Jorge Rolón Luna *
A fines del año pasado publicábamos una serie de artículos donde analizábamos el fenómeno del sicariato desde sus aspectos conceptuales, jurídicos, criminales y agregábamos sus inéditos aspectos cuantitativos. Los números del sicariato nos mostraban esa falla multiorgánica de nuestro sistema político.
Con base en una recopilación de episodios de homicidios por encargo durante los años 2020 y 2021 era observable ab initio que sin finalizar el año 2021 (a octubre) ya se superaban las cifras de ataques, muertos y heridos del año anterior.
Sosteníamos que existía una clara tendencia alcista en el fenómeno y que ello no se detendría sino que más bien empeoraría.
El año cerró con números aún más altos puesto que los noviembre y diciembre siguieron la tendencia de violencia y letalidad registrada previamente. Hubo aún mayores aumentos en todos los aspectos que veníamos midiendo: episodios, fallecidos, heridos, víctimas (muertos y heridos).
nuestra sociedad es conmovida “por el estruendo del brutal asesinato del día”, pero detrás de los casos que provocan clamor popular, el sicariato -ese síntoma terrible del crimen organizado en asociación con secciones capturadas o pactistas del Estado- provoca un goteo de muerte, dolor, huérfanos y terror que también asesina a la vida social y a la democracia.
En primer lugar, consideremos los ataques de sicarios: en el 2021 se registraron 180, un incremento de nada menos que el 32% con relación al año 2020 (Figura 1).
Figura 1. Comparativo de cantidad de ataques de sicarios 2020/2021
Frente a las 179 víctimas (incluye muertos y heridos) de 2020, en 2021 tuvimos 219, un aumento del 22% (Figura 2).
Figura 2. Comparativo de víctimas (fallecidos y heridos) de sicariato 2020/2021.
La letalidad de los ataques de sicarios tuvo a su vez, un aumento importante. De 140 víctimas mortales en 2020, se pasó a 175 en 2021, un aumento del 25% (Figura 3).
Figura 3. Comparativo de fallecidos por sicariato 2020/2021
Los ataques de sicarios también dejan heridos; en 2020 hubo 33 personas heridas mientras que en 2021 40, un aumento del 31% (Figura 4).
Figura 4. Comparativo de heridos por sicariato 2020/2021.
Cualquiera sea la variable que tomemos en consideración, el aumento es espectacular, lo cual prueba, insistimos, la existencia de un fenómeno asentado y en importante crecimiento.
Si, a su vez, consideramos los datos relevados del recientemente finalizado mes de enero, la conclusión es similar: el sicariato crece y no se detiene EN SU CRECIMIENTO. Esto se destaca por dos razones: primero, enero de 2022 ha sido más violento y mortífero que enero de 2020 y de 2021 (en episodios -Figura 5-, víctimas -Figura 6-, fallecidos –Figura 7); y, segundo, ha superado al mes más letal y violento del año anterior (octubre/2021: 22 episodios, 25 fallecidos, 7 heridos).
Figura 5. Comparativo de episodios de sicariato enero 2020/2021/2022
Figura 6. Comparativo de víctimas de sicariato enero 2020/2021/2022
Figura 7. Comparativo de fallecidos por sicariato enero 2020/2021/2022
Como señalamos en una entrega anterior, nuestra sociedad es conmovida “por el estruendo del brutal asesinato del día”, pero detrás de los casos que provocan clamor popular, el sicariato -ese síntoma terrible del crimen organizado en asociación con secciones capturadas o pactistas del Estado- provoca un goteo de muerte, dolor, huérfanos y terror que también asesina a la vida social y a la democracia.
* Investigador independiente, docente, escritor, autor del libro de relatos “Los sicarios”.
Diseño de imágenes: Lissette Salguero
2 thoughts on “Enero 2022: furioso y mortífero”