“Un plan no tiene la capacidad de modificar la ley”. Entrevista a la Ministra Teresa Martínez (Parte I)
Por Jazmín Duarte Sckell y Montserrat Fois.
En la primera parte de una entrevista exclusiva para Tereré Cómplice, la Ministra de la Niñez y la Adolescencia, Teresa Martínez, reflexiona acerca de los principales motivos que, a su criterio, influyeron en el rechazo del Plan Nacional de Niñez y Adolescencia 2020-2024. Asimismo, aclara las confusiones generadas en torno a la patria potestad y la perspectiva de género por quienes se oponen al plan.
¿Por qué considera que se rechazó el Plan Nacional de Niñez y Adolescencia 2020-2024?
Para mí no hay una explicación lógica a todo este movimiento en contra del plan más que una manipulación de la información, o bien, una clara resistencia a nuestras campañas contra el abuso sexual donde enfatizamos que el entorno familiar no siempre es el más seguro. No lo difundimos porque queremos satanizar la familia, sino porque es una realidad que no podemos ocultar. Ocupamos el primer lugar en la región por alumbramiento de niñas y adolescentes y eso, no inventamos, es una información oficial del Ministerio de Salud Pública y la Organización Panamericana de la Salud. Por eso es que solo puedo pensar que es por el énfasis que estamos poniendo en las campañas contra el abuso sexual y el embarazo adolescente, porque lo único que atacan en el plan, es eso, la sexualidad.
El Plan Nacional de la Niñez y la Adolescencia 2020-2024, se enmarca dentro de la política de la infancia creada en el 2014 cuya vigencia se extiende hasta el 2024. Se comenzó a construir el año pasado porque en el 2018 feneció el plan anterior que, ante la ausencia de uno nuevo, sigue vigente.
Este plan tenía los mismos enfoques del que se ejecutó durante los 5 años anteriores. El objetivo general del plan cuestionado era determinar las acciones que se van a tomar a fin de dar cumplimiento efectivo a los derechos de los niños, niñas y adolescentes. Los objetivos específicos se retomaron de los planes anteriores y tienen dos énfasis: la educación integral, que incluye la educación sexual y la participación protagónica de niños, niñas y adolescentes. Los chicos nos pidieron expresamente que cuando hablemos de ellos, hablemos con ellos. Esta era una cuestión trascendental.
¿Cuáles cree que son las confusiones generadas en torno al plan?
Debe quedar claro lo siguiente: un plan es una herramienta de trabajo para los que tenemos que operativizar, desde el Estado, las políticas públicas que ya están diseñadas y aprobadas. Es decir, sirve para delimitar las responsabilidades institucionales y establecer los plazos para cumplir con las metas que nos proponemos. No tiene la capacidad de modificar la ley ni de sacar la patria potestad.
El plan tiene como fin la protección del niño pero dentro de su entorno familiar. Ningún plan puede desarrollar estrategias para la defensa de los niños sin incorporar a las familias y a su entorno comunitario.
Las familias, los padres, la sociedad y el Estado, en ese orden, tienen responsabilidad en el cumplimiento de los derechos de los niños. Pero, ¿quién es el garante de esos derechos? Siempre es el Estado. Cuando alguien viola el derecho de los niños, el Estado tiene responsabilidad de intervenir y es, en este caso, en el que se usa la palabra hegemonía en el plan. De esta palabra se agarran algunos grupos para sostener que se está invirtiendo el orden constitucional de responsabilidades y que corre peligro la patria potestad. Esto es falso.
Lo terrible de todo esto es que son las distintas iglesias, con un posicionamiento radical, quienes se opusieron al plan con estos discursos. A muchos de los padres les preguntamos si leyeron el plan y nos responden que no lo hicieron. Están opinando por lo que escuchan.
En estas opiniones falsas solo pueden haber cuestiones políticas o miedo a que se evidencien situaciones que no quieren. Las campañas que impulsamos desde el Ministerio de la Niñez y la Adolescencia (MINNA) tienen mucha repercusión. El 80% de los denunciantes son vecinos y vecinas, la gente dejó de ver como algo natural las situaciones de abuso, por eso decimos que el eslogan de la campaña “Tu denuncia es la vacuna contra el abuso”, está prendiendo.
En mi experiencia anterior como fiscal hemos recorrido prostíbulos y las víctimas que rescatamos eran niñas y adolescentes mujeres, nunca encontramos un varón en estos espacios. Hay una situación de inequidad que es real y que buscamos revertir con el Plan. No hay forma de promover otra cosa más que equidad e igualdad de derechos, cuando hablamos de perspectiva de género, ninguna política pública puede hacer eso.
Esta frase circula en redes: “los padres tienen un derecho inalienable de educar a sus hijos de acuerdo a sus valores y cultura”, ¿cuál es su opinión al respecto?
La patria potestad fue evolucionando en la historia de la humanidad en la medida de que a los niños se le fueron reconociendo derechos. La patria potestad significa un conjunto de derechos y obligaciones que tienen los padres sobre sus hijos menores de edad. Al ser un conjunto de derechos y obligaciones, tiene sus limitaciones impuestas por la ley y que son los derechos de los niños.
