Por Pablo Daniel Magee*
Cuando llegué a Paraguay, parecía que tenía un largo camino por delante. Mis días estaban divididos entre el Palacio de Justicia, donde debía estudiar las cuatro toneladas de archivo de la Operación Cóndor puestas bajo la protección de la UNESCO; y las entrevistas con el doctor Martín Almada y los testigos de la dictadura. Paraguay sigue ostentando el récord de la dictadura más larga de Sudamérica, sostenida por la ira del general Alfredo Stroessner entre 1954 y 1989. De hecho, el archivo que se conserva en el Palacio de Justicia no es el de la Operación Cóndor per se. Son los archivos de la dictadura de Alfredo Stroessner, que incluyen documentos relacionados con la Operación Cóndor: así que encontrarlos era mi principal intención. Afortunadamente, muchos académicos y periodistas habían hecho ya parte de ese trabajo, pero en cuatro toneladas de archivos sólo parcialmente escaneados, y conservados en condiciones bastante precarias (por no decir algo peor), el desafío era enorme. Me animé a hacerlo, sobre todo por lo gratificante que resultaba cada joya con la que tropecé durante mi búsqueda. La nota del director del FBI, Clarence M. Kelly, deseando al peor torturador del Paraguay una muy Feliz Navidad “llena de todas las cosas buenas que sinceramente se merece”, ¡fue particularmente increíble! Luego, por supuesto, vino toda la parte de revisar casos de niñas de 12 años cortadas en pedazos porque eran parte de la guerrilla comunista… pero no vayamos ahí. Tuve pesadillas suficientes como para todos ustedes.
Volviendo a nuestro tema, las cosas se pusieron particularmente interesantes para mí, como guevarista convencido, cuando me encontré con los archivos número 00019F 1269 y 00019F 1270.
Los documentos son los siguientes:
Policía de la Capital
Lunes 3 de octubre de 1966
Informe confidencial N° 374
Al Jefe del Departamento de Investigaciones de Asunción
Tengo el honor de dirigirme a usted para llamar su atención sobre un informe recibido a la 1 de la madrugada de hoy, lunes 3 de octubre.
(…) ERNESTO CHE GUEVARA ABANDONÓ EL ESTADO DE CORUMBA (BRASIL) ESTE JUEVES 29 DE SEPTIEMBRE BAJO LA IDENTIDAD FALSA DE OSCAR FERREIRA. ACTUALMENTE SE ENCUENTRA A BORDO DEL BARCO VICTORIA DOS PALMARES. POSIBLEMENTE LLEGUE A ASUNCIÓN ESTE LUNES 3 DE OCTUBRE AL AMANECER Y TIENE UNA MISIÓN. FIRMA: JEFE DEL SERVICIO SECRETO DE BRASIL, MAYOR PASCUAL.
En estas circunstancias, el funcionario que recibió el informe se dirigió personalmente al funcionario de guardia de la Dirección General de Puertos para comprobar la futura llegada de la embarcación. Resulta que el barco había llegado el domingo 2 de octubre a las 14 horas. Entre las 7 personas que figuraban en el manifiesto, encontró a un OSCAR FERREIRA, Sexo: Varón, de nacionalidad paraguaya, 45 años de edad, casado y vendedor. La orden de captura fue enviada a todas las patrullas y pueblos cercanos.
BENITO LÓPEZ PERÉZ, Insp. Mayor
Oficial de Guardia.
ESTO es algo que no se encuentra todos los días. Una rápida verificación en Internet me permitió saber que estos documentos habían sido encontrados previamente, pero que la presencia del Che en Paraguay nunca había sido demostrada con seguridad.
