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“Macri, en última instancia, es un tipo que desconfía de la política y no lo oculta”. Entrevista al sociólogo Esteban De Gori*


por Ignacio González Bozzolasco

El sociólogo argentino nos cuenta en esta entrevista sus reflexiones sobre las características y perspectivas del gobierno de Mauricio Macri, a poco más de un año de su inicio. Analiza los factores que le permitieron, hasta el momento, la construcción de gobernabilidad, los núcleos de legitimidad sobre los cuales logra dicha construcción, además de las perspectivas y desafíos que el macrismo enfrenta en un año electoral como el que se inicia.

A un año de gobierno ¿cuáles son tus impresiones del macrismo?

Partiendo de lo que pensaban los críticos al inicio, podríamos decir que había como dos grandes impresiones o ideas críticas del macrismo. La primera, que su gobierno se caía al otro día de asumir. La segunda, que sería un gobierno con poca experticia, poca capacidad política.

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Pasado un año, podemos ver que ninguna de estas ideas era real. En efecto, el gobierno de Macri no se cayó gracias a que logró rápidamente montar un esquema de gobernabilidad muy importante. Provisorio, pero importante. Obtuvo un acuerdo con los gobernadores peronistas en un momento, con los senadores peronistas en otro y con el grupo de Sergio Masa, luego. En síntesis, construyó un esquema de gobernabilidad, provisorio pero eficiente.

Con lo señalado, se derrumba también la idea del gobierno sin experticia. Agregando que no sólo consigue construir gobernabilidad, también logra contener el conflicto social. Creo que con lo que ha trascurrido de este gobierno, esto queda como el dato más duro: la derecha argentina ha logrado sortear estas dos grandes ideas, inicialmente sostenidas por sus críticos. Entonces, estamos ante otra cosa.

¿Ante qué? ¿cuáles son las características de esta nueva derecha?

Para responder eso tenemos que analizar los núcleos de legitimidad política que construyó el macrismo. Esto no tienen que ver, solamente, con la articulación de acuerdos y la contención del conflicto. Tiene que ver, además, con ciertos núcleos culturales o políticos de la sociedad argentina que le permiten a Macri mantenerse y legitimarse en el poder. Como ejemplo un dato interesante: mientras las encuestas señalan que la gente percibe peor la economía, destacan también que se confía en que las cosas mejorarán. Eso no es un dato menor, es un dato político a tener cuenta.

¿Cuáles son esos núcleos de esta legitimidad?

Creo que el macrismo expresó algo más denso de lo que creíamos inicialmente. Transmitió a la gente la idea de que “somos nosotros los que hacemos la política, te sacamos esa carga, te liberamos de la política”. Te liberamos en todos los sentidos: te sacamos responsabilidades, te quitamos el peso de participar, no te hacemos pagar tantos impuestos (en el discurso, aunque después se sigan pagando), te ahorro las molestias. No le piden al ciudadano que entre en la polis, no lo llaman a que sea parte de una contienda. Todo lo contrario, le dice: “vos no te preocupes, vos seguí con tu vida privada, esforzate, trabajá, disfruta y nosotros hacemos la política”.

 Macri no está decidido a construir un actor macrista: no hay una idea de ganar la calle; no hay un proyecto de construir un actor, tal como sí lo imaginó el kirchnerismo.

Eso genera una suerte de alivio en relación con el gobierno anterior, cuando el ciudadano era permanentemente convocado a participar en la política. Parecería que eso generó una especie de fatiga, en un mundo posmoderno en el que la gente no quiere participar de la política. Más aún, desconfía de la política. De esta forma, luego de una hiperideologización con el gobierno anterior, este mensaje viene a ser como una suerte de alivio a los ciudadanos.

Otro núcleo de legitimidad se relaciona con la idea de que Macri no está decidido a construir un actor macrista: no hay una idea de ganar la calle; no hay un proyecto de construir un actor, tal como sí lo imaginó el kirchnerismo. Eso también alivia. El ciudadano se ve aliviado, a la vez que se genera una nueva elitización de la política. El mensaje es claro: “nosotros te aliviamos de esa carga, pero somos nosotros los que vamos a gobernar”. Entonces, se da un proceso de re-elitización que, por ahora, tiene legitimidad.

Un tercer núcleo de legitimidad se construye aprovechando al gobierno anterior. Más allá de la verosimilitud o no de las sospechas, denuncias y acusaciones de corrupción, ese discurso está sirviendo para construir legitimidad ¿Por qué genera legitimidad el buscar visibilizar la corrupción del gobierno anterior? Creo que obedece a que Macri, en última instancia, es un tipo que desconfía de la política y no lo oculta. Al contrario, lo proyecta. Aunque parezca contradictorio, el Presidente desconfía de la política y esto trabaja directamente en el imaginario ciudadano: “creo en un tipo que desconfía de la política, porque yo también desconfío de la política”. Esto es propio de la tradición liberal muy arraigada en la sociedad argentina: la desconfianza del Estado.

Si llegase a aumentar electoralmente, podríamos empezar a pensar en el macrismo como una fuerza política con capacidad ser reelecto y gobernar otro periodo.

¿Y cómo ves para este año las perspectivas del macrismo, con elecciones parlamentarias en octubre?   

Retomo lo que decía antes acerca de armar una precaria y provisoria gobernabilidad. Mencionaba que este gobierno debe, a cada momento, armar un nuevo esquema de gobernabilidad (alianzas políticas y contención del conflicto social). En un contexto electoral, esto se complica más para el macrismo, debiendo avanzar en tres líneas paralelas de acción: primero, mantener un esquema de gobernabilidad que, seguramente, será pendular (a veces con los gobernadores, a veces con los senadores, etc.); segundo, continuar con la contención del conflicto social; y, tercero, instalar a su fuerza política en varias provincias (la Provincia de Buenos Aires no será la madre de todas las batallas).

¿Cuál sería un buen resultado para Macri?

Creo que mantener lo que tiene no sería un mal resultado. Si llegase a aumentar electoralmente, podríamos empezar a pensar en el macrismo como una fuerza política con capacidad ser reelecto y gobernar otro periodo. Pienso que, para lograrlo, debe conseguir controlar y avanzar en las tres líneas que mencioné.

¿Lo ves posible?

Es una gran interrogante, porque estará relacionado con la articulación que pueda llegar a hacer el peronismo. El peronismo está allí en un dilema: construye una coalición peronista donde entren todos; o sigue manteniendo la fragmentación actual. Si la fragmentación se mantiene, el macrismo podría llegar a tener una buena performance. Sin embargo, hasta el momento el panorama sigue incierto.

* Doctor en Ciencias Sociales, investigador del CONICET y del Instituto Gino Germani. Es además docente en la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Nacional de San Martín.

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