por Rodrigo Ibarrola*
En su discurso inaugural de ya hace casi cinco años, el presidente Cartes anunció que todos los esfuerzos de su gobierno serían estériles si es que al final de su mandato no lograba reducir la pobreza, incluso afirmando que “hoy declaramos la guerra a la pobreza en el Paraguay”. De este modo resultaba lógico inferir que las políticas apuntarían a ese objetivo. Sin embargo, revisando los índices de pobreza a lo largo de este último lustro vemos como la reducción sufrió un estancamiento amén del crecimiento económico constante a tasas uniformes, situación que era advertida por sus eventuales adversarios, como el hoy electo presidente Mario Abdo Benítez. A ello debemos sumarle cierto manejo discrecional de las cifras que terminan sobredimensionando los resultados y que fueron criticados por algunos especialistas como Ricardo Rodríguez Silvero, por citar uno de ellos.
El 21 de marzo pasado, se hicieron públicos los índices de pobreza, derivados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) 2017 que es realizada por la Dirección General de Encuestas, Estadísticas y Censos (DGEEC). El mismo Horacio Cartes anunció en TV que su gestión logró reducir la pobreza extrema en un 40% y la pobreza total en un 16%.
La infografía publicada por el diario La Naciónexponía lo siguiente:
El 22 de marzo, el programa “Jueves de Mina” conducido por la periodista Mina Feliciángeli, tuvo como invitados al ministro-secretario de la Secretaría Técnica de Planificación (STP) José Molinas y al economista Ricardo Rodríguez Silvero. El primero comenzó exponiendo los índices de reducción, lo cual fue objetado por Rodríguez al recriminarle el uso discrecional y propagandístico de las cifras en periodo electoral. Esto causó un fuerte cruce entre ambos, donde terminaron debatiendo sobre las formas de medir la pobreza.
Respecto a la medición de la pobreza, nuestro país utiliza el método de Línea de Pobreza, que consiste en estimar el costo de una Canasta Básica de Alimentos y determinar la cantidad de personas que cubren tal costo a través de sus ingresos, recogiendo la información a través de la EPH. El método es denominado monetario porque toma como medida el ingreso, o para ser más exactos, un ingreso de subsistencia. Cabe aclarar que este método no es el único existente, así también tenemos entre los métodos “no monetarios” por ejemplo al de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), el Integrado, el Multidimensional, etc. Desde luego, estos métodos requieren mucho más tiempo y recursos, porque la cantidad de variables son mayores y a su vez más rígidas y difíciles de modificar en el corto plazo. Por ejemplo, Argentina utiliza tanto el método Línea de Pobreza como el de NBI, Chile el de NBI, México los dos anteriores, así como también el Multidimensional. En tanto Brasil no tiene método oficial.
Pero volvamos a lo nuestro. El método actual se viene utilizando desde 1998 y como ya habíamos mencionado el gobierno anunció en marzo pasado una reducción del 40% de la pobreza extrema y un 16% de la pobreza total. Pero como reza un dicho “nunca confíes en estadísticas que no hayas manipulado personalmente”, nos abocamos a verificar esos datos.
Analizando los datos nos encontramos con dos cuestiones a observar. Primero, el anuncio no corresponde a la magnitud de la reducción sino a su tasa. Es decir, la pobreza no disminuye 40 puntos, como podría interpretarse, sino 40% con respecto a la referencia tomada del año 2012 (lo cual ya dijimos es erróneo). Por ejemplo, tomando a la Pobreza Extrema Total, se pasó de 7,38% (2012) a 4,41% (2017). Se redujeron 2,97 puntos, lo cual representa el 40,24% con respecto al valor de referencia. La misma operación se llevó a cabo para determinar el 16% de reducción con respecto a la pobreza total.
Segundo, se toma un periodo de tiempo erróneo para el análisis. El gobierno de Cartes parte su comparación del año 2012, cuando que la gestión actual recién inicia en agosto de 2013. Entonces, para ser rigurosos y -sobre todo- precisos, habría que tomar al 2013 como referencia.
Ahora bien, si recalculamos las tasas de la reducción tomando los periodos normalizados vemos que en realidad la tasa de la reducción no fue del 40%, sino del 22,5% para la pobreza extrema, y que la tasa de la reducción de pobreza total tampoco fue del 16%, sino del 5,71%.
Queda ahora comparar la tasa de reducción en los tres últimos periodos gubernamentales, lo cual nos muestra lo siguiente:
Como se ve, las tasas tomadas por año de inicio y fin de un periodo gubernamental muestran que, si bien es cierto que los niveles de pobreza se redujeron, también es verdad que el ritmo de la reducción se ha frenado en este último periodo.
El combate a la pobreza sigue siendo un enorme desafío, ya que aún afecta a más de 1,8 millones de paraguayos y paraguayas. Esto puede deberse a diversas causas, no solamente a la gestión gubernamental. Lo importante es no dar pasos hacia atrás. Lo que aquí queda expuesto es que el manejo discrecional de los números que hace a la mera exposición de índices algo retórico y hasta engañoso. Por otro lado, el desafío no sólo debe abocarse a lograr un ingreso de subsistencia, sino también reducir la desigualdad y aumentar el acceso a la salud, educación y viviendas, así como expandir las fronteras de producción para integrar a las zonas rurales que es donde radica el 85% de la pobreza extrema.
* Licenciado en Administración por la Facultad de Ciencias Económicas de la UNA (FCE-UNA) y Abogado por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la UNA. Cursando la Maestría en Finanzas en la FCE-UNA y Matemática Estadística en Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNA. Operador de Bolsa por la BVPASA. Interesado en derecho público y economía de desarrollo.