patriótica y de memoria agraviada. Uno de los grandes iniciadores de esta reivindicación ha sido, sin duda, Juan E. O’leary, quien en su Apostolado patriótico (1930) dice:

El dilema es claro y sencillo: o estamos con él (López) o con la Triple Alianza. No podemos estar al mismo tiempo contra él y contra la Triple Alianza. Porque si creemos que sólo fue un tirano, un loco sanguinario, un monstruo que nos sacrificó a su ambición, justificamos al enemigo que vino a redimirnos. Y si reconocemos que los invasores se aliaron para destruirnos, para repartirse nuestros despojos, para anular nuestra soberanía, de acuerdo con las estipulaciones del tratado secreto, tenemos que reconocer que lo que defendió hasta morir no fue su propio interés sino la causa nacional.

Si bien el pensamiento nacionalista sigue vigente, es necesario problematizar hoy el dilema planteado por O’leary. Más que reivindicar un patriotismo guerrero de héroes o villanos, lo que necesitamos hacer es asumir el desafío -como sostiene Ticio Escobar en “Más allá de la guerra” (2016)- de ir más allá del recuento épico en clave militar y dejar atrás la perspectiva  de  la pura memoria agraviada. Como sugiere el filósofo Paul Ricoeur, antes que lo que se recuerda, lo más importante es el cómo y el por qué se recuerda.

Una tarea urgente que se nos impone en esta perspectiva, es trabajar la memoria como espacio abierto, plural y dispuesto a ser reinterpretado desde distintos lugares. Siguiendo a Escobar, se puede decir que la memoria no está cerrada al pasado, sino que entreabierta para la construcción histórica colectiva, tarea que supone alcances políticos, dimensiones éticas y hasta un sentido utópico. Trabajar la memoria en sentido crítico implica, como nos recuerda Ignacio Telesca:

…romper con la historiografía heroica en donde sólo uno es lo importante y sola una la historia. Es preguntarse sobre por qué aún no se puede cerrar el duelo por la guerra, por qué aún prima un relato hegemónico centrado en lo heróico; es comprender cuáles son los usos políticos de este tipo de narración historiográfica…implica un tomar distancia, pero también una toma de partido.

            Necesitamos repensar la historia desde miradas más plurales y asumir la complejidad del lugar hermenéutico desde dónde analizamos un fenómeno.  Un abordaje de este tipo nos aleja de la pura crónica nacionalista centrada  en el heroísmo en la guerra. Esto no apunta solamente a una revisión historiográfica como fin, sino como medio para una propuesta dialógica que, al revisar la memoria, quiere contrarrestar el resurgimiento de  formas y actitudes etnocéntricas, xenófobas y antidemocráticas de las que aún somos testigos en la actualidad.

* Filósofo e Investigador.

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