Por Diego Abente Brun *.
He tenido la oportunidad de conformar el Jurado de la Tesis Doctoral de Ignacio González Bozzolasco. Su tesis constituye un aporte invalorable a la literatura académica. Es, en mi opinión, uno de los mejores estudios sobre el sistema político paraguayo realizado hasta la fecha.
La lúcida y pionera obra de Milda Rivarola, Obreros, utopía y revolución. La formación de las clases trabajadoras en el Paraguay liberal 1870/1931, abrió este campo de estudio. Ignacio González Bozzolasco recoge la posta y extiende el estudio examinando el periodo 1931-1961.
El análisis, además de su valor intrínseco, adquiere una relevancia más amplia al centrarse en un periodo clave de la historia paraguaya. Este periodo marcó el fin de la era de hegemonía civil y el inicio de otra de hegemonía militar, por lo que es muy relevante para la comprensión del proceso político paraguayo.
Debido a la poca importancia numérica de la clase obrera en Paraguay, esta problemática tiende a considerarse un tópico de interés limitado o de nicho. La tesis altera esta visión y demuestra, convincentemente, como la presencia estratégica de la clase obrera en la estructura productiva y su marcada influencia en el debate ideológico, la convierte en una puerta de entrada privilegiada para la comprensión de la lógica histórica de la política paraguaya.
Este trabajo evidencia también la no excepcionalidad del caso paraguayo. Ni isla rodeada de tierra, ni cementerio de teorías. Un caso que, como otros, es perfectamente susceptible de ser analizado y comprendido con los instrumentos teóricos de la ciencia política.
La tesis combina la elaboración y el uso de una vastísima y original base de datos de fuentes primarias -verdadero trabajo de orfebrería académica- con la literatura teórica sobre el tema en general y sobre el caso paraguayo en particular. El trabajo además exhibe un estándar riguroso y estricto en el tratamiento del tema. Cada uno de los acontecimientos y procesos es examinado con objetividad y profundidad. Representa un ejemplo del más alto nivel académico.
Las conclusiones sobre las incidencias del movimiento obrero en el contexto de la fragilidad del sistema político obligarán a repensar muchas tesis e interpretaciones del sistema político paraguayo. Las reflexiones sobre el control corporatista de los sindicatos y la continuidad histórica de las políticas públicas en este campo, arrojan luz sobre el carácter profundamente conservador del sistema político paraguayo.
El análisis, además de su valor intrínseco, adquiere una relevancia más amplia al centrarse en un periodo clave de la historia paraguaya. Este periodo marcó el fin de la era de hegemonía civil y el inicio de otra de hegemonía militar, por lo que es muy relevante para la comprensión del proceso político paraguayo.
Espero que esta sobresaliente contribución de uno de los mejores exponentes de la nueva generación de cientistas políticos paraguayes se publique pronto.
* Diego Abente Brun, Ph.D. The George Washington University