Mundo del Trabajo

MUV y Uber mejoran el servicio del transporte, pero no es la panacea


Por Rodrigo Ibarrola.

Las silenciosas irrupciones de MUV y Uber asustaron al gremio de taxistas. Esta corporación contaba con la seguridad de trabajar en un nicho con la regulación como obstáculo para evitar competencias inadvertidas. Como era de esperarse, al sentirse amenazado, el gremio reaccionó como todo «buscador de renta» que protege su mercado de potenciales amenazas. Aunque algunos de sus reclamos son perfectamente razonables, la mayoría de sus preocupaciones se basan en  prejuicios y premisas falsas, inexactas o sobreestimadas. En este artículo se sugerirá, con evidencia, cómo una regulación más restrictiva del servicio de transporte privaría a los usuarios de los beneficios de las mejoras de servicio en general y, además, que el ingreso de servicios como el de Uber y MUV no necesariamente impactan negativamente en los taxis.

El principal reclamo del gremio de taxistas apunta a que MUV y Uber incurren en una competencia desleal, ya que al escapar de la regulación vigente se benefician gracias al menor costo de entrada al mercado, por lo que ese ahorro les permite ofrecer el servicio a un precio menor.  El conflicto desatado es similar al que se presenta en cualquier mercado de trabajo regulado, donde la regulación incluye barreras de entrada anticompetitivas como licencias, límites de paradas y vehículos, así como control de precios. Por otro lado, Uber y MUV han utilizado como puente la falta de regulación específica para ese tipo de aplicativos, fundados en la libertad de contratación entre particulares establecido en el Código Civil. En fin, un tecnicismo. Así las cosas, la estrategia consistió en «actuar primero y luego pedir perdón», eludiendo de esta forma los obstáculos de la regulación.

La entrada al mercado de la firma norteamericana Uber ―al que en Paraguay se suma MUV― ha tomado básicamente el mismo derrotero en cada sitio donde desembarcó, a saber: 1) opera silenciosamente durante cierto tiempo gracias al vacío legal hasta que el negocio empieza a crecer; 2) los operadores de taxis se levantan y presentan acciones legales para detener su operación ―y muchas veces lo consiguen―; 3) los usuarios protestan contra lo que perciben como un grupo mafioso que busca lucrar a costa de ellos, y; 4) finalmente el servicio es regulado.

Cuando hace un año atrás se daba a conocer que Uber se hallaba tramitando su registro, en el país no existían demasiados estudios ni evidencia sobre los efectos del funcionamiento de Uber. Al día de hoy, el número de investigaciones sobre el impacto de Uber alrededor del mundo ha aumentado lo suficiente como para entregarnos elementos de evaluación sobre el mismo. Si bien faltan estudios sobre nuestro propio mercado de transporte, con estos podemos estimar posibles consecuencias.  

¿Qué es lo que sabemos hasta ahora?

Según un estudio realizado en California, los millennials, los mejor educados y las personas más orientadas a la tecnología son los demandantes más habituales del servicio. Un nicho especial lo ocupan aquellos que realizan frecuentes viajes de negocios de larga distancia vía aérea.

Con relación a los ingresos de los taxis (en EE.UU.), se ha detectado que la entrada de Uber redujo sus ganancias (por hora). Específicamente, se ha estimado que el costo del traslado en taxi disminuyó entre un 20% y un 30%, aunque esto varía según la localización. Un estudio llevado a cabo en las ciudades brasileñas de São Paulo, Rio de Janeiro, Belo Horizonte, Goiania, Recife, Curitiba, Salvador y Fortaleza concluyó que la llegada de Uber no afecta significativamente a los ingresos de los taxistas ni la demanda de sus servicios. Así que la evidencia es, cuando menos, mixta.

Una factor relevante en este tema es la relación entre la capacidad de utilización de vehículos de Uber y los taxis. Un conductor de Uber pasa más tiempo y más distancia conduciendo con un pasajero a bordo que un taxista, lo que le redunda en mayores ingresos. Se atribuye esto a cuatro factores: 1) la tecnología más eficiente de emparejamiento conductor-pasajero de Uber; 2) la mayor escala de Uber frente a los taxis; 3) regulaciones ineficientes del servicio de taxi; y 4) el modelo flexible de oferta de trabajo de Uber que permite un mejor ajuste de precios acorde a la oferta a lo largo del día.

Es innegable que Uber y otras compañías similares han cambiado la manera en que la gente se transporta en la ciudad, agregando una alternativa de transporte, cuya demanda crece con el tiempo y que parece no perjudicar a los conductores de taxi. En Brasil se observó que Uber no recibe sus clientes de los taxis sino que agrega nuevos, proviniendo gran parte de ellos de los usuarios del transporte público tradicional (como los buses).

A pesar de que Uber representa una fuerza de mercado positiva que mejora la calidad y la eficiencia, también se presentan efectos negativos. El uso de Uber puede llevar a un aumento neto en la congestión del tránsito ―en especial en horas pico―, ya sea aumentando el total de viajes tomados o inundando las calles con conductores, en contraposición al uso de buses, que en principio disminuyen la congestión. Otro punto a señalar es que Uber, valiéndose de trucos psicológicos, logra su eficiencia a costa  de que los conductores trabajen más horas para sustentar cierto nivel de ingresos, afectando la salud del conductor, su bienestar y estatus laboral, y significando un mayor riesgo para el pasajero a bordo.

Justamente, sobre el estatus laboral, en los Estados Unidos, los conductores han entablado acciones legales en 2015 para su reconocimiento como empleados en relación de dependencia. Luego de una victoria inicial, finalmente, el 25 de septiembre de 2018 una corte de apelación revocó la decisión del juzgado inferior. Las demandas impulsadas por los conductores se han  acumulado en lugares como California, Filadelfia y  Londres. En éste último lugar un tribunal dictaminó que los conductores de Uber eran empleados. En tanto que en Brasil, está actualmente enfrentando un litigio con reclamos similares.

Independientemente de los problemas, es inevitable que las nuevas tecnologías irrumpan en los sectores tradicionalmente cerrados y fuertemente regulados. Es probable también que surjan nuevas normas que alteren drásticamente el panorama económico del transporte, creando valores positivos a través de la competencia, que complementen las fortalezas y debilidades de cada uno. Uno de los estudios más antiguos llevados a cabo en Chicago en el 2015 mostró que los taxis responden a la nueva competencia mejorando la calidad. Se asoció el aumento del servicio de Uber con una disminución de las quejas hacia los taxis.

Los estudios en otros países sugieren que servicios como Uber y MUV mejoran el servicio de transporte y no son necesariamente perjudiciales para los taxistas, pero tampoco son toda la maravilla que prometen. De lo que estamos seguros es que, en lugar de imponerse barreras al ingreso de  de las mismas se debe apoyar el uso de la tecnología de la información también en los servicios de taxis y en los demás sistemas tradicionales de pasajeros. Velando a la par los derechos de los usuarios y de los trabajadores. Todo indica que de darse así puede ser una estrategia de ganar-ganar.

MUV y Uber mejoran el servicio del transporte, pero no es la panacea

 

Foto de portada: Última Hora.

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