Sicariato

Evolución del sicariato en 2023: un primer resumen de datos con sorpresas.


Por Jorge Rolón Luna*

El primer día de enero de 2023 un taller mecánico fue intencionalmente incendiado en el municipio de Naranjal, ubicado en Alto Paraná. De acuerdo con un relato periodístico, cámaras del lugar registraron cuando un hombre enmascarado roció con combustible el lugar para luego prender fuego y huir. Ese mismo día, en Alto Verá, Benigno Báez se encontraba frente a su domicilio a las 21:50 cuando dos sujetos arribaron al lugar en una motocicleta y lo balearon produciéndole la muerte, sin robar nada ni intentar hacerlo; el clásico “hit and run” que caracteriza al sicariato. No fueron los únicos casos ocurridos ese día. Pero sirven para resumir parte de lo que fue el año 2023: sicarios que amenazan, advierten (de la peor manera) o matan. Este ejercicio de violencia para eliminar enemigos o quienquiera que se equivoque, disciplinar socios, cobrar incumplimientos o deslices, también ha marcado el año. Sin embargo, los datos que presento en este artículo muestran que el año 2023 ha sido un año de disminución de ataques, lo cual marca una ruptura con la tendencia a los aumentos que se dieron entre 2020 y 2022.

A pesar de la disminución de casos de sicariato en el año, el 2023 siguió siendo un año de mucha violencia en este aspecto de la violencia homicida. De entre los tantos casos, algunos sobresalen por su espectacularidad. Uno ha sido el asesinato de Ederson Salinas en el estacionamiento de un supermercado ubicado en plena Asunción. Salinas fue mano derecha del asesinado capo Jorge Rafaat (2016). Otro fue el asesinato del hijo del supuesto y afamado narcotraficante “Gringo” González, muerto en pleno centro de Pedro Juan Caballero. También hubo hechos llamativos, que no llegaron a capturar la atención pública, como el que ocurrió en la comunidad indígena Pa’i Renda Chirú Poty, en el departamento de Amambay. Los indígenas indicaron al diputado colorado Eulalio Gómez de ser el mandante de la muerte de Porfirio Benítez Romero, de 25 años, quien recibió 40 tiros de armas de guerra el día 8 de octubre. Esta comunidad se encuentra en una zona reconocida por el narcotráfico, donde las muertes de indígenas no son extrañas, dado que más indígenas cultivan marihuana, lo cual se explica por su vulnerabilidad, que los hace más propensos a la explotación y extorsión por los narcotraficantes.

Antes de entrar a los datos de casos de sicariato en 2023 y su comparación con los de años anteriores, una precisión: entendemos por “caso”, todo ataque a personas o propiedad, con intención de matar, amedrentar, amenazar, advertir, utilizando extrema violencia, por parte de personas que realizan este tipo de actividades de manera profesional. La definición incluye acribillamientos de casas y comercios, incendios provocados o ataques con explosivos a la propiedad de las víctimas de los ataques.

Ahora mostraré los principales datos cuantitativos. Es observable que luego de dos años de aumentos espectaculares, el año 2023 muestra un descenso. Sin embargo, vale notar que tal disminución se sitúa aún por encima de los casos de sicariato registrados en 2020.

Gráfico 1. Número de casos de sicariato por año (2020-2023)

Fuente: elaboración propia, con base en datos de fuentes abiertas.

El 2023 también ha sido un año de reducción del número de víctimas de estos ataques, entendidas éstas como cantidad de personas que resultan muertas o heridas. Los datos muestran que hubo un crecimiento notorio entre el 2020 y los años 2021 y 2022, para disminuir en el 2023.

Gráfico 2. Víctimas de ataques por sicarios (2020-2023)

Fuente: elaboración propia, con base en datos de fuentes abiertas.

Respecto a la letalidad de los ataques, esta también disminuyó en 2023, pero ya venía disminuyendo en 2022 respecto al 2021.

Gráfico 3. Comparativo de fallecidos por ataques de sicarios 2020-2023.

Fuente: elaboración propia, con base en datos de fuentes abiertas.

El número de heridos, también decreció en 2023.

Gráfico 4. Comparativo de heridos por ataques de sicarios 2020-2023.

Fuente: elaboración propia, con base en datos de fuentes abiertas.

Finalmente, se puede resumir el año que acaba de finalizar como uno de disminución significativa de víctimas, fallecidos y heridos de sicariato respecto al año 2022. Esta disminución, sin embargo, no llega a colocar los números por debajo del año 2020. Por todo esto, no sirve para negar o descartar que el sicariato sigue siendo un fenómeno criminal importante, preocupante y revelador de nuevos patrones de violencia vinculados a la actividad de grupos criminales en el país.

La pregunta que surge inevitablemente es: ¿qué explica la disminución de los casos en 2023? Si bien los factores pueden ser varios, no se tienen evidencias de que haya sido debido a una política pública que combata al sicariato o al crimen organizado. Además, sabemos por experiencia que, desbaratada una organización, prontamente surge otra para ocupar el espacio vacío.

Otra explicación puede ser la tregua entre grupos criminales. Está demostrado que las treguas provocan disminuciones de los homicidios. Ya ocurrió, por ejemplo, en 2012, en El Salvador, cuando un pacto entre la Mara Salvatrucha y la Mara 18 redujo los homicidios en casi un 50%. Otro ejemplo se dio en Brasil en 2019, cuando el Comando Vermelho y el PCC renovaron una acuerdo que bajó la violencia. En Medellín, Colombia, también ocurrió algo parecido en 2003, cuando la hegemonía del llamado Don Berna y su agencia de sicarios permitió un acuerdo que desmovilizó a paramilitares y generó un periodo de mayor tranquilidad, conocido como “Donbernabilidad”.

Algo que no se debe dejar de considerar en estos eventos es que la disminución momentánea de violencia, no lleva a la desaparición de la violencia y mucho menos del negocio que la sostiene.

Tal vez nos encontremos en un periodo de tregua entre los grupos criminales que actúan en el país. O quizá sea un momento de “reacomodo” de los niveles de violencia, luego de dos años en los que el sicariato llegó a números terribles e inéditos. No hay que olvidar que mientras existan negocios ilegales, los pactos serán siempre momentáneos. Además, los grupos que se dedican al tráfico de drogas —contrariamente a lo que se piensa—, preferirán siempre no llamar la atención y evitar la violencia cuando ello sea posible. No suele ser buena para los negocios.

*Investigador independiente, ex director del Observatorio de Convivencia y Seguridad Ciudadana del Ministerio del Interior.

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