Por Rodrigo Ibarrola.
¿Quién no se ha afligido al ver a don Joel Oviedo clamar públicamente, entre sollozos, por los medicamentos que mantuvieran con vida a su hermano un día más? ¿Quién no sintió ira por las expresiones del presidente de la República, que respondió que desconocía acerca de la existencia o no de medicamentos por no ser médico? El poder de las redes sociales ha hecho más visible el oneroso costo de la salud en nuestro país.
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