Por Dafna Bitrán*.
Las recientes inundaciones ocurridas como consecuencia de la crecida del río Paraguay y las lluvias torrenciales son las más grandes registradas en más de 50 años. El viernes pasado solo una tormenta provocó en Asunción 40.000 evacuados, dejó la ciudad de Pilar bajo agua, y muchísimas personas afectadas y aisladas en el Chaco Paraguayo. La subida de las aguas se encuentra entre los efectos cada vez más devastadores del cambio climático, que es el aumento global de las temperaturas debido a la emisión de gases de efecto invernadero causadas por el ser humano, principalmente debido a la quema de petróleo, carbón, madera y otros combustibles fósiles.
El cambio climático implica, a nivel local, modificaciones de las temperaturas, los ciclos del agua, la frecuencia e intensidad de los fenómenos climáticos extremos, entre otros efectos. Frente a esta creciente amenaza, algunos países se encuentran mejor preparados que otros. Esto nos lleva a preguntarnos cuán vulnerable es Paraguay y cómo enfrentará esta nueva realidad.
Según la investigación Índice de vulnerabilidad y adaptación al cambio climático en la región de América Latina y el Caribe (2014), Paraguay es el octavo país más vulnerable de América Latina y el Caribe y el más vulnerable de América del Sur, con un índice de vulnerabilidad calificado como extremo. La vulnerabilidad de un país ante el cambio climático se puede determinar analizando el nivel de exposición de ese país a los cambios en el clima en relación a la capacidad adaptativa del país. Es decir, qué tanto puede responder un país a los efectos del cambio climático que ocurren en su territorio.
El Índice de Vulnerabilidad Climática se evalúa teniendo en cuenta tres factores: el riesgo de exposición a eventos climáticos extremos, la sensibilidad de los sistemas humanos a esa exposición y la capacidad del país de adaptarse o incluso beneficiarse de los cambios. Ilustremos estos elementos en el caso paraguayo para una mejor comprensión.
Paraguay se encuentra en una situación de riesgo de exposición a eventos climáticos extremos como el aumento en la frecuencia e intensidad del fenómeno el El Niño, sequías (la Niña), olas de calor, heladas e inundaciones. Muchos de estos han sido siempre parte de la variabilidad climática natural del territorio, pero se espera que con los aumentos globales de temperatura la frecuencia y la intensidad con la que ocurran sean mayores.
Estos fenómenos pueden producir precipitaciones más intensas que causarían daños a infraestructuras, inundaciones que pondrían en peligro a sectores de la población, sequías más fuertes que afectarían sobre todo al Chaco Central y el área que bordea el río Pilcomayo (como los distritos de Irala Fernández y Mariscal Estigarribia), olas de calor con efectos en la salud y en la productividad de los cultivos y la ganadería, y heladas que afectarían sobre todo al sur del país dañando a los cultivos.
En cuanto a la sensibilidad de los sistemas humanos a estos fenómenos, es muy importante señalar que la agricultura y ganadería, principales actividades económicas del país, son muy sensibles al cambio climático. La CEPAL proyecta que, debido al cambio climático, los rendimientos de los principales cultivos industriales (maíz, soja, trigo) y de agricultura familiar (algodón, caña de azúcar, mandioca, poroto, sésamo) del país bajarán para el año 2050. Además, los cambios de los caudales de los ríos Paraguay y Paraná por el aumento de las precipitaciones constituyen un importante factor que puede influir sobre los costos de flete de los productos nacionales y afectar el flujo comercial, tanto de los productos exportados como de los importados.
Paraguay cuenta con un Plan Nacional de Adaptación al cambio climático pero hay pocas acciones, tanto a nivel público como privado, poniendo en práctica estrategias de adaptación y planes de contingencia a la escala requerida. No existe un ordenamiento del territorio a nivel nacional considerando enfoques de adaptación al cambio cambio climático, gestión y reducción de riesgos. Aún no existe dentro del país la visión extendida de que el cambio climático es un problema transversal, que afectará en mayor o menor grado a todos los sectores de la economía, además de a la sociedad en general. Esto restringe la capacidad del país de reaccionar y anticiparse a lo que ocurrirá.
Adicionalmente, la disponibilidad de datos sobre el clima y los ecosistemas es reducida y no se cuenta aún con una base de datos centralizada. Esto también limita la capacidad de las autoridades de comprender a cabalidad los problemas que se enfrentan, y de proponer acciones concretas basadas en evidencia. Tampoco hay un sistema de alerta temprana que genere información en forma oportuna a todos los niveles del gobierno y la población en general, para que exista una preparación previa ante la posibilidad de desastres.
Estos factores ponen a Paraguay en una situación de vulnerabilidad extrema. Si bien no se puede controlar la intensidad de los fenómenos naturales, sí se puede trabajar en la capacidad de adaptación del país. Se puede aumentar la capacidad de prevenir desastres mediante la plantación de cultivos resistentes, la diversificación productiva y de fuentes de ingreso, la planificación territorial, entre otros ejemplos. Además, se puede responder a desastres, por ejemplo, a través de políticas públicas de protección social, o que incentiven el apoyo público y privado a la rehabilitación de medios de vida. Finalmente, ecosistemas más saludables y diversos son más resilientes al cambio climático, lo cual requiere terminar con la deforestación indiscriminada y la contaminación ambiental. Políticas que permitan proteger y restaurar ecosistemas naturales son, por lo tanto, medidas urgentes para aumentar la resiliencia ante esta emergencia global.
*Dafna Bitrán es economista de la Universidad de Chile, master en Conservación de Biodiversidad de la Universidad de Oxford y consultora en adaptacióna cambio climático.
Fuente de foto: https://www.facebook.com/1614288932217530/photos/pcb.2207588342887583/2207588209554263/
One thought on “Paraguay: El país más vulnerable de América del Sur al Cambio Climático”