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Mi tío el Che (Parte III)


Por Pablo Daniel Magee*

Uno no quiere precipitarse y sacar conclusiones indebidas cuando se pasa ocho años escribiendo un libro. Aunque todos los datos sobre el Che Guevara que había reunido hasta entonces parecían bastante convincentes, todavía tenía que pasar por una exhaustiva comprobación de los hechos antes de anunciar al mundo que el Che había pisado tierras paraguayas. Quienes conocen la historia del Che saben que creció cerca de Paraguay, y que las primeras conversaciones políticas que escuchó fueron sobre la injusticia de la Guerra del Chaco, cuando Bolivia, financiada por empresas privadas estadounidenses, invadió Paraguay para hacerse con la región del Chaco donde, supuestamente, había petróleo. Este acontecimiento está en el centro de la conciencia política del Che. Por lo tanto, no es descabellado pensar que en algún momento antes de su propia incursión revolucionaria en Bolivia, hubiera querido saber si, en caso de éxito, podría haber seguido liberando Sudamérica a través de Paraguay, que siempre fue un centro geoestratégico tanto para la URSS como para Estados Unidos durante la guerra fría.  

Pero (es que siempre hay un pero ¿no?) mi viejo amigo Pierre Kalfon, autor de la primera biografía sobre el Che que yo había leído, ubica al Che en Cuba en las fechas en que los documentos del Servicio Secreto de Brasil lo ubican camino a Paraguay. Sin embargo, Castañeda, autor de la segunda biografía que había leído sobre el hombre, informa que el general Alfredo Ovando, encargado de tratar con el Che Guevara en Bolivia, estableció que el Che entró solo en Bolivia justo en esas fechas. Saber que Filartiga condujo al Che hacia el norte de Paraguay era sólo un paso para deducir que mi teoría se sostenía, y que el Che había seguido esta ruta hacia Bolivia antes de volver a Cuba e iniciar el viaje que lo llevó a él y a su gente para encontrar su fatal destino en tierras bolivianas. Además, muchas otras biografías del Che informan que, exactamente en esa época, no hay rastros oficiales del revolucionario, y muchas personas que él conocía creían haberlo visto en Argentina. Por lo tanto, el panorama histórico era lo suficientemente impreciso como para considerar probar mi teoría.  

Fue entonces cuando me puse en contacto con el hermano del Che Guevara, Juan Martín Guevara, para pedirle que se reuniera conmigo en Argentina. Tengo que decir que me puse un poco incrédulo cuando llegó la respuesta: sí, se reuniría conmigo en Buenos Aires el 3 de octubre de 2016. Es decir, en fin, le pedí una entrevista, pero creo que nunca imaginé que aceptaría. Piénsalo por un momento: Estaba a punto de conocer al hermano pequeño del mito cuya cara tenía en la pared de mi habitación desde los 14 años. Pero ese no es el punto.  

Esto es lo que sucedió (aquí destaco las partes relevantes, ya que la entrevista duró más de tres horas):   

Pablo – Estoy escribiendo un libro sobre la Operación Cóndor y Martín Almada, y en base a hechos que he descubierto estos últimos años, me gustaría dedicar un capítulo a tu hermano. No sé si conoces estos documentos que llegaron a mis manos. ¿Puedes echarle un vistazo?  

Juan Martín – Por supuesto. (Estudia los documentos). Bueno. Es muy difícil de establecer porque mucha gente dice que el Che estuvo por toda Sudamérica en esa época. Pero en realidad es la primera vez que veo documentos del servicio secreto sobre estas fechas. Es decir. ¿Quién sabe por dónde entró a Bolivia por primera vez? Alguien debe saberlo. Tal vez Fidel (Castro), tal vez alguien en Cuba, o gente que luego viajó con él. El caso es que si alguien hubiera sabido de antemano por dónde iba a entrar, nunca hubiera pasado. Hay que tener en cuenta que buscaban a mi hermano por todas partes. Yo tenía entonces una biblioteca en Buenos Aires, donde venía gente de todo el mundo. Era una mezcla de movimientos, algunos armados, otros no, y algunas personas muy importantes me dijeron que mi hermano ya estaba en Sudamérica. Que había salido de Cuba en 1966.   

Pablo – Sí, pero el historiador Pierre Kalfon lo sitúa en Cuba en esa época.  

Juan Martín – Sí, he leído su libro. Pero es imposible que haya localizado a mi hermano con exactitud. Mucha gente lo tiene en diferentes lugares de Argentina. Mi primo me juró toda la vida que vio al Che exactamente donde dicen sus documentos, exactamente en esas fechas. Nunca le creí pero ahora que veo estos documentos… ya sabes, con mi hermano, todo es posible. También tengo otro primo que me juró que habló con mi hermano en Argentina en 1966. Es como si la gente quisiera haber estado con él.  

(Le explico mi investigación y las entrevistas que me llevaron a pensar que el Che estaba en Paraguay) 

Juan Martin – Lo que me llama la atención es que este policía dice que lo reconoció. Y en ese momento, el Che probablemente ya se había sometido a la cirugía plástica. Así que habría estado irreconocible, más aún para alguien que no lo conociera.  

Pablo – Sí, pero hay que tener en cuenta que ésta es sólo su primera incursión en Bolivia. Kalfon, por ejemplo, menciona que la operación se realizó justo antes de partir para el último viaje a Bolivia. Después de eso.  

Juan Martín – Mira Pablo. Para mí está claro que tienes suficientes elementos para defender una tesis sobre la forma en que mi hermano entró a Bolivia y, de hecho, es importante que lo hagas. Es importante porque, por un lado, sólo hay dos formas en que mi hermano pudo haber entrado a Bolivia. Y es por el Norte de Argentina o por Paraguay. Yo conozco el Norte de Argentina y te puedo decir desde ya que no es el lugar que querrías elegir. Así que la tesis paraguaya es más que probable. Además, el archivo cubano que llevaba la cuenta de todo esto probablemente esté en la mesita de luz de Fidel (Castro), y el día que se muera, desaparecerá. Cuba no tiene esa política de desclasificación de archivos. El día que Fidel se vaya, se irán con él-.

 Después de nuestro encuentro, con la idea un tanto desesperada de que, al final, probablemente nunca sabremos la verdad, acompaño a Juan Martín a su parada de autobús. Allí, el hombre me abraza y me susurra al oído: “Gracias hijo. Has hecho una gran labor por la memoria de mi hermano”.  

 Más tarde, ese mismo día, tendría al teléfono a mi madre, la revolucionaria escritora, y le contaría lo de la entrevista. “Pero espera un momento”, me respondía, “¡te ha llamado hijo! Si Juan Martín es tu padre en la Revolución, eso hace que el Che sea… ¡tu tío!”.

* Escritor, periodista, guionista y dramaturgo francés, autor de la novela de no ficción Opération Condor, Un homme face à la terreur en Amérique latine, Saint Simon, 2020, 378p. ISBN 978-2-37435-025-7

Ilustración de portada (realizada para la versión original en inglés): Roberto Goiriz.

Traducción del artículo original (en inglés) al castellano: Grizzie Logan  

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