Por José Duarte y Shirley Gomez Valdez
El panorama educativo en Paraguay se enfrenta a transformaciones que exigen respuestas innovadoras. Desde la consolidación de la era post-industrial, las formas tradicionales de aprendizaje han entrado en un proceso de revisión constante ante las nuevas demandas de un mercado laboral dinámico y las crecientes expectativas de una sociedad globalizada. Al mismo tiempo, los avances en tecnologías como la inteligencia artificial están revolucionando los esquemas de competitividad laboral, cambiando tanto los empleos que los estudiantes buscan, como las habilidades necesarias para acceder a ellos. Se estima que, para 2025, la digitalización, los datos y la inteligencia artificial crearán hasta 97 millones de nuevos empleos y reemplazarán a 85 millones de los existentes.
Esta situación plantea desafíos para la educación superior en nuestro país. Entre 2018 y 2023, según los indicadores de ciencia y tecnología de Paraguay, la tasa de graduación de las carreras de grado aumentó un 13,36% (Ver Tabla 1). Esto muestra que muchos paraguayos y paraguayas siguen apostando a su formación universitaria. No obstante, estos estudiantes enfrentan importantes desafíos estructurales que limitan su permanencia y egreso, que en este artículo queremos abordar.
Tabla 1 – Cantidad de estudiantes matriculados en Paraguay, por nivel académico.
Nivel académico |
Año 2018 | Año 2019 | Año 2020 | Año 2021 | Año 2022 | Año 2023 |
Grado | 269.269 | 282.946 | 217.369 | 232.741 | 258.740 | 258.845 |
Maestría | 5.979 | 6.651 | 5.866 | 9.955 | 9.892 | 8.340 |
Doctorado | 763 | 838 | 649 | 1.252 | 1.659 | 1.388 |
Otros* | 13.306 | 22 | 11.012 | 10.966 | 12.463 | 11.013 |
Total | 289.317 | 290.457 | 234.896 | 254.914 | 282.754 | 279.586 |
* Corresponde a nivel académico de posgrado, como especializaciones, diplomados, etc.
Fuente: Indicadores de ciencia y tecnología (Conacyt, 2023).
La Encuesta Nacional a Estudiantes de Educación Superior (ENEES), realizada por el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) en 2024 revela que el 63,5% de los estudiantes de universidades e institutos superiores en Paraguay trabaja mientras estudia. Esta realidad no es solo un desafío; es también una oportunidad para revisar la relación entre trabajo y educación. Normalmente, podría verse al empleo como una barrera para la formación, ya que la necesidad y el tiempo que conlleva la actividad laboral resta espacio para la dedicación a los estudios superiores. Sin embargo, ¿por qué no comenzar a discutir las oportunidades formativas que el empleo puede aportar al proceso educativo?
Gráfico 1: Porcentaje de estudiantes matriculados en universidades o institutos superiores que trabajan
Base: estudiantes de universidades e institutos superiores (6.703 casos). Fuente: ENEES 2024
Algunos países, como por ejemplo España, Australia o Irlanda, han abordado esta situación implementado políticas de promoción de lo que se denomina microcredenciales. Las microcredenciales son certificaciones de los resultados de aprendizaje alcanzados o las habilidades desarrolladas por una persona durante un período de tiempo más corto que un título universitario o de posgrado normal. Son uno de los tipos de cursos postsecundarios de más rápido crecimiento actualmente; pueden ser cursos cortos que se integren tanto en la formación superior técnica o como componentes del plan de estudios o materias de los programas de educación superior existentes.
En este contexto, es posible que un proveedor de microcredenciales pueda evaluar la experiencia laboral previa de una persona para determinar si cumple con los resultados de aprendizaje de una microcredencial específica. Si la experiencia laboral se considera equivalente a los resultados de aprendizaje de la microcredencial, el proveedor podría otorgar la certificación correspondiente.
Entonces, ¿cómo podrían ayudar estas microcredenciales a los estudiantes que a la vez se encuentran activos laboralmente? Una opción que planteamos es la posibilidad de que un proveedor de microcredenciales pueda evaluar la experiencia laboral previa de una persona para determinar si cumple con los resultados de aprendizaje de habilidades específicas. Por ejemplo, un estudiante de grado de la carrera “administración de empresas” asalariado en el área de recursos humanos en una empresa, bien podría estar implementando en sus tareas diarias habilidades tales como análisis de datos o alguna de las llamadas habilidades blandas, por ejemplo, liderazgo o trabajo en equipo. A través de microcredenciales, dicho estudiante podría complementar sus estudios con cursos cortos que le ayuden a certificar estas competencias.
