Elecciones 2023

¿Unidos o divididos? los dilemas de la oposición para el senado. Efectos de las listas cerradas y desbloqueadas en las candidaturas al Senado


Por Fernando Martínez Escobar

Entre las fuerzas políticas que componen la recientemente creada Concertación, existen básicamente dos posturas en relación a la conformación de las listas al Senado; una busca presentar una lista unificada y la otra mantener sus listas propias.

¿Qué deben hacer los partidos y fuerzas políticas? ¿Deben ir juntas en una sola lista o por el contrario les conviene presentar listas diferentes?

A priori, el efecto de las listas cerradas y desbloqueadas con voto preferencial en las elecciones municipales de 2021 de Paraguay permitió observar que, cuanto mayor es la competencia interna entre los miembros de una misma lista política, mayor es el número de bancas a la que la lista accede. Es decir, cuantos más votos traiga cada candidatura individual, en competencia contra el propio compañero o compañera de lista, mayores serán las posibilidades que ingrese un mayor número de miembros de la lista a la que representa.

De hecho, en las elecciones del año pasado, con las nuevas reglas electorales implementadas por primera vez, el Partido Colorado logró alcanzar el mayor porcentaje de bancas a concejales municipales de su historia. La tabla 1 muestra cómo la ANR logró el 62% del total de bancas disponibles a nivel nacional, superando en 10 puntos el porcentaje alcanzado en las elecciones municipales del 2015.

Tabla 1: Concejales de la ANR a nivel país

Fuente: Fernando Martínez Escobar con datos del TSJE y Arditi Benjamín (1992)

Una hipótesis que se puede entrever, para explicar el aumento de bancas para la ANR, es que cada persona escoge a un candidato de la lista, pero al mismo tiempo elige a todo el partido o lista, entonces, puede que al votante no le agrade una o varias candidaturas de la lista, pero como su candidata o candidato está dentro de esa lista, entonces vota a su candidato y, al hacerlo, también vota, lo quiera o no, a toda la lista, es decir al o los candidatos que no quería.

Por lo que, paradójicamente, contener o mantener, en una misma lista, a ofertas electorales opuestas puede llegar a ser electoralmente positivo para la lista. En términos de estrategia electoral, la competencia interna es una necesidad colectiva e individual al mismo tiempo.

Colectiva porque los escaños (o número de bancas) se distribuyen de manera proporcional a partir de la cantidad de votos obtenidos; e individual porque el orden inicial de la lista se reordena a partir de los votos de cada candidatura. Es decir, cada candidato tiene los incentivos para diferenciarse del compañero o compañera de lista trayendo propuestas distintas y focalizando su campaña en grupos o nichos suficientemente grandes como para permitirle asegurar una banca.

A su vez, la necesidad de diferenciación produce que el sistema electoral incentive la huida del centro o de espacios ya poblados por otras candidaturas y promueva un comportamiento político electoral que impulsa a las candidaturas a buscar territorios poco habitados o, dicho de otra manera, poco representados.

Al respecto, y dada la necesidad de diferenciación, las nuevas reglas electorales son también una oportunidad para que ganen bancas las reivindicaciones que hasta ahora no han logrado ocupar terreno en el campo electoral representativo e institucional. Por ejemplo, es una oportunidad para que candidatas o candidatos que promuevan leyes contra toda forma de discriminación, políticas de género o el matrimonio igualitario logren reunir tras sus candidaturas a un número importante de personas para acceder a bancas nacionales o, por el contrario, es también un incentivo para que las candidaturas se radicalicen en sus propuestas buscando el voto de espacios más corridos hacia la derecha. De hecho, algunos candidatos como Enrique Riera, ya han empezado a dirigir sus discursos hacia esos sectores. En este sentido, a Riera no le importa ser políticamente correcto o recibir golpes desde sectores más ubicados hacia el centro político, siempre y cuando pueda disputar el liderazgo de sectores que buscan medidas más conservadoras.

Ahora bien, en lo expuesto hasta acá, sobre la unificación de listas al Senado y sus efectos, la ANR no parece tropezar con muchos problemas e, incluso, si se toma como antecedente el resultado de las municipales, se puede entrever que en las elecciones al Senado sus números también podrían mejorar, basados en su fuerte competencia interna y la multiplicidad de sus propuestas. En cambio, por el otro lado, la oposición enfrenta dilemas de incentivos electorales contradictorios al momento de unificar sus listas al Senado. ¿Por qué?

