Partidos Políticos

La ceguera de la oposición


por Mar­cos Pé­rez Ta­lia

No re­pre­sen­ta nin­gu­na no­ve­dad de­cir que la ANR es una po­de­ro­sa ma­qui­na­ria elec­to­ral, que en su peor elec­ción pre­si­den­cial en de­mo­cra­cia ob­tu­vo el 31% de vo­tos y en su me­jor el 54%, y que en las mu­ni­ci­pa­les pro­me­dia el 47% de vo­tos na­cio­na­les. Con esos da­tos es una ta­rea con­si­de­ra­ble­men­te di­fí­cil de­rro­tar­los en las ur­nas. Sin em­bar­go, sí re­pre­sen­ta una pa­ra­do­ja que los sec­to­res opo­si­to­res no lo­gren con­for­mar una con­cer­ta­ción es­ta­ble que no sólo triun­fe ante el Par­ti­do Co­lo­ra­do sino ade­más que go­bier­ne el país. Ro­bert Dahl, im­por­tan­te teó­ri­co de la de­mo­cra­cia del si­glo XX, qui­zás ten­ga algo para apor­tar al res­pec­to.

La de­mo­cra­cia es un sis­te­ma en el que los par­ti­dos pier­den elec­cio­nes (Adam Pr­ze­wors­ki). No obs­tan­te, la Cien­cia Po­lí­ti­ca apa­ren­te­men­te ol­vi­dó a los per­de­do­res y se con­cen­tró en es­tu­diar a los ga­na­do­res. El rol de la opo­si­ción es fun­da­men­tal en la es­ta­bi­li­dad y con­so­li­da­ción de la de­mo­cra­cia ya que cum­ple de­ter­mi­na­das fun­cio­nes como fis­ca­li­zar al go­bierno, ejer­cer fun­cio­nes en el par­la­men­to y, mu­chas ve­ces, ar­ti­cu­lar es­tra­te­gias y alian­zas para ac­ce­der al po­der en las si­guien­tes elec­cio­nes. Aquí se pro­po­ne una mi­ra­da a la opo­si­ción y se plan­tea que la fun­ción de “ar­ti­cu­lar es­tra­te­gias y alian­zas para ac­ce­der al po­der” no se rea­li­za ade­cua­da­men­te por un pro­ble­ma prin­ci­pal­men­te de las éli­tes di­ri­gen­cia­les.

Dahl y la cul­tu­ra po­lí­ti­ca. Des­de los clá­si­cos tex­tos de Pa­re­to y Mos­ca se sos­tie­ne que en toda so­cie­dad exis­ten dos cla­ses de per­so­nas: los que go­bier­nan y los go­ber­na­dos, y que no es po­si­ble la po­lí­ti­ca sin las éli­tes po­lí­ti­cas. En de­mo­cra­cias como la nues­tra, con aún poca par­ti­ci­pa­ción ac­ti­va de los go­ber­na­dos, las éli­tes po­lí­ti­cas desem­pe­ñan un rol tras­cen­den­tal de cara a la po­lí­ti­ca.

Cuan­do Ro­bert Dahl es­tu­dia el fe­nó­meno de la de­mo­cra­cia, des­ta­ca el pa­pel que desem­pe­ña la cul­tu­ra po­lí­ti­ca en un país, por ejem­plo las ac­ti­tu­des ha­cia el con­flic­to y la coope­ra­ción. Re­co­no­ce la ne­ce­si­dad de una pe­cu­liar tra­di­ción cul­tu­ral de las eli­tes po­lí­ti­cas, que las haga pro­cli­ves a la con­ci­lia­ción, la adap­ta­ción mu­tua y las so­lu­cio­nes transac­cio­na­les. Que su cul­tu­ra po­lí­ti­ca no sea con­flic­tual, sino ten­dien­te al acuer­do.

Una mi­ra­da al com­por­ta­mien­to de las éli­tes po­lí­ti­cas de la opo­si­ción en los úl­ti­mos años hace su­po­ner que, an­tes de ma­ni­fes­tar una con­duc­ta ten­dien­te a acuer­dos mu­tuos con­ci­lia­to­rios y coope­ra­ción es­ta­ble en­tre sí, pre­fie­ren ac­ti­tu­des de con­flic­to, ri­va­li­dad y no coope­ra­ción.

