Elecciones

Encuestas: alguien dibuja los resultados


por Guillermo Cabral.

En este artículo quiero explicar por qué creo que la realidad electoral está más cerca a los resultados de la encuesta de Ati Snead (ATI) que a los de Francisco Capli (CAPLI). Es técnicamente muy poco probable (prácticamente imposible) que ambas encuestadoras estén mirando la misma realidad, haciendo bien su trabajo y obteniendo resultados tan distintos. Yo no dudo en la capacidad técnica de ninguna de las encuestas, por ello debo concluir que alguna encuestadora está dibujando los números. Es imposible saber hoy en día quien lo hace, ya que no sabemos cual es la realidad. Sin embargo, creo que ciertos patrones históricos nos pueden dar una pista de quien lo hace. Voy a usar datos históricos relativamente constantes en el tiempo para argumentar por qué veo a la encuesta de CAPLI muy poco probable.

Las constantes en los datos históricos

En nuestra democracia la dinámica de partidos ha sido relativamente inestable.  La ANR sufrió la separación del UNACE, aunque este último hoy está prácticamente desaparecido y sus dirigentes volvieron en gran medida a la ANR.  El PLRA no presentó candidato propio a presidente cuando apoyó a Lugo en el 2008.  Partidos nuevos  han aparecido,  algunos se han vuelto importantes, pero no han durado. Sin embargo, podemos identificar algunos elementos relativamente constantes en nuestra historia electoral reciente.

Si consideramos a la ANR y UNACE como un único partido y sumamos sus votos para senadores, en las últimas tres elecciones no variaron mucho sus números. Pasaron de un 46,6% en el 2003, a 45.21% en el 2008 y a un 39,7% en el 2013, describiendo una tendencia decreciente. Otro elemento constante ha sido la relativa estabilidad del voto a senadores para el PLRA, pasando de 24,3% en el 2003 a 27,10% en el 2008 y 24.43% en el 2013. Finalmente, también ha sido relativamente constante la alta dependencia de la ANR (o ANR+UNACE) en “votos propios”, como explico a continuación.

La ANR (o ANR+UNACE) generalmente tiene un poco más de votos para presidente que para su lista de senadores, mientras el PLRA suele tener bastante más votos para su candidato a presidente que para su lista de senadores. Asumiré que todos los votos para senadores para la ANR y el PLRA van también a su candidato a presidente. A esto defino como “voto propio”, es decir, la relación entre los votos a senadores del partido X y los votos a presidente del partido X. Si la relación es igual a 100%, quiere decir que los votos a senadores y a presidente del partido X fueron iguales, lo cual quiere decir que el candidato a presidente del partido X depende de forma total en sus “votos propios”. Dicho esto, vemos que la ANR tiene una alta dependencia en votos propios (entre 89% y 78.4% son propios) contra 66% del PLRA. En suma, los candidatos a presidentes del PLRA tienden a “prestar” más votos de otras agrupaciones políticas.

Las encuestas de CAPLI y ATI

Hemos visto hasta ahora dos encuestas, muy diferentes una de otra. Si nos basamos en las internas coloradas solamente, estas dos encuestadoras son las mejores. Las diferencias de las encuestas con los resultados finales fueron las menores si las comparamos además con las encuestas de Taka Chase y de CIES.

La probabilidad de que las encuestas de Capli y ATI obtengan estos resultados tan diferentes es prácticamente cero. No quiero entrar mucho en los detalles estadísticos, pero si uno diseña bien una encuesta con 1.300 casos y hace un montón de encuestas diferentes, en el 97,5% (nivel de confianza de las encuestas) la diferencia entre la intención de voto obtenida en la encuesta para un candidato y la realidad es de menos del 3% (margen de error). O sea, casi todas deberían estar cerca de la realidad.

La última encuesta de CAPLI (3 al 12 de marzo) le da 59,9% a Mario Abdo y 27,8% a Efraín Alegre. La de ATI (5 al 12 de marzo) le da 42,2% a Mario Abdo y 44,2% a Efraín Alegre. También difieren en la tendencia hacia las elecciones. Para CAPLI la diferencia a favor de Abdo es creciente, mientras que para ATI es Alegre quien mejora con el tiempo. Ambas están lejos una de otra, muy por fuera del margen de error. Por ello, podemos decir que uno de los dos encuestadores (o los dos) no está haciendo bien su trabajo, lo cual implicaría algo peor, tal como sugerimos al final del artículo.

¿A quién creer? Supongo que depende de cada uno, pero particularmente encuentro muy llamativa la encuesta de CAPLI.

