Partidos Políticos

Cartismo y desigualdad en Paraguay ¿Hay algo nuevo para decir?


*Por Dalila Sosa

La palabra desigualdad, nuevamente, ocupa la agenda de los gobiernos, de los organismos internacionales y de los ámbitos académicos. La temática suena tan recurrente que es casi una obviedad decir que existe desigualdad y esto nos lleva incluso a preguntarnos: ¿hay aún algo más por decir sobre el tema?

Cuando buscamos información sobre desigualdad, usualmente obtenemos datos sobre pobreza, exclusión, marginalidad, entre otros. Sin embargo, más allá de las cifras que nos muestran las distancias sociales entre grupos, existe otra manera de ver las brechas. Este enfoque propone dejar de ver, únicamente, hacia debajo de la pirámide social, abriendo interrogantes sobre el sector que concentra el poder económico y político arriba de la misma. Esta mirada de la desigualdad, vista desde un enfoque relacional, es la que hoy está siendo discutida por estudiosos y especialistas.

Como el término desigualdad no es sinónimo de Pobreza, ni implica una relación unívoca  el enfoque relacional permite corrernos de las cifras sobre pobreza y empezar a pensar; en determinados mecanismos y/o dinámicas que sostienen la desigualdad; en una sociedad compuesta por distintos grupos y/o sectores sociales. Se comprende así que, si existen sectores vulnerables y pobres, también existe un sector rico y acomodado. Este “sector ganador” casi nunca es visto como parte del problema, sino que se lo suele ver de manera aislada y como el ejemplo a seguir.

El informe de OXFAM (2015), titulado Privilegios, que niegan derechos. Desigualdad extrema y secuestro de la democracia en América Latina y el Caribe, presenta avances en esa línea. En el mismo podemos encontrar datos sobre Paraguay y relacionarlos con los demás países de la región. Se apuesta a comprender y problematizar, de forma integral y dinámica, los diferentes conflictos de intereses y disputas por el poder. Se reconoce que, tanto el diseño como la implementación de políticas públicas, eran concebidos como si el problema de la pobreza se diera de manera aislada, dejando de lado las concesiones y los privilegios que en paralelo se otorgaban a ciertos sectores. Deja abierta la pregunta acerca de ¿cómo hacer para que nuestras sociedades garanticen derechos a la ciudadanía por igual?

“Se comprende así que, si existen sectores vulnerables y pobres, también existe un sector rico y acomodado. Este “sector ganador” casi nunca es visto como parte del problema, sino que se lo suele ver de manera aislada y como el ejemplo a seguir”

Actualmente se presta atención a  dos formas de concentración que pueden contribuir  al análisis  de la desigualdad relacional, la concentración económica y la concentración política. En relación al caso paraguayo, se mencionan algunos puntos específicos que se fueron generando en lo que va del actual gobierno.

En cuanto a la concentración económica,  datos actuales dan cuenta de la enorme desigualdad del ingreso y del aumento de la pobreza, además de la alta concentración de la tierra. En cuanto a la estructura tributaria. El sector que percibe la mayor cantidad de ingresos en el país, ese que conocemos como el “sector ganador”, paga tan solo el 1% en concepto de impuestos. Por el contrario, los sectores de escasos recursos en ese mismo concepto pagan el 40% aproximadamente. Paraguay llega casi a una presión tributaria del 13%, una de las tasas más bajas de América Latina. Mientras que un reducido grupo social se beneficia con dicho porcentaje de impuestos, la mayor parte de la población ve retrasadas sus posibilidades de acceso a salud, educación, vivienda y otros servicios. La ampliación de tales servicios, sólo será posible de desarrollar por parte del Estado a partir de una recaudación más justa. El acontecimiento que mejor refleja esta realidad son los sucesos y resultados en torno al reclamo campesino por la  condonación de sus deudas, en julio pasado.

En lo que se refiere a la concentración de poder político, o lo que Durand denomina como “captura del Estado” es decir la vinculación  entre  quienes tienen el poder, para quienes gobiernan y si  las decisiones que toman benefician un determinado sector económico en detrimento de la gran mayoría de la población,. En Paraguay, en lo últimos tiempos no solo ha aumentado la sensación de que el país está siendo gobernado  para unos pocos,  sino que además, durante el gobierno de Cartes se promovieron leyes como: la modificación de la Ley de Defensa Nacional y Se­guridad Interna, la promulgación de la ley de Responsabilidad fiscal y de Promoción de la Inversión en Infraestructura Pública, y ampliación y mejoramiento de los bienes y servicios a cargo del Estado que refuerzan la idea de concentración de poder en el Ejecutivo y el  fortalecimiento de las ciertos grupos  económicos en las instancias de poder.

Además del aumento en el índice de pobreza, el gobierno aísla el problema considerándolo como un “asunto de expertos”, no como un “asunto de la sociedad”, cuando en realidad para  incidir sobre los altos índices de desigualdad se requiere de decisiones políticas.  La alta concentración de poder político y económico caracterizan hoy al gobierno de Cartes. Así, pues, las condiciones extremas de desigualdad, en tanto manifiesten polarización y concentración, imposibilitan el desarrollo e impiden la consolidación de prácticas democráticas.

En definitiva debemos señalar que lejos de la  naturalización con la que se piensa la desigualdad deriva de  procesos históricos  estrechamente vinculado al accionar humano, en otras palabras, no vienen dadas por un orden natural sino que se producen y reproducen en la sociedad a través de decisiones tomadas en determinadas  instancias de poder. De ahí que, para su reducción en definitiva son necesarias, la incidencia en políticas de lucha contra la pobreza,  al mismo tiempo que se analicen y se ponga en discusión la concentración de la riqueza  y la aplicación  de  políticas redistributivas.

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* Licenciada en Psicología Comunitaria (UNA), cursando la Maestría en Estudios Sociales Latinoamericanos en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Fuente imagen: Diario Última Hora

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