Por Félix Sánchez* y Gustavo Codas**.
La oportunidad de celebrar los 150 años de la primera edición de El Capital. Crítica de la Economía Política de Carlos Marx permite rememorar una experiencia de la que fuimos parte y que creemos contribuyó con el proceso de la izquierda paraguaya: la formación de los Círculos de Lectura de “El Capital” hacia finales de la década del 70.
¿Cómo llega ese libro a nosotros? Publicado originalmente en alemán, no tenemos una historia de su recepción en nuestro país, ni registro de quiénes fueron sus primeros lectores. Raúl Fornet Betancourt y Michael Löwy han rescatado la recepción de la obra de Marx en el Río de la Plata y atribuyen al socialista argentino Juan B. Justo, a finales del siglo XIX, la primera traducción castellana en esta parte del continente. Eventualmente, la traducción más difundida fue la de Wenceslao Roces, de 1946, por el Fondo de Cultura Económica de México. En 1975 apareció la traducción de Pedro Scaron para Siglo XXI de México, que se consagró como la mejor de la referida obra. En los Círculos tuvimos acceso a esas dos versiones. Demás está decir que su circulación en el país estaba prohibida por la dictadura y que poseer un ejemplar era razón suficiente para ir preso. Así, tan solo leer el libro ya era un acto de lucha anti-dictatorial.
¿Qué llevaba a leer “El Capital” a finales de los años 70 en Paraguay, momento de mayor auge de la dictadura de Stroessner? En ese período hubo varios esfuerzos de militantes de izquierda por leer, estudiar y elaborar a partir de El Capital, de su método y su doctrina. La revista Síntesis, publicada por exiliados paraguayos, en México, y después en Suecia, entregaba artículos de análisis sobre la formación social económica paraguaya utilizando conceptos que eran resultado de su lectura. Otro esfuerzo fue el de José Carlos Rodríguez y un grupo del Banco Paraguayo de Datos. Finalmente, la tercera iniciativa fue la de los Círculos, experiencia de la cual formamos parte.
Su origen parece haber sido una iniciativa de Osmar Sostoa y Miguel Ángel Aquino, que se conocieron a través de Mercedes Soler. Miguel Ángel volvía de los Estados Unidos después de hacer una maestría adonde había tenido contacto con el trotkismo americano. Osmar venía de una experiencia de los 70 con jóvenes que se escindieron del febrerismo y había tenido contacto con el trotskismo morenista argentino. La veintena de militantes que compuso los Círculos reflejaba un reagrupamiento de náufragos de varios proyectos de izquierda que terminaron en los 70 y de gente que comenzaba su militancia. Que la iniciativa de formar un grupo político, en aquella coyuntura tan difícil, tuviera como punto fundacional el acuerdo prioritario de leer de “El Capital” reflejaba un balance crítico que teníamos de la producción teórico-política de las izquierdas paraguayas en aquel período, que hacía necesario comenzar de nuevo en términos teóricos.
El acuerdo era leer la obra de Marx por ella misma, sin recurrir a manuales de apoyo, guías, o a adhesiones previas a determinadas corrientes. Además, acordamos leer sin atajos, comenzando desde los prólogos del autor. Cada semana un-a militante asumía la exposición del contenido de un título (de los que se divide cada capítulo) e íbamos rotando, haciendo un esfuerzo colectivo en que cada quien asumía la presentación de la parte que le tocaba. Las lecturas podían repetirse hasta entender cada concepto. Y un hecho curioso es que, a cada incorporación de una nueva persona, había que recomenzar desde el principio, como un gesto de solidaridad política e intelectual.
Siguiendo estas pautas terminamos la Sección primera del volumen 1 en tres años. Y es justamente allí, en esos capítulos iniciales, donde están concentrados los principales hallazgos teóricos y metodológicos de Marx. Si los entendemos, es muchos más fácil avanzar después en el conjunto de su obra.
“El acuerdo era leer la obra de Marx por ella misma, sin recurrir a manuales de apoyo, guías, o a adhesiones previas a determinadas corrientes. Además, acordamos leer sin atajos, comenzando desde los prólogos del autor”
Había otros dos componentes que definieron la constitución de los Círculos: la referencia estratégica en la revolución rusa y el compromiso de militar en frentes gremiales.
¿Por qué la revolución rusa? Hay que tener en cuenta que a esa altura había otras experiencias revolucionarias victoriosas que influenciaban a la militancia de izquierda, como las revoluciones china, vietnamita, cubana y sandinista. Sin embargo, estudiar la revolución rusa era una opción por volver a la experiencia fundante del ciclo de revoluciones socialistas del siglo XX. Y lo hicimos desde una perspectiva peculiar: comenzamos por la lectura de la obra del historiador inglés Edward H. Carr, de quien leímos el primer volumen, un gran estudioso de esa experiencia, si bien no era marxista ni socialista. Era una forma de avanzar sin adherir a priori a ninguna corriente interpretativa del marxismo posterior a la victoria de la revolución en 1917. Luego profundizamos nuestros estudios con la lectura de las referencias bibliográficas citadas por Carr. De ese modo aprehendimos la realidad contradictoria del proceso revolucionario y la referencia estratégica que ella instaló.
Además del aspecto teórico, el otro componente del Círculo era el esfuerzo colectivo y de cada quien en tener participación militante en frentes gremiales, fuesen estudiantiles o sindicales. Así aquellos estudios sistemáticos semanales daban elementos para nuestra elaboración política y la práctica militante que teníamos en esos espacios.
Los análisis de los Círculos aparecían en el periódico “Nueva Línea” del Movimiento de Reagrupamiento Universitario de la Facultad de Filosofía de la UCA. También se reflejaban en artículos que publicábamos en otros boletines gremiales, sindicales y estudiantiles, de los que formábamos parte. Nos encaminábamos hacia una perspectiva de combinar la lucha democrática anti-dictatorial con una lucha clasista, de los trabajadores, de los estudiantes y buscando nexos con el movimiento campesino, dentro de una estrategia de lucha por el socialismo en Paraguay. En 1982 la campaña de solidaridad obrero-estudiantil con los trabajadores del Sindicato de la Coca Cola – que obligó a la patronal y a la dictadura a retroceder, aunque momentáneamente– fue tal vez uno de los momentos altos de esa construcción.
La represión de mayo de 1983 interrumpió el trabajo de lectura y elaboración teórica; y posteriormente, divergencias internas llevaron a rupturas. Al calor de las luchas de 1985, los Círculos se reconstituirían ya como una corriente política parte de lo que iba a ser el Movimiento Democrático Popular hasta 1989-90.
*Félix Ruiz Sánchez. PhD en Ciências Sociales, Profesor Titular de la Unifesp y de la PUC/SP.
**Gustavo Codas. Economista, consultor de la Fundação Perseu Abramo
Fuente de la imagen: Marxismo Crítico
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