La APC. Éxito y fra­ca­so. La Alian­za Pa­trió­ti­ca para el Cam­bio es un mag­ní­fi­co ejem­plo de triun­fo elec­to­ral y sui­ci­dio po­lí­ti­co a la vez. Bajo el li­de­raz­go ca­ris­má­ti­co de Lugo, una coa­li­ción he­te­ro­gé­nea ob­tu­vo el 40% de los vo­tos y lo­gró de­rro­tar a la ANR lue­go de más de seis dé­ca­das. El PLRA, po­see­dor del 30% apro­xi­ma­da­men­te del elec­to­ra­do y de una es­truc­tu­ra na­cio­nal im­por­tan­te, dio el so­por­te elec­to­ral para lo­grar el cam­bio. Se con­si­guió en 2008 lo que diez años atrás no se lo­gró con la cha­pa Laíno-Fi­liz­zo­la.

Pero go­ber­nar es otra cosa. Sig­ni­fi­ca ne­go­ciar, re­nun­ciar, acor­dar, cum­plir y se­guir. Y ahí em­pe­za­ron los pro­ble­mas… y las acu­sa­cio­nes en to­dos los sen­ti­dos. Lugo pro­me­tió en 2008 que en el si­guien­te pe­rio­do les to­ca­ría a los li­be­ra­les en­ca­be­zar la alian­za. Los li­be­ra­les pro­me­tie­ron apo­yar le­gis­la­ti­va­men­te al go­bierno. Lugo fue acu­sa­do de bur­lar­se de su prin­ci­pal alia­do. Los li­be­ra­les fue­ron acu­sa­dos de trai­cio­nar a Lugo. Mu­chas pro­me­sas en cam­pa­ña, po­cas re­nun­cias en el go­bierno. De esa for­ma se lle­gó a un fi­nal ex­tem­po­rá­neo que, de una ma­ne­ra u otra, im­pac­tó en la aún dé­bil de­mo­cra­cia pa­ra­gua­ya.

Mien­tras no hubo con­flic­tos de in­te­rés en­tre las múl­ti­ples fac­cio­nes, to­dos coope­ra­ron en la de­fen­sa del go­bierno fren­te a las ame­na­zas ex­ter­nas, que no eran po­cas. Pero una vez que los ac­to­res po­lí­ti­cos y sus in­tere­ses par­ti­cu­la­res se si­tua­ron en las an­tí­po­das, la APC ca­mi­nó al bor­de del abis­mo. En de­fi­ni­ti­va, las éli­tes ten­dien­tes al con­flic­to (y no a la coope­ra­ción) son una ex­pli­ca­ción im­por­tan­te del quie­bre de la APC. Como ejem­plo, la des­ti­tu­ción fue pla­nea­da y re­suel­ta úni­ca­men­te en el seno par­la­men­ta­rio y a ni­vel de las éli­tes par­ti­da­rias, sin in­ter­ven­ción de la ciu­da­da­na que, para en­ton­ces, se mos­tra­ba tan inac­ti­va como siem­pre.

El desa­fío del 2018. La ven­ta­ja de la de­mo­cra­cia elec­to­ral es que no hay de­rro­ta que sea eter­na y cada cin­co años los par­ti­dos pue­den al­zar­se nue­va­men­te con el triun­fo. Pero lo ocu­rri­do hace se­ma­nas con la de­sig­na­ción del Con­tra­lor Ge­ne­ral de la Re­pú­bli­ca hace su­po­ner que los di­ri­gen­tes de la opo­si­ción no han apren­di­do la lec­ción del pe­rio­do an­te­rior.

Las con­ver­sa­cio­nes se han reini­cia­do y las reunio­nes han vuel­to. Tie­nen tiem­po para re­com­po­ner e in­ten­tar ha­cer algo su­pe­ra­dor de la APC. Lo que no de­ben ol­vi­dar es que el dis­cur­so de unir­se para “ga­nar a la ANR” ya no sir­ve, casi na­die com­pra esa pré­di­ca. Ga­nar por ga­nar tam­po­co, dado lo ocu­rri­do en el pe­rio­do an­te­rior. Para ga­nar hay que pla­near, or­ga­ni­zar­se, re­nun­ciar, acor­dar y cum­plir. Es ne­ce­sa­rio un ade­cua­do acuer­do po­lí­ti­co-pro­gra­má­ti­co que plan­tee so­lu­cio­nes se­rias para uno de los paí­ses más de­sigua­les de La­ti­noa­mé­ri­ca.

Y, so­bre todo, no de­jar de leer los con­cep­tos del cé­le­bre Ro­bert Dahl, sal­vo que la opo­si­ción quie­ra se­guir ju­gan­do el eterno jue­go opo­si­tor. En me­nos de dos años sa­bre­mos.

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