Salud

Enfermedades Crónicas No Transmisibles: la severidad de sus implicancias en Paraguay


Por Ma­ría José Pa­ti­ño Va­lien­te*.

De acuer­do a la Or­ga­ni­za­ción Mun­dial de la Sa­lud (OMS), las En­fer­me­da­des Cró­ni­cas No Trans­mi­si­bles (ECNT), como las en­fer­me­da­des car­dio­vas­cu­la­res, cán­cer, en­fer­me­da­des res­pi­ra­to­rias y dia­be­tes, son en­fer­me­da­des de lar­ga du­ra­ción y de pro­gre­sión len­ta que se desa­rro­llan como re­sul­ta­do de una com­bi­na­ción de fac­to­res ge­né­ti­cos, psi­co­ló­gi­cos, fi­sio­ló­gi­cos, am­bien­ta­les y com­por­ta­men­ta­les. Las mis­mas han oca­sio­na­do más de 40 mi­llo­nes de muer­tes en todo el mun­do en el 2018 y han re­pre­sen­ta­do el 70% de las cau­sas de muer­te en di­cho pe­rio­do. En de­fi­ni­ti­va, es­tas en­fer­me­da­des son las prin­ci­pa­les cau­sas de muer­tes, por año, en el mun­do. 

Pa­ra­guay no está ajeno a esta reali­dad. El 74% de las muer­tes en el país son a cau­sa de las ECNT. Dos de cada diez de es­tas muer­tes afec­tan a per­so­nas me­no­res a 70 años. De acuer­do a la En­cues­ta de Fac­to­res de Ries­gos de En­fer­me­da­des No Trans­mi­si­bles, los fac­to­res de ries­gos vin­cu­la­dos al pro­gre­so de es­tas en­fer­me­da­des han ido au­men­tan­do en el país. Por ejem­plo, un 75% de la po­bla­ción pre­sen­ta inac­ti­vi­dad fí­si­ca en el tiem­po li­bre, 84% tie­ne una baja in­ges­ta de ve­ge­ta­les y fru­tas, 57% tie­ne so­bre­pe­so, 51% y 11% con­su­men al­cohol y ta­ba­co, res­pec­ti­va­men­te. Esas prác­ti­cas lle­van al au­men­to de las ECNT, que por sus al­tos cos­tos re­pre­sen­tan un gra­ve ries­go de ha­cer co­lap­sar al sis­te­ma de sa­lud, más aún en tiem­pos de pan­de­mia

Las ECNT no so­la­men­te son gra­ves por las pér­di­das hu­ma­nas, sino tam­bién por las dis­ca­pa­ci­da­des que ge­ne­ran. A esto se suma el ex­ce­si­vo cos­to en el tra­ta­mien­to de las mis­mas, que pue­de afec­tar el cre­ci­mien­to y desa­rro­llo eco­nó­mi­co de un país. Al­gu­nas in­ves­ti­ga­cio­nes men­cio­nan que las ECNT oca­sio­na­ron, en el 2015, una pér­di­da to­tal de 13,5 bi­llo­nes de dó­la­res en el PIB de los paí­ses de Amé­ri­ca La­ti­na. 

Des­afor­tu­na­da­men­te, la pan­de­mia de la CO­VID-19 ha afec­ta­do el avan­ce que los paí­ses ve­nían te­nien­do en fre­nar el pro­gre­so de las ECNT. La OMS se­ña­ló que la pan­de­mia des­nu­dó las de­fi­cien­cias sa­ni­ta­rias en cada so­cie­dad. Un he­cho no­to­rio fue que mu­chos pa­cien­tes que su­fren de una o va­rias ECNT no han po­di­do se­guir con sus tra­ta­mien­tos o los mis­mos han sido pos­ter­ga­dos. A con­se­cuen­cia de ello, las muer­tes oca­sio­na­das por es­tas en­fer­me­da­des han au­men­ta­do, y los pa­cien­tes que vi­ven con una o va­rias de es­tas ECNT son más vul­ne­ra­bles de con­traer y mo­rir a con­se­cuen­cia de la CO­VID-19.

