*Por Jazmín Duarte
Las organizaciones autodenominadas “profamilia”, ligadas a iglesias como la Católica y la evangélica Centro Familiar de Adoración, han tomado la bandera contra lo que llaman “ideología de género”. Rechazan esta corriente porque la definen como una ideología política anticientífica que busca tergiversar la naturaleza de la sexualidad a través de la cultura.
Sostienen en este discurso que el conocimiento verdadero sobre la sexualidad es solo aquello que se produce por medio de la ciencia “dura”, como la biología, donde afirman que no priman valores o creencias, es decir, donde no existe “ideología”. Esta concepción proviene de una mirada básica positivista de cómo se hace ciencia e ignora completamente que cualquier investigación responde a las preguntas de la persona que investiga y éstas necesariamente están guiadas por valores y por un contexto específico. Es decir, la ciencia investiga desde una teoría y axiomas concretos que responden a una posición política: ¿qué tipo de conocimiento es necesario? ¿para qué tipo de sociedad? ¿con qué tipo de valores? ¿para qué tipo de desarrollo? Esto no significa que la ciencia no genere conocimiento empírico válido pero sí que éste está mediado por valores, y siempre es provisorio, ya que la ciencia es dinámica, como la compleja realidad que estudia.
En ese sentido, recientes investigaciones desde las ciencias biológicas se han comenzando a plantear nuevas preguntas sobre la sexualidad humana y han, por ejemplo, analizado la homosexualidad y la transexualidad desde perspectivas interesantes como la genética y estudios cerebrales. Además, investigaciones como las de Hernández sobre las masculinidades, Gil sobre el rol de las mujeres y Mott sobre la homosexualidad muestran cómo, de qué forma y por qué cambia la sexualidad en diferentes contextos. Se vuelve claro que no se puede abordar esta amplia temática sin considerar a la historia, la antropología y la sociología, ya que toda persona es un ser social-cultural.
Es imposible negar que, como seres humanos, estamos condicionados tanto por nuestros genes y hormonas, así como por la cultura que construimos. Invalidar uno de esos aspectos es perder la oportunidad de comprender en su amplitud la complejidad de la construcción socio-biológica humana. Por ello, es paradójico que el discurso basado en un determinismo biológico niegue la educación con perspectiva de género, ya que denota más bien un convencimiento total de que la cultura puede “manipular” la sexualidad de los seres humanos. Ya que, si todo fuera biológico y natural, no debería ser mutable, ¿o quizás sí?
“Es paradójico que el discurso basado en un determinismo biológico niegue la educación con perspectiva de género, ya que denota más bien un convencimiento total de que la cultura puede “manipular” la sexualidad de los seres humanos. Ya que, si todo fuera biológico y natural, no debería ser mutable, ¿o quizás sí?”
Querer negar la complejidad de la realidad para sostener nuestras propias ideas no solo no se adecua al espíritu de la ciencia, sino que además es arrogante y discriminatorio. A fin de cuentas, más allá de la explicación biológica o cultural, ¿la simple existencia de personas homosexuales y transexuales no debería interpelarnos en considerarlas dignas de vivir sus vidas? O, desde una perspectiva cristiana, por la adherencia a estas iglesias de los grupos que sostienen este discurso, ¿acaso toda realidad no procede -en última- instancia del Dios creador?
El problema, finalmente, no es que tengamos ideología. ¡Claro que vamos a tener ideología si somos humanos! El problema es que no seamos honestos y honestas con las ideas que sostenemos y la visión política que tenemos del mundo, enmascarándolas bajo el manto de verdades “científicas” incuestionables. Esta posición impide que podamos analizar nuestras propias ideas y evaluemos qué tanto aportan o no a la construcción de una sociedad más democrática y justa. Si no estamos conscientes de la carga valorativa de la ideología a la que estamos respondiendo, estamos yendo por la vida sin dimensionar el impacto de nuestras acciones en la vida de otras personas.
Fuente de la imagen: https://www.perfil.com/noticias/sociedad/manifestacion-celeste-contra-la-ley-de-educacion-sexual-integral.phtml
2 thoughts on “El biologicismo del discurso anti-género es anticientífico además de antidemocrático”