Porque los partidos de la oposición se encuentran en posiciones de fuerza que muchas veces son diametralmente opuestas y esto hace que sus cálculos estratégicos también varíen. No es lo mismo formar una lista unificada para los partidos que ya tienen representación en la Cámara de Senadores, que para los partidos que no tuvieron representación en el 2018, o para movimientos que se están formando de cara a las elecciones de 2023. Ni siquiera es lo mismo para los tres partidos de la oposición con más bancas en el senado: el PLRA, el Frente Guasu o Patria Querida.

En el Senado, la gran fragmentación de propuestas electorales (de partidos o movimientos políticos) favoreció a los partidos con representación parlamentaria (y no solo a la ANR o al PLRA). En las elecciones de 2018 hubo 29 listas al Senado, de las cuales, 8 listas lograron representación. El cuadro 2 muestra cómo el 20% de los votos emitidos quedó sin representación; de estos votos, el 11% votó a fuerzas políticas que no obtuvieron representación alguna. Si las listas de estos partidos, sin representación, se hubieran unificado, entonces hubiesen obtenido 5 bancas. Por su parte los votos en blanco hubiesen obtenido 2 bancas con el 5%, los votos nulos 1 banca con el 3%. Finalmente, el UNACE se hubiese quedado sin bancas.

Además, en las elecciones de 2018, el 20% de los votos sin representación no quedó en el aire, sino que contribuyó a que los partidos con representación tuviesen un porcentaje mayor de bancas que de votos en relación a la participación total. De esta manera la ANR obtuvo 3 bancas más, el PLRA 2 bancas más, el Frente Guasu 1, el PDP 1 y el Partido Hagamos 1 más. En síntesis, las 8 fuerzas políticas fueron beneficiadas con una sobrerrepresentación porcentual sobre el total de participación.

Tabla 2: Porcentaje de votos versus porcentaje de bancas por partido

Fuente: Fernando Martínez Escobar con datos del TSJE

Si se observa la acción de las fuerzas políticas desde esta óptica, la unificación de las listas al Senado en una sola lista perfectamente podría tomar estos elementos como parte de la negociación, ya que, si bien una lista unificada de la oposición puede aumentar el número de bancas en el Senado para la oposición, al mismo tiempo las fuerzas políticas más grandes dentro de la Concertación no querrán perder el número de bancas ya obtenidas en el 2018.

las nuevas reglas electorales son también una oportunidad para que ganen bancas las reivindicaciones que hasta ahora no han logrado ocupar terreno en el campo electoral representativo e institucional. Por ejemplo, es una oportunidad para que candidatas o candidatos que promuevan leyes contra toda forma de discriminación, políticas de género o el matrimonio igualitario logren reunir tras sus candidaturas a un número importante de personas para acceder a bancas nacionales o, por el contrario, es también un incentivo para que las candidaturas se radicalicen en sus propuestas buscando el voto de espacios más corridos hacia la derecha.

En este sentido, el PLRA, al ser la segunda fuerza más grande del país, en general se beneficia en cada una de las elecciones sin necesidad de unificar las listas, en tanto que el Frente Guasu, quien también obtuvo una sobrerrepresentación en el 2018, cuenta en sus filas con un super elector como Fernando Lugo (por lo menos hasta ahora), quien por lo tanto recibirá votos suficientes para que el Frente Guasu acceda a unas cuantas bancas. En cambio, si el Frente Guasu va dentro de una lista unificada, los votos de Lugo se extenderán también hacia otras fuerzas políticas que integran la lista y no sólo hacia el Frente Guasu.

Por su parte, otras fuerzas políticas (como Patria Querida) ya han anunciado que presentarán una lista propia, en tanto que Katya González (Encuentro Nacional), Soledad Núñez, el Partido Hagamos y Despertar acaban de unificar sus listas para el Congreso que se llamará “Alianza Encuentro Nacional”. Decisión que va acorde con sus recursos de menor poder político institucional y por lo tanto más cercana al planteamiento de unificación de listas, explicado al inicio de este artículo.

Así que: ¿Unidos o divididos?

Imagen de portada: El Mundo.es

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