De la encuesta de CAPLI llaman la atención las siguientes estimaciones: 1) En senadores se da un llamativo liderazgo importante del Frente Guasú (como lista más preferida). 2) Los partidos tradicionales, la ANR y el PLRA, tienen escaso apoyo. Aunque las preferencias estimadas en las encuestas sean bajas porque hay varios indecisos, si asignamos estos indecisos proporcionalmente a cada lista de acuerdo con el peso que las encuestas les asignan, tenemos esto:

Tabla 1. Votos obtenidos en la Cámara de Senadores y proyecciones de las encuestas

ATI CAPLI
2003 2008 2013 Proyección Proyección
ANR 32.93 27.23 35.94 34.21 19.43
ANR+UNACE 46.6 45.21 39.71 37.92 21.44
PLRA 24.27 27.1 24.43 20.69 9.19
Otros/blancos/nulos 29.13 27.69 35.86 41.39

69.38

Con relación a la estabilidad de votos a senadores en partidos tradicionales, los datos de ATI parecen ser mucho más consistentes con la tendencia histórica de los partidos. Mientras tanto los de CAPLI hablan de una verdadera revolución en la cámara de senadores, perdiendo la ANR y el PLRA más de la mitad de los votos obtenidos en el 2013, y el resto de los partidos duplicando su participación.

En referencia a la dependencia de la ANR en votos propios, también es llamativo en la encuesta de CAPLI la baja dependencia de la ANR en comparación a elecciones anteriores:

Tabla 2. Dependencia de la ANR (o ANR+UNACE) en votos propios

ATI CAPLI
2003 2008 2013 Proyección Proyección
ANR 88.7 89 78.4 68 28.9
ANR+UNACE 92 86 85 75 31.9

Para CAPLI, los votos que obtendría Mario Abdo vendrían en un 28,9% desde la ANR y el resto de otros partidos (si usamos ANR+UNACE el ratio pasa a 31,9%). Para ATI, Mario Abdo obtendría un 68% de sus votos desde la ANR (y 75% para ANR+UNACE). Nuevamente, los números de ATI están mucho más cerca de los datos históricos.

Creer los números de la encuesta de ATI implica asumir que la elección del 2018 no será tan distinta a las elecciones pasadas, con cambios acorde a la tendencia histórica. Creer los números de la encuesta de CAPLI implica asumir una verdadera revolución electoral en el 2018 que rompe la tendencia histórica de manera drástica, donde la ANR y el PLRA perderán aproximadamente la mitad de sus senadores y la ANR, como nunca antes, obtendrá votos de partidos que tradicionalmente no han votado por ellos.

Las diferencias son llamativas y es prácticamente imposible que sean solo el resultado del azar. Esto sugiere que una de las dos (o las dos) está dibujando los números. Si pensáramos mal, las razones pueden ser varias, como desanimar a los electores, desalentar a financistas, polarizar las elecciones entre ciertos candidatos, preparar el terreno para un fraude, etc, y todas estas razones no persiguen el objetivo esperado de una encuesta. Es decir, si una encuesta afecta al comportamiento de las personas y su voto debido a que, bajo el supuesto manto de una “objetividad estadística”, presentan una realidad distorsionada por intereses ocultos,  esto constituye un problema grave para la democracia, ya que estaríamos ante un caso de manipulación al electorado. No olvidemos el papel del encuestador Taka Chase en las internas coloradas. Trabajó para los medios del grupo Cartes, publicó encuestas con un tamaño muestral enorme (unas 6.000 encuestas frente a las 1.300 a 1.600 de las otras) y sin embargo sus resultados favoreciendo a Santiago Peña (candidato de Cartes) fueron los más lejanos a los resultados finales (incluso en la boca de urna). Basados en cómo funcionan las encuestas bien hechas, cuesta no inclinarse por sospechar de otras cosas. Si esto pasó en elecciones internas, como ciudadanos y ciudadanas en una democracia, tenemos todo el derecho de sospechar que en las generales, donde mucho más está en juego, puede pasar lo mismo con otras empresas encuestadoras.

Estamos viviendo una posible era de manipulación de encuestas y no sabemos qué intenciones finales tienen sus responsables. Lo cierto es que buscan influir de forma indebida en las elecciones. Lo mejor que podemos hacer para desenmascarar al que no hace bien su trabajo es ir a votar basándonos en nuestra consciencia y no en lo que dicen las encuestas. Y además, elevar nuestra comprensión sobre cómo funcionan para ser más rigurosos y rigurosas a la hora de comprenderlas y usarlas de referencia para nuestras preferencias electorales.

 

Foto de portada: https://www.lanacion.com.py/politica_edicion_impresa/2017/11/28/santiago-pena-marca-distancia-en-la-carrera-por-la-nominacion/

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