Partidos Políticos

Los actos que desmienten los discursos: el legado de Mario Abdo Benítez


Por Alejandro Aguilera*

Desde la asunción del presidente Santiago Peña, se ha convertido en rutina escuchar a los colegas de Honor Colorado acusar a la anterior administración de haber dejado una “pesada herencia”. Las acusaciones se esparcen desde supuestas deudas impagas hasta malversación de fondos y corrupción. Más aún, el diputado Yamil Esgaib hasta llegó al extremo de sugerir que Mario Abdo Benítez debería llevar una tobillera electrónica, equiparándolo con un delincuente con riesgo de fuga.

Sin embargo, es prudente tomarse un momento para reflexionar y ver más allá de las palabras. Si el panorama pintado sobre el gobierno de Abdo Benítez es tan negativo, ¿por qué tantos funcionarios de su administración no sólo se mantienen en sus puestos, sino que algunos han sido ascendidos?

Revisemos algunos nombres. Alfredo Mongelós, sigue de titular de SINAFOCAL; Juan Carlos Duarte, sigue como presidente de CONATEL; Felix Sosa, sigue como presidente de la ANDE; Édgar Ruiz, continúa como ministro secretario ejecutivo de la Secretaría de Desarrollo para Repatriados y Refugiados Connacionales; José Carlos Camperchioli, continúa como presidente de SENACSA; Cristina Gorawleski, continúa como presidenta de INFONA; y Manuel Ochipintti, sigue como presidente del Banco Nacional de Fomento.

El expresidente Abdo Benítez, a pesar de la campaña mediática en su contra y de los intentos de desprestigiar su legado, puede sentirse respaldado por los hechos. Porque, a pesar de las críticas, los nombramientos y reubicaciones de sus colaboradores en el nuevo gobierno envían un mensaje claro: se hicieron cosas bien.

La lista es más larga. Juan Rafael Caballero, que fue director general de Gabinete del ministro de Industria y Comercio, pasó a ser viceministro de Justicia; Óscar Stark, pasó de viceministro de Transporte a viceministro de Comercio; Amanda León, exgerente de BNF pasa a ser Presidente del Consejo Directivo del Crédito Agrícola de Habilitación; Stella Marys Guillén, exmiembro del directorio de la AFD ahora es presidenta de la AFD; Marco Elizeche, viceministro de administración financiera del Ministerio de Hacienda pasó a viceministro de administración financiera en MOPC; Guido Benza actual viceministro de transporte, era el director general del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social; Lilio Cardozo, exdirector general de auditoría interna del Ministerio de Defensa, es el actual viceministro de Defensa.

Finalmente, la lista puede continuar con Adriana Ortiz, antes directora del Instituto Paraguayo de Artesanía, actual ministra de Cultura; Óscar Lovera, exmiembro titular del directorio del BNF, actualmente viceministro de administración financiera del Ministerio de Hacienda; Francisco Ruiz Díaz, exviceministro de industria, actual presidente del Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert); Carlos Pereira, exministro Urbanismo, Vivienda y Hábitat (MUVH), ahora miembro del consejo de IPS; Oscar Orué, de viceministro de la Subsecretaría de Estado de Tributación, pasó a director Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT); y Walter Emilio Gutiérrez Cabrera, actual ministro de la Niñez y la Adolescencia (Minna), era viceministro de Planificación, Programas y Proyectos del Minna.

Como se puede ver, esta larga lista de ex funcionarios del gobierno anterior en el nuevo gobierno es un desmentido contundente de la retórica despiadada contra el expresidente Abdo Benítez. Si realmente su gobierno fue tan nefasto, ¿por qué hay una revalidación tan evidente de sus funcionarios en la nueva gestión?

Tal vez lo que realmente está en juego aquí es una puesta en escena, una simple estrategia política que busca justificar la inherente dificultad de gobernar. Pero los actos hablan más que las palabras. La reivindicación de la administración de Marito, a través de la ratificación y promoción de sus excolaboradores, demuestra que no todo fue malo. Como en todo gobierno, hubo errores, pero también logros indiscutibles.

Lo que vemos aparecer es un gastado discurso en nuestra historia política reciente, que atribuye la responsabilidad de todo lo malo a los presidentes, mientras que todo lo bueno a algunos de sus ministros. Según este discurso, estos funcionarios se habrían mantenido impermeables a la política, como si fuera que la gestión pública que les correspondió no estuvo conducida y garantizada por los gobernantes, y como si sus buenas gestiones solo se explican por algún tipo de conocimiento técnico.

El expresidente Abdo Benítez, a pesar de la campaña mediática en su contra y de los intentos de desprestigiar su legado, puede sentirse respaldado por los hechos. Porque, a pesar de las críticas, los nombramientos y reubicaciones de sus colaboradores en el nuevo gobierno envían un mensaje claro: se hicieron cosas bien.

En tiempos donde los discursos se construyen con rapidez y se buscan distracciones para no afrontar las verdaderas problemáticas, es vital para la ciudadanía no perder la perspectiva. Porque, al final del día, como bien dice el refrán popular, “los hechos hablan más que las palabras”. Y en este juego político, Marito podría mirar al actual gobierno y, con una sonrisa, decir: “solo falto yo”.

* Diputado Nacional 2023-2028

Imagen de portada: Cámara de Diputados de Paraguay

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