Cultura

Trabajadores de la cultura, el arte y escenario pandémico


Por Paola Ferraro*.

Analizar la realidad del “sector cultural” en el escenario pandémico es un ejercicio complejo debido a su naturaleza heterogénea. Aunque acostumbremos a citarlo en singular, el ámbito cultural abraza a múltiples actores atravesados por sus respectivas realidades locales. Muchas veces pensamos que “hacer cultura” es solo “hacer arte”, situación que obstaculiza la comprensión de la producción artística como trabajo. Y si bien dicho ámbito de producción (sea en el área de las artes vivas, escénicas, literarias, audiovisuales, entre otras) forma parte de un  campo cultural, este trasciende el ejercicio artístico.

Las reflexiones del presente artículo estarán mayormente abocadas al campo de las producciones artísticas y sus trabajadores. Al respecto, considero importante observar que la pandemia no solo ha generado nuevos problemas sino acentuado los pre-existentes. Este contexto, además, permite visibilizar cuestiones de carácter estructural.

¿A qué nos referimos con problemáticas estructurales? Básicamente, a que no podemos pensar las políticas culturales para los trabajadores del campo artístico de forma separada al modelo económico y organizacional del estado. Sobre el punto, Vladimir Velázquez plantea arrancar el análisis cultural desde la propia matriz productiva nacional, caracterizada por ser preponderantemente extractiva y dedicada a la exportación de commodities a bajo costo para el mercado regional (primero) e internacional (después). Esta situación torna a Paraguay un país doblemente periférico en lo que a la división internacional del trabajo respecta.

La producción del campo artístico y cultural no sucede de forma aislada o paralela a este fenómeno. En el marco de este modelo económico y de desarrollo, sectores como la economía creativa, el sector cultural o el emprendedurismo social acaban siendo realidades emergentes y de baja repercusión en el escenario local. Velázquez puntualiza: “sea porque se desarrollan en los intersticios del extractivismo, si es que no están subordinados al mismo; sea porque tienen más que ver con nichos de la economía global que con las dinámicas nacionales”.

Otro aspecto estructural conectado con el anterior refiere a la vulnerabilidad de los trabajadores del arte. Pese a que la situación es constantemente enunciada en discursos dentro de los espacios académicos y gremiales del campo artístico, nunca es enlazada con la realidad más amplia de las y los trabajadores a nivel nacional o atendida por políticas públicas. La informalidad en las condiciones de trabajo constituye la principal manifestación de esta vulnerabilidad, así, los contratos laborales son una excepción y no la regla para artistas locales. No obstante, la ausencia de contratos de trabajo (y con ello de garantías sociales básicas como el seguro social o la jubilación) no es problemática exclusiva de trabajadores artistas. En lo que respecta a la informalidad de los trabajadores asalariados en relación de dependencia a nivel nacional, el economista Jorge Garicoche señala que hasta un 70% estaría vinculándose de manera informal con sus patronales. Al mismo tiempo, la economista Verónica Serafini advierte que el sistema de previsión social del Estado cubre a apenas una cuarta parte de la población, de lo que el quintil de mayores ingresos es beneficiario principal.

Hasta la llegada del Covid-19, la Secretaría Nacional de Cultura (SNC) no contaba con registros oficiales del número de trabajadores de la cultura activos en el mercado interno ni con datos que dieran cuenta del tipo de producción, circulación y alcance de artistas nacionales. Es la coyuntura sanitaria la que lleva a esta cartera de Estado a crear el primer sistema de registro de artistas, gestores y organizaciones culturales del Paraguay. El propósito era el de recabar datos para el diseño de planes y programas específicos al campo de la producción y mediación cultural, colocando el énfasis en las acciones de contingencia ante la crisis sanitaria. Para ello, la SNC ha creado la Plataforma virtual TÉRA, desde la cual se iniciaron recién en septiembre 2020 los primeros registros a nivel nacional para, entre otras cosas, planificar la aplicación del subsidio para artistas, el cual había sido aprobado por las instancias legislativas durante el mes de agosto.

Al momento de debatir la importancia o necesidad de un subsidio para artistas, no fueron pocos los sectores de la ciudadanía que, ajenos al campo artístico, se opusieron a la posible sanción de dicho proyecto. Cuestionaron la propia significancia de la producción artística en tanto trabajo profesional que “mereciese” un subsidio estatal, a pesar de la emergencia sanitaria y la paralización casi total de las actividades culturales. Así también, la propia comunidad interesada se mostró confundida, desorganizada y con escasa experiencia gremial al momento de relacionarse con instancias del Estado para negociar los términos de dicho subsidio, a excepción de gremios con tradición sindical acumulada, como el Centro Paraguayo del Teatro (CEPATE), gremio nacido durante el régimen stronista (1954-1989) y vigente hasta hoy.

Analizar la realidad del “sector cultural” en el escenario pandémico es un ejercicio complejo debido a su naturaleza heterogénea. Aunque acostumbremos a citarlo en singular, el ámbito cultural abraza a múltiples actores atravesados por sus respectivas realidades locales. Muchas veces pensamos que “hacer cultura” es solo “hacer arte”, situación que obstaculiza la comprensión de la producción artística como trabajo.

Entonces, ¿qué implica entender a los artistas como trabajadores? ¿Qué hace de ellos productores de valor económico? Sobre el punto, Sbodio plantea que el debate en torno a si la cultura debe o no ser una actividad rentada, soslaya un hecho crucial: No existe actividad artística si no es por quienes la realizan, a saber, los trabajadores de los distintos campos de la cultura. ¿En qué otra área de actividad humana resulta pertinente preguntarse si los trabajadores deben percibir o no una remuneración por su trabajo? Aquí reaparecen preguntas históricas y no coyunturales.

*Intérprete escénica, socióloga, investigadora y docente. Integrante de Tercer Espacio Colectivo Artístico y del Programa de Licenciatura en Danza de la UNA.

Imagen de portada: Espacio cultural Literaity

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