Por Marcos Pérez Talia
Los partidos políticos tienen la suficiente habilidad de instalar (desde arriba) ciertas batallas culturales en momentos que, según sus cálculos, sean cruciales. En estos días, el influyente senador colorado Calé Galaverna afirmó que las elecciones del 2023 van a ser trascendentales, no por otra cosa sino porque estarán en juego dos modelos: (i) el tradicional, cristiano, familiero y solidario, defendido por el Partido Colorado; frente al (ii) del libertinaje, caos y anarquía, que proviene de la oposición. Por ende, la ciudadanía no se tiene que equivocar.
Sin embargo, (desde abajo) no parece que esa dicotomía sea un problema significativo para los paraguayos, sobre todo si se observan sus actitudes, percepciones y valores. Explorando la base de datos de LAPOP y CELAG de los últimos años se advierte que, por ejemplo, las preocupaciones, necesidades y divisiones de los paraguayos son bastante diferentes a las manifestadas por el senador Galaverna.
Esto nos recuerda que la competencia en política no se libra únicamente por el control electoral de los votos ciudadanos sino también se batalla por las palabras, sus significantes y, especialmente, por la manera de definir el mundo. Nuestras sociedades no tienen un orden establecido naturalmente; es decir, lo que vemos como orden es el resultado de conflictos que se dan en el seno de la sociedad para redefinir constantemente las cosas: los diferentes grupos sociales e individuos nos organizamos sobre objetivos y horizontes, formas de entender qué nos hace mal, quiénes son responsables de ello, qué podemos hacer para mejorar el estado actual de cosas, etc.
La política tiene muchas definiciones y se han realizado muchos intentos por acotar con mayor precisión su contenido esencial. De entre las tantas, resulta muy útil pensar la política siguiendo a Josep María Vallés, quien la concibe como la gestión de conflictos y tensiones que la desigualdad de condiciones entre grupos y colectivos genera en el seno de la comunidad. En ese sentido, la política procura regular los efectos desestabilizadores de las diferencias (ingresos, género, raza, etc.) y busca nuevos equilibrios mediante la persuasión y coacción. En otras palabras, es una lucha por definir qué problemas y tensiones son más graves, y cuáles son menos graves, a fin de intervenir para solucionar.
Para minimizar los costos electorales como consecuencia de la mala gestión, el mal manejo de la pandemia, las denuncias por corrupción y crimen organizado, etc., tienen como recurso la batalla cultural del miedo que busca activar las fibras sensibles de la paraguayidad. Los datos muestran que esa encrucijada parece solo un problema en lo discursivo.
Para explorar las tensiones y problemas que la ciudadanía paraguaya identifica y le preocupa año tras año, se expone a continuación cifras provenientes de la base de datos de LAPOP de la Vanderbilt University. El gráfico ilustra los 6 mayores problemas citados por los paraguayos ante la pregunta: ¿cuál es el problema más importante para usted?
Gráfico I. Principales problemas identificados por los paraguayos (2010-2021)
Fuente: Bases de datos de LAPOP. Disponible en línea: https://www.vanderbilt.edu/lapop/paraguay.php
Los cinco primeros problemas para la ciudadanía paraguaya nada tienen que ver con lo que planteó el senador Calé Galaverna. El desempleo, la economía y la pobreza se ubican en las primeras posiciones, periodo tras periodo. Sólo en 2021, segundo año de pandemia, aparecen con fuerza nuevas preocupaciones como el coronavirus, o se incrementan las preocupaciones respecto a la corrupción y el mal servicio de salud.
Siendo abogado del diablo, se podría plantear que los datos del Gráfico I no aportan demasiada claridad porque no discriminan entre encuestados colorados y no colorados. Especulando un poco más, se podría señalar como hipótesis que la encrucijada del senador Galaverna, en realidad, forma parte de la cosmovisión política y social principalmente de los colorados.
Para despejar dudas, se muestran a continuación dichos datos filtrados por simpatía partidista.
Gráfico II. Principales problemas filtrados por simpatía partidista (año 2018)
Fuente: Bases de datos de LAPOP. Disponible en línea: https://www.vanderbilt.edu/lapop/paraguay.php
Los datos expuestos en el gráfico II parecen bastante claros. El desempleo, la economía, el mal servicio de salud brindado por el Estado paraguayo no solo son problemas cruciales para los opositores, sino principalmente para los que se autoidentifican como colorados.
¿El senador Galaverna, entonces, está equivocado con su planteamiento? No, en absoluto. Los partidos políticos tienen la capacidad -y la necesidad en tiempos electorales- de plantear determinadas disputas ideológicas entre los grupos sociales por el dominio de valores, creencias y temas candentes en donde, generalmente, existe un importante desacuerdo social. La polarización de la sociedad -a partir de temas conflictivos y sensibles elegidos especialmente a tal efecto- suele ser un camino eficiente para ir ganando influencia social… y electoral.
Ahora bien, una cuestión es qué problemas preocupan a los ciudadanos (gráficos I y II) y otra es qué temas dividen y polarizan a la sociedad. Respecto a lo segundo cabe la siguiente pregunta, ¿la sociedad paraguaya realmente está dividida entre familieros versus libertinos, tradicionales versus anárquicos? Observando datos de la última encuesta de CELAG no parece plausible la afirmación.
Gráfico III. Principales temas que dividen a los paraguayos (2021)
Fuente: https://www.celag.org/encuesta-paraguay-agosto-2021/
Los clivajes que ordenan la política paraguaya tienen un fuerte contenido político (colorados versus liberales mayoritariamente; derecha versus izquierda en menor medida), aunque no resulta desdeñable el contenido económico y social (ricos versus gente común). Queda clara la ausencia de divisiones en temas como aborto, matrimonio homosexual, eutanasia, etc.
Las sociedades del mundo libran batallas culturales que, a su vez, son trasladadas al escenario electoral. A modo de ejemplo, Donald Trump en Estados Unidos, Jair Bolsonaro en Brasil o los jóvenes en Chile desde el inicio de las masivas protestas muestran cómo los valores de las sociedades no son eternos y estables sino que las personas y grupos políticos tienen la fuerza para resignificarlos.
El Partido Colorado en Paraguay gobierna desde hace muchas décadas. Los resultados de su histórica gestión pública, al menos según los datos expuestos por LAPOP, parecen cada vez menos aceptados. Afortunadamente para el partido de gobierno, la decisión del voto no pasa únicamente por la calidad de la gestión, sino también por otros condimentos.
Para minimizar los costos electorales como consecuencia de la mala gestión, el mal manejo de la pandemia, las denuncias por corrupción y crimen organizado, etc., tienen como recurso la batalla cultural del miedo que busca activar las fibras sensibles de la paraguayidad. Los datos muestran que esa encrucijada parece solo un problema en lo discursivo. Veremos en 2023 cómo responde el electorado en las urnas.
Ilustración de portada: Roberto Goiriz