El art. 54 de la Constitución Nacional determina que la familia, la sociedad y el Estado son los responsables de efectivizar los derechos de los niños. La familia en primer lugar, porque es el lugar natural de desarrollo de un niño, una niña o un adolescente. Pero también establece que deben ser protegidos contra todo tipo de abuso, explotación y malos tratos. Y que en caso de conflictos de derechos, prevalece el interés superior del niño, prevalece su derecho del cual el Estado es garante.
¿Y quiénes somos Estado? El poder judicial, el poder ejecutivo y el poder legislativo. Con una ley, el poder legislativo no puede violar la preferencia y la prevalencia del derecho del niño, el ejecutivo tampoco. El único órgano competente para dirimir, limitar o sacar la patria potestad de los padres es el poder judicial. Solo un juez de la niñez puede hacer eso. Es uno de los juicios ordinarios más rigurosos que existe en el sistema jurisdiccional porque ese derecho -de los padres y de los niños- está protegido, esencialmente. No hay forma que esto ocurra con la creación de un plan, sin embargo, yo veo que es uno de los miedos principales de las familias.
Mencionó que el plan continúa el trabajo de gobiernos anteriores, ¿eso indica que con otros gobiernos colorados se instaló la perspectiva de derechos de la niñez y la perspectiva de género?
Claro, eso mismo. La política nacional para la infancia se promulgó en el 2014 y está vigente hasta el 2024. Fue el gobierno de Cartes el que promovió esa política y el plan que continuamos ahora. Entonces, no tiene mucha lógica lo que plantean los mismos que aprobaron esta política y los planes anteriores.
Este plan está en línea con otros planes: el Plan Nacional de Desarrollo Integral de Primera infancia del 2011, el Plan de Acción país para erradicar la violencia contra la Niñez y la Adolescencia coordinada por CONAPROE, la Política Penal Adolescente en conflicto con la ley penal de acción, la Política Nacional de Protección Especial CONAPROE, la Estrategia Nacional de Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil, el Programa de prevención y Atención a la reinserción social de las adicciones, la Estrategia de calle, la Estrategia operativa Oñondivepa, el Plan Nacional de la Prevención y Erradicación de la Explotación Sexual de Niñas, el Plan del Sistema Nacional de Protección Social “VAMOS”. Es decir, hay 23 planes que siguen esta línea y todos tienen los mismos enfoques. Es demasiado absurdo hablar de que este plan está haciendo el desastre que dicen.
¿Le parece posible pensar una igualdad entre varones y mujeres o, inclusive, combatir los abusos y las violencias que sufren niñas, niños y adolescentes sin la perspectiva de género?
Y si la palabra género es lo que les asusta, hablemos entonces de igualdad de derechos y es la misma perspectiva. Pero es necesario utilizar esa palabra porque la palabra dice mucho, hace notar la existencia de esa inequidad y, políticamente, necesitamos evidenciar la existencia de esas inequidades. Al hablar de género, hablamos de los roles social y culturalmente construidos. Las niñas no pueden seguir siendo objeto de placer sexual de los varones como tampoco puede seguir siendo su lugar, el de la explotación. Si hay explotación sexual, es porque hay explotadores que son los varones. Ellos tienen eso incorporado, de que las mujeres estamos para eso. Hay cuestiones que deben desbaratarse en torno al género. Si esos roles no se traducen en igualdad de derecho y respeto mutuo vamos a seguir teniendo esas situaciones.
Los niños y las niñas explican esto con una simpleza, con una claridad. Tuve una experiencia muy significativa en Colonia Independencia, en un distrito que se llama 18 de diciembre. Las niñas te dicen “nosotras queremos igualdad de género, pero eso no quiere decir que las niñas queremos ser niños y los niños queremos ser niñas, quiere decir que quiero jugar partidito en la cancha y no me saquen de la cancha, que cuando ellos usen la placita, nosotras también podamos usar, que se divida la plaza, que ellos jueguen fútbol y nosotras volley”. Ellas tienen muy claro lo que es la igualdad de derechos, quiero jugar como ellos, quiero usar los mismos lugares que ellos y quiero que me respeten.
Para mí no hay una explicación lógica a todo este movimiento en contra del plan más que una manipulación de la información, o bien, una clara resistencia a nuestras campañas contra el abuso sexual donde enfatizamos que el entorno familiar no siempre es el más seguro. No lo difundimos porque queremos satanizar la familia, sino porque es una realidad que no podemos ocultar.
En esa localidad instalaron una práctica muy interesante a partir de un programa de Plan Internacional. Jugaban fútbol mixto, no chicos contra chicas. Tienen equipos mixtos y juegan divinamente, se respetan. Increíblemente en este lugar el índice de violencia y abuso es menor en relación con otros distritos. Esas cosas se tienen que multiplicar y aprender. Los niños dentro de su simpleza lo dicen clarito. Y si crecen en ese sistema de respeto mutuo, de valoración del otro, por supuesto que no va a haber violencia, por supuesto que no va a reproducirse ese sistema de indignidad que somete a tantas mujeres. Los hombres van a ser más responsables y las mujeres también van a valorarse. Hay una cuestión de principios tan elementales que supone el diseño de vida democrática y republicana que no es otra cosa que igualarnos.
Imagen de portada: Gentileza del Ministerio de la Niñez y la Adolescencia
Podés acceder al Resumen Ejecutivo del Plan Nacional de la Niñez y la Adolescencia de la República del Paraguay aquí.
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