Al estar abrumado por muchas otras pistas relacionadas con mi investigación más directa, dejé de lado estos informes, pero nunca dejé de pensar en ellos, lo que resultó útil cuando entrevisté a un hombre llamado Doctor Alcides Molinas. Un hombre muy especial. Bajo la dictadura, fue detenido y torturado más de cien veces. De hecho, la policía llegó a llamar a su puerta disculpándose por tener que apresarlo una y otra vez: un verdadero revolucionario. Al final de nuestra larga entrevista, probé suerte: “¿Has oído alguna vez que el Che Guevara vino a Paraguay?”, pregunté, y respondió:
“¡Ah, sí! Recuerdo una vez, yo estaba aguardando una sesión de tortura, cuando un capitán entró corriendo en la comisaría e insistió en que le dieran hombres de inmediato para ir a detener al Che Guevara, que estaba cenando sólo en el Rosedal, un restaurante muy popular de Asunción. Recuerdo que también dijo que el Che estaba fumando una pipa. Su coronel se le rió en la cara diciendo que no había ninguna posibilidad de que el Che estuviera aquí, y menos aun fumando una pipa cuando era un hecho público que le gustaban los puros. Pero yo sabía algo que ellos no sabían: los indígenas guaraníes le habían dicho al Che que usara amba’y para el asma. Es una planta. Sin embargo, a diferencia de los indígenas que inhalan su vapor, el Che lo fumaba en pipa. Así que en cuanto aquel capitán sacó a relucir la pipa, supe que era muy probable que aquel hombre hubiera visto realmente al Che Guevara”.
¡Qué testimonio para los oídos! Para entonces, mi teléfono estaba intervenido y mi ordenador había sido atacado varias veces. También había recibido amenazas muy directas sobre mi trabajo por teléfono y en la calle. ¡Estudiar el Operativo Cóndor sigue siendo un tema delicado en Asunción del Paraguay!
Un par de años más tarde, cuando esa pista se había enfriado y casi me había olvidado de ella, un amigo me llevó a la casa del Doctor (¡sí, otro más!) Joel Filartiga. Puede que no hayas oído hablar de él, pero en su país, el Doctor Filartiga es una leyenda. De hecho, Hollywood hizo una película biográfica sobre su vida llamada One man’s war, y el actor que interpreta el papel no es otro que Anthony Hopkins. Este hombre y yo mantuvimos una larga conversación al final de la cual tuve una inspiración repentina: “Señor, ¿alguna vez escuchó que el Che podría haber venido a Paraguay en algún momento? – ¡Claro!”, me contestó, “¡Soy yo quien lo recogió en el puerto cuando llegó!”. ¡Bingo! Pensé, mientras Filártiga continuó con lo siguiente:
“El barco llegó unas doce horas antes ese día, así que el Che llegó aquí un domingo. Vino con un pasaporte paraguayo falso, como vendedor de gafas de sol. Yo no estaba ‘entusiasmado’ porque las calles de Asunción estaban repletas, pero lo traje para que viera a Miguelito: un amigo en común que hacía un tráfico de revistas comunistas. Algunas, como Bohemia, venían directamente de Cuba. Este tipo conocía a la mayoría de los subversivos de Asunción. El Che quería saber sobre el potencial de una revolución en Paraguay. Luego, porque aún tenía cirugías que realizar esa noche, lo llevé al hotel de un amigo, el Majestic, en la Avenida Quinta y Estados Unidos, y le recomendé que fuera a comer al Rosedal -¡doble Bingo! -, un lugar muy popular en aquella época Pero todo se descompuso cuando le pareció haber sido reconocido por un policía -¡triple Bingo! –, y le ayudé a huir de la ciudad antes de medianoche, hacia el norte del país”.
¿Documentos confidenciales del servicio secreto y testimonios de dos fuentes distintas de gran credibilidad, entrevistadas con dos años de diferencia? Eso es lo que se llama una potencial primicia de oro.
¿Qué hay de mi tío el Che, dirías vos?
A estas alturas de la historia, es posible que siga varado en algún lugar entre el Chaco paraguayo y Bolivia…
¡Pero ya llegaremos a esa parte!
* Escritor, periodista, guionista y dramaturgo francés, autor de la novela de no ficción Opération Condor, Un homme face à la terreur en Amérique latine, Saint Simon, 2020, 378p. ISBN 978-2-37435-025-7
Ilustración de portada (realizada para la versión original en inglés): Roberto Goiriz.
Traducción del artículo original (en inglés) al castellano: Grizzie Logan