La pro­ble­má­ti­ca de es­tas ECNT se acen­túa en los sec­to­res por la baja co­ber­tu­ra de los se­gu­ros mé­di­cos, con lo cual la car­ga de las en­fer­me­da­des re­cae en las pro­pias fa­mi­lias e in­di­vi­duos. Se­gún el Cen­tro de Aná­li­sis y Di­fu­sión de la Eco­no­mía Pa­ra­gua­ya (CA­DEP), solo el 20,1% de la po­bla­ción está ase­gu­ra­da al Ins­ti­tu­to de Pre­vi­sión So­cial (IPS) y el 7,3% a al­gún se­gu­ro pri­va­do. A su vez, el 70,8% no cuen­ta con nin­gún tipo de se­gu­ro, con lo cual de­pen­de de los ser­vi­cios pro­veí­dos por el Mi­nis­te­rio de Sa­lud Pú­bli­ca y Bie­nes­tar So­cial (MSPYBS). Así, el ni­vel de des­pro­tec­ción de la ciu­da­da­nía es muy ele­va­do, con lo cual la pro­ba­bi­li­dad de que una per­so­na se en­deu­de ante even­tos hos­pi­ta­la­rios es muy alta. La te­nen­cia de se­gu­ros pri­va­dos tam­po­co re­suel­ve el pro­ble­ma dado que las mis­mas ofre­cen un me­nor mar­gen de co­ber­tu­ra de ries­gos que el IPS. En con­se­cuen­cia, el gas­to des­ti­na­do a la sa­lud pro­vie­ne de los ho­ga­res, quie­nes se cons­ti­tu­yen en los agen­tes que fi­nan­cian los cui­da­dos de sa­lud en el país.

La OMS señaló que la pandemia desnudó las deficiencias sanitarias en cada sociedad. Un hecho notorio fue que muchos pacientes que sufren de una o varias ECNT no han podido seguir con sus tratamientos o los mismos han sido postergados. A consecuencia de ello, las muertes ocasionadas por estas enfermedades han aumentado, y los pacientes que viven con una o varias de estas ECNT son más vulnerables de contraer y morir a consecuencia de la COVID-19.

A raíz de la gra­ve­dad y la pre­va­len­cia de es­tas en­fer­me­da­des, es fun­da­men­tal que Pa­ra­guay po­ten­cie sus ini­cia­ti­vas para for­ta­le­cer el sis­te­ma de sa­lud. Cabe se­ña­lar que Pa­ra­guay desa­rro­lló el Plan Na­cio­nal de Pre­ven­ción y Con­trol de las En­fer­me­da­des Cró­ni­cas No Trans­mi­si­bles 2014-2024 y la Po­lí­ti­ca Na­cio­nal de Sa­lud 2015-2030, que in­clu­ye es­tra­te­gias de la OMS e in­vo­lu­cra a va­rios sec­to­res gu­ber­na­men­ta­les para con­tra­rres­tar las ECNT. Sin em­bar­go, esto no es su­fi­cien­te. Por ejem­plo, el in­cre­men­to del im­pues­to a pro­duc­tos da­ñi­nos como el ta­ba­co, al­cohol y aque­llos con al­tos con­te­ni­dos de azú­car si­gue sien­do una ma­te­ria pen­dien­te. Al­gu­nos es­tu­dios han se­ña­la­do que con un in­cre­men­to de 1 dó­lar en el pre­cio del azú­car, exis­te una re­duc­ción po­ten­cial en­tre el 22% al 33% de obe­si­dad en la po­bla­ción. A esto se suma la ne­ce­si­dad de pro­mo­ver el con­su­mo en op­cio­nes co­mes­ti­bles más sa­lu­da­bles. Otra ini­cia­ti­va im­por­tan­te es la pro­mo­ción de in­ves­ti­ga­cio­nes cien­tí­fi­cas en­fo­ca­das en la es­ti­ma­ción de los cos­tos y pér­di­das eco­nó­mi­cas de es­tas en­fer­me­da­des. Esto per­mi­ti­rá cuan­ti­fi­car las ini­cia­ti­vas plan­tea­das e im­ple­men­ta­das para mi­ti­gar y pre­ve­nir las ECNT.  

Fi­nal­men­te, y no me­nos im­por­tan­te, es ur­gen­te me­jo­rar el sis­te­ma de sa­lud pú­bli­ca. Ga­ran­ti­zar una co­ber­tu­ra uni­ver­sal a la po­bla­ción es cla­ve a fin de evi­tar que las fa­mi­lias se vean for­za­das a em­po­bre­cer­se aún más a cues­ta de sal­var la sa­lud de uno de sus miem­bros. 

*Ma­ría José Pa­ti­ño Va­lien­te es Eco­no­mis­ta, egre­sa­da con ho­no­res de la Uni­ver­si­dad Na­cio­nal de Asun­ción, Pa­ra­guay. Ha rea­li­za­do una maes­tría en Agro­ne­go­cios y Eco­no­mía Agrí­co­la en la Uni­ver­si­dad de Ma­ni­to­ba, Ca­na­dá. Tie­ne más de 10 años de ex­pe­rien­cia tra­ba­jan­do para ins­ti­tu­cio­nes gu­ber­na­men­ta­les, aca­de­mia y sec­tor pri­va­do. Ac­tual­men­te se en­cuen­tra tra­ba­jan­do como Con­sul­to­ra In­ter­na­cio­nal para di­fe­ren­tes em­pre­sas, es­pe­cial­men­te en el sec­tor agroa­li­men­ta­rio. 

Ilus­tra­ción de por­ta­da: Ro­ber­to Goi­riz

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