[vc_row][vc_column][vc_column_text]El marzo paraguayo de 1999 constituyó un hito histórico para el proceso democrático paraguayo. Fundamentalmente, significó el fin de la alianza cívico militar, entre las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado, que se inició el 13 de enero de 1947. Además, produjo la reconfiguración del sistema de partidos, el nacimiento de nuevos partidos, la renovación de los liderazgos internos partidarios y, quizás, lo más importante: la salida de los militares del poder político institucional.
Pero vamos por parte. El Partido Colorado volvió al poder durante el régimen del General Higinio Morínigo en el periodo que se conoce como “la primavera democrática” del año 1946. Lo hizo en cogobierno con el Franquismo (que más tarde se llamó Partido Revolucionario Febrerista o PRF).
Unos meses después, en enero de 1947, los febreristas y colorados acordaron retirarse del gobierno para permitir que las Fuerzas Armadas conduzcan un proceso de transición hacia la creación de un sistema pluripartidista y hacia la institucionalización del país. Dicho de otro modo, los militares debían encargarse de llamar a elecciones y luego acompañar la creación de una nueva Constitución Nacional.
Pero, ¿por qué los militares tenían dicho rol protagónico? Para notar esto debemos recordar que bajo el gobierno del General Morínigo los partidos políticos estaban prohibidos. Morínigo fue un presidente militar sin partidos; y la ausencia de estos se debió a que el Mariscal José F. Estigarribia, cuando asumió la presidencia de la república de la mano del Partido Liberal en 1939, instauró un nuevo régimen jurídico-político de corte autoritario, plasmado en la “Carta Política de 1940” que reemplazó a la Constitución Nacional de 1870. Además, Estigarribia prohibió a los partidos políticos en el decreto número 1 del 18 de febrero de 1940, todo esto antes de su muerte en septiembre de 1940.
Por supuesto, estas nuevas reglas la utilizaron Morínigo, el Partido Colorado y, un poco más tarde, Alfredo Stroessner.
Entonces, volviendo a enero de 1947, los ministros febreristas se retiraron del gabinete; sin embargo, no lo hicieron así los colorados. El 13 enero de ese año, el Partido Colorado en coordinación con Morínigo y algunos altos mandos militares, como el Coronel Enrique Jiménez, el mayor Rogelio Benítez y el Coronel Díaz de Vivar, realizaron un autogolpe instaurando un gobierno de militares y colorados. De ahí deviene la famosa frase “siempre habrá un 13 de enero” de Luís María Argaña y es también la fecha que se suele señalar como la vuelta del Partido Colorado al poder político institucional.
Ahora bien, un poco más tarde todo esto desembocó en la guerra civil de 1947. La victoria fue de los colorados y del gobierno de Morínigo. La ANR gobernó como partido único utilizando las reglas jurídico-políticas instauradas por Estigarribia. Seis presidentes colorados se sucedieron hasta el arribo de Stroessner el 4 mayo de 1954 y, claro, él utilizó las mismas reglas para “depurar” a su propio partido político a fines de los años 50 e inicio de los 60.
Solo veinte años después de la prohibición de Estigarribia, empezaron a cambiar las reglas que permitieron, de manera muy restringida, la participación de algunos partidos de oposición; y recién en 1967 se creó una nueva Constitución Nacional que reemplazó la Carta Política del 40.
Pero, además, tuvimos que esperar hasta el derrocamiento de la dictadura en 1989 para que se inicie una transición hacia un sistema pluripartidista, bajo la tutela de la alianza Partido Colorado-Fuerzas Armadas. Irónicamente, la alianza colorado-militar de 1947 no solo sobrevivió a Stroessner, sino que lo derribó del poder.
A partir de este momento, los movimientos internos de la ANR quedaron en una situación de “empate”, dado que ninguno podía dominar a los demás, ni tampoco a las Fuerzas Armadas. Esta situación los condujo a crear reglas distributivas de poder y a una competencia interna de sus movimientos, pero también a negociar y cooperar con los movimientos y partidos de la oposición para desbalancear el poder.
De hecho, así aconteció durante la Asamblea Nacional Constituyente de 1992, cuando el sector argañista y la oposición lograron, por ejemplo, establecer la no reelección presidencial y pararon cualquier tipo de continuidad del General Andrés Rodríguez.
También fue de esta manera la serie de acuerdos que se dieron entre el presidente Juan Carlos Wasmosy y la oposición liderada por Domingo Laíno. Ahí, por ejemplo, asistimos al Pacto de Gobernabilidad del 93, al Compromiso Democrático de enero 1994, al pacto político sobre temas castrenses de mayo 1995, entre otros.
A su vez, este juego político y sus reglas distributivas de poder le permitieron a la oposición ocupar y dirigir espacios políticos institucionales como hacía décadas no lo hacía. Empezaron a participar y conducir el Poder Legislativo, el Poder Judicial, la Corte Suprema de Justicia, el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados, el Consejo de la Magistratura, el Ministerio Público, la Contraloría General de la República, el servicio exterior, entre muchas otras instituciones.
De pronto se había creado una nueva dinámica de partidos, en la que estos tuvieron la fuerza para presionar a la vieja alianza colorado-militar que se mantenía al frente del Ejecutivo a través del presidente Cubas Grau y el respaldo del ex general Lino Oviedo.[/vc_column_text][vc_text_separator title=””][vc_column_text]
El marzo paraguayo de 1999 constituyó un hito histórico para el proceso democrático paraguayo. Fundamentalmente, significó el fin de la alianza cívico militar, entre las Fuerzas Armadas y el Partido Colorado, que se inició el 13 de enero de 1947. Además, produjo la reconfiguración del sistema de partidos, el nacimiento de nuevos partidos, la renovación de los liderazgos internos partidarios y, quizás, lo más importante: la salida de los militares del poder político institucional.
[/vc_column_text][vc_text_separator title=””][vc_column_text]Así, ante los eventos de 1999, como la muerte de Argaña, la liberación de Oviedo (que estaba preso) y las manifestaciones de la gente en las calles; la Corte Suprema de Justicia y el Congreso atenazaron a la representación de la alianza colorado-militar en el Ejecutivo. La Corte declaró inconstitucional la liberación de Oviedo y el Congreso inició un juicio político a Cubas Grau, quien terminó renunciando bajo una intensa movilización ciudadana, energizada por el asesinato de varios manifestantes en las plazas.[/vc_column_text][vc_single_image image=”4966″ img_size=”large” alignment=”center” el_class=”img-fluid”][vc_column_text]
Icónica foto del marzo paraguayo. Fuente: Ultima Hora
[/vc_column_text][vc_column_text]Ante la doble acefalía en el Poder Ejecutivo, el presidente del Congreso, Luis A. González Machi, ocupó el cargo. Básicamente, significó que el sistema de partidos en el Poder Legislativo definió la salida de la crisis política, quedando el cargo de presidente de la República determinado por este, sin la intromisión directa o indirecta de militares.
Entonces, luego del marzo paraguayo de 1999 se produjo una reconfiguración del sistema de partidos. Las Fuerzas Armadas quedaron fuera del poder político institucional y los principales protagonistas políticos de los años 80 y 90 desaparecieron y surgieron nuevas figuras.
Imagen de portada: Derribamiento de monumento ecuestre en Caballería por orden de Argaña, como una afrenta y humillación a Oviedo. ABC Color.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]