Otro ámbito donde las microcredenciales podrían tener un impacto significativo es en el de los estudiantes que buscan mejorar sus habilidades para fortalecer su posición en el mercado laboral. Sin importar el área de conocimiento en la que estén cursando sus estudios, la implementación de nuevas tecnologías ha aumentado la necesidad de que los universitarios adquieran un mayor conocimiento sobre temas como la inteligencia artificial, el cloud computing o la ciberseguridad. En este contexto, las microcredenciales podrían servir como un valioso complemento para el aprendizaje y el reconocimiento de estas habilidades, integrándose así en su formación terciaria.
El marco institucional hoy favorece las condiciones para las microcredenciales. La reciente Resolución Nº221/2024 del CONES (Consejo Nacional de Educación Superior), que introduce un nuevo sistema de créditos académicos en Paraguay, sienta las bases para integrar estas certificaciones dentro del subsistema de la Educación Superior. El sistema de créditos académicos es una forma moderna de medir, en términos de tiempo, el esfuerzo académico de un estudiante a lo largo de su carrera. Cada crédito refleja el trabajo necesario para completar una asignatura, diferenciando entre las horas de enseñanza guiada y el trabajo independiente del estudiante. Este sistema ofrece flexibilidad y permite ajustar la formación universitaria a distintos niveles, adaptándose a las demandas actuales.
Hoy en día, la idea de una educación limitada a un solo período de la vida está quedando atrás debido a los rápidos avances tecnológicos. La formación obtenida en una carrera de grado o posgrado puede no ser suficiente para enfrentar un mercado laboral en constante cambio. Por ello, la implementación de microcredenciales, que permiten adquirir habilidades específicas, se perfila como una estrategia útil para complementar el sistema de créditos académicos y fomentar la actualización continua de competencias en Paraguay.
El proyecto debe enfocarse en ofrecer oportunidades a personas adultas interesadas en actualizar sus conocimientos como parte del “aprendizaje a lo largo de la vida”.
Al margen de las posibles aplicaciones de esta propuesta, es esencial no caer en una visión reduccionista del concepto. Como bien señala el importante trabajo de Tara Fenwick, el aprendizaje en entornos laborales va más allá de la simple adquisición de habilidades técnicas. Las microcredenciales, por tanto, no deben limitarse a certificar competencias aisladas, sino que deben ofrecer una reflexión crítica sobre el entorno laboral y las condiciones en las que se produce el aprendizaje.
Así, la articulación entre microcredenciales y el sistema de créditos académicos puede fortalecer significativamente el vínculo entre la educación superior y el mercado laboral. Al permitir que las microcredenciales se integren dentro de un sistema de créditos académicos, se facilita la certificación de habilidades específicas y su reconocimiento formal en programas de estudio más amplios. Esto no solo aporta flexibilidad y personalización en la formación, sino que también potencia la empleabilidad y el desarrollo profesional de los estudiantes y trabajadores.
Con esta premisa en mente, la implementación de un sistema de microcredenciales en nuestro país tiene el potencial de ser una innovación técnica y una política pública estratégica que debería estar liderada por las más altas esferas gubernamentales, incluyendo al MEC, el CONES y la ANEAES. El CONES podría encargarse de establecer normativas que permitan la integración de las microcredenciales con los créditos académicos, mientras que la ANEAES garantizaría que estas cumplan con los estándares de calidad necesarios para su reconocimiento formal en el ámbito académico. Dado que el sistema debe responder a las necesidades del mercado laboral, un esfuerzo interinstitucional con el Ministerio del Trabajo y el Ministerio de Industria y Comercio sería fundamental para asegurar que las competencias certificadas se alineen con los sectores estratégicos de desarrollo del país.
Es esencial proponer que estas certificaciones no se limiten a estudiantes matriculados o egresados de instituciones de educación superior, sino que se extiendan a cualquier ciudadano. El proyecto debe enfocarse en ofrecer oportunidades a personas adultas interesadas en actualizar sus conocimientos como parte del “aprendizaje a lo largo de la vida”. La implementación de microcredenciales proporcionaría a Paraguay una vía concreta para modernizar su sistema educativo y alinearlo con las realidades tecnológicas y sociales actuales.
En un entorno laboral cada vez más transformado por la automatización y los avances tecnológicos, la flexibilidad y la capacidad de adaptación se vuelven factores críticos. Las microcredenciales no solo responderían a estos retos, sino que se constituirían en una apuesta estratégica para fortalecer un capital humano calificado y mejor preparado para enfrentar los desafíos del futuro.