Internacionales

La Derecha en el país de la “ancha avenida del medio”


Por Marcos Pérez Talia*

Este domingo 22 de octubre, la República Argentina va a celebrar sus décimas elecciones presidenciales desde el retorno de la democracia en 1983. Para el efecto, se aplicarán las reglas electorales de la reforma constitucional de 1994, que estableció el voto directo y la realización de una segunda vuelta en noviembre si ningún candidato alcanza el 45 % de los votos o más de 10 puntos de diferencia si supera el 40 %.

Los tres principales candidatos presidenciales según las encuestas son Javier Milei de La Libertad Avanza; Sergio Massa del Peronismo y Patricia Bullrich de Juntos por el Cambio. Llamativamente dos de ellos (Milei y Bullrich) pertenecen al espacio ideológico de la derecha. En este artículo, quiero explorar las dinámicas de la derecha en la política argentina, que históricamente fue caracterizada por tener una “ancha avenida del medio”, en referencia a un espacio importante en el “centro” del espectro ideológico.

El 13 de agosto de 2023 se han realizado las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO), cuyos principales resultados se observan en la siguiente tabla 1.

Tabla 1. Principales resultados de las PASO (2023)

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la Cámara Nacional Electoral

Los resultados de las PASO (tabla 1) pintaron un escenario de tercios que ciertamente ahonda la incertidumbre sobre las elecciones generales del 22 de octubre de 2023. Si hacemos un sencillo ejercicio aritmético notamos que la columa de los porcentajes de los dos espacios de derecha (La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio) ronda el 60% de votos. Con la novedad, además, de que el que obtuvo más votos (Javier Milei) no pertenece a los espacios tradicionales de la política partidaria argentina. Esto marcó un nuevo cambio en el derrotero de la derecha en Argentina.

El juego político partidario de la Argentina durante gran parte del siglo XX estuvo estructurado entre la Unión Cívica Radical y el Peronismo. Durante este tiempo, el sistema partidario argentino, según Torcuato S. Di Tella, era una “fórmula incompleta” ya que el sistema disponía de fuerzas capaces de movilizar las clases medias y sectores populares, pero carecía de partidos de derechas capaces de contener electoralmente a las élites oligárquicas y a las clases altas. Con esa debilidad, quedaban siempre latentes los impulsos pretorianos y autoritarios.

Luego de la vuelta a la democracia en 1983, el bipartidismo “radical versus peronista” convivió con el surgimiento de terceras fuerzas, aunque sin capacidad de modificar el sistema. Pero, la profunda crisis del año 2001 trajo todo tipo de cambios en el país, y en el sistema de partidos no fue la excepción. Una vez superada esa crisis, el sistema político volvió gradualmente a ordenarse en una nueva dinámica competencia partidaria de dos caras, aunque esta vez entre el peronismo Kirchnerista y la derecha Macrista. De esta manera, quedaba configurada, al fin, una fórmula “completa” del juego político en los términos previamente citados de Torcuato Di Tella.

Ahora bien, que la “fórmula completa” se haya dado con el ascenso del macrismo no significa que anteriormente el radicalismo o el peronismo no hayan tenido expresiones de derecha. El menemismo en los años noventa seguramente sea la expresión más cabal de ello, ya que fue una expresión dominante del peronismo. Por otro lado, desde 1983 en adelante han pervivido y proliferado terceras fuerzas partidarias de derecha con capacidad de incidir, por coalición o por chantaje, en el sistema político. Tal fue el caso de Unión de Centro Democrático (UCEDE) de Álvaro Alsogaray a inicios de los años ochenta; el Movimiento por la Dignidad Nacional (MODIN) de Aldo Rico a inicios de los años noventa; el partido Acción por la República (APR) de Domingo Cavallo a mediados de los años noventa; o Recrear para el Crecimiento (RECREAR) de Ricardo López Murphy a inicios del presente siglo.

Esta existencia de fuerzas político-partidarias de derecha coexiste con una ciudadanía cuya identificación ideológica, como puede observarse en el siguiente gráfico 1, suele canalizarse en el centro.

Gráfico 1. Auto identificación de la ciudadanía argentina en escala política Izquierda – Derecha

Fuente: World Value Survey. Los valores expresados en la escala de 1 (izquierda) a 10 (derecha) fueron recategorizados de 1 a 3 para la izquierda, de 4 a 7 para el centro y de 8 a 10 para la derecha.

Los datos del gráfico 1 muestran que el centro ideológico está cómodamente establecido periodo tras periodo, superando con creces tanto a la izquierda como a la derecha. Sin embargo, los datos también muestran que existe sostenidamente una ciudadanía que se autoidentifica con la derecha, y que incluso en el último rango temporal (2017-2022) casi triplica a la izquierda (22% de derecha frente al 8% de izquierda). Ahondando un poco más en el análisis podríamos señalar que estos porcentajes permiten distinguir entre expresiones de derechas que sistemáticamente emergieron como terceras fuerzas —sin entrar en disputa por el centro político que arrebataban radicales y peronistas— y fuerzas de derecha que consiguieron acceder al gobierno gracias a coaliciones que iban desde el centro a la derecha, como Cambiemos en 2015, por ejemplo.

El juego político partidario de la Argentina durante gran parte del siglo XX estuvo estructurado entre la Unión Cívica Radical y el Peronismo. Durante este tiempo, el sistema partidario argentino, según Torcuato S. Di Tella, era una “fórmula incompleta” ya que el sistema disponía de fuerzas capaces de movilizar las clases medias y sectores populares, pero carecía de partidos de derechas capaces de contener electoralmente a las élites oligárquicas y a las clases altas

En definitiva, desde la recuperación democrática en 1983, la preocupación por los derroteros de la derecha argentina ha sido una constante entre muchos análisis políticos, especialmente ante el temor (infundado o no) de un nuevo empate político partidario que —ante la ausencia de una “fórmula completa” en términos de Di Tella— derivase en una regresión autoritaria. Afortunadamente, echando un vistazo rápido a la era democrática post 1983, es posible observar la capacidad de metamorfosis de la derecha argentina para comprender la centralidad del juego electoral en la contienda democrática.

Los datos del gráfico 1 muestran que hay espacio suficiente para crecer hacia la derecha e incluso “robar” del centro para así conformar un espacio de derecha que no sólo sea testimonial, sino también un vehículo para acceder al gobierno. Esta hipótesis parece tener verosimilitud viendo los resultados de las PASO de agosto pasado. Aunque, naturalmente, habrá que aguardar los resultados de las generales y del eventual balotaje.

Imagen de portada: La Izquierda Diario

*Este artículo es un avance del capítulo de libro titulado “Right-Wing Political Parties in Argentina (1983–2022)” que hemos escrito con el politólogo rosarino Juan Lucca, para la obra colectiva “Argentina’s Right-Wing Universe During the Democratic Period (1983–2023) Processes, Actors and Issues” editada por Gisela Pereyra Doval y Gastón Souroujon, a ser publicada en diciembre de 2023 por Routledge Editorial.

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