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Innovación tecnológica y mercado laboral


[vc_row][vc_column][vc_column_text]Serie especial de Terere Cómplice “El futuro del trabajo y los trabajos del futuro”

Por Claudia Pompa.

La primera revolución industrial utilizó la fuerza del agua y el vapor para mecanizar la producción. La segunda, utilizó la energía eléctrica para generar producción en masa. La tercera revolución industrial utilizó la tecnología de la información y la electrónica para automatizar la producción. Actualmente, nos encontramos en medio de la cuarta revolución industrial (4RI), también conocida como revolución digital. La misma se caracteriza por la fusión de los mundos digital, biológico y físico, así como por la creciente utilización de nuevas tecnologías como inteligencia artificial, robótica, computación en la nube (cloud computing), impresión 3D, internet de las cosas y tecnologías inalámbricas avanzadas (advanced wireless technology).

La velocidad, alcance e impacto a nivel sistémico de estas transformaciones nos ayudan a entender por qué la 4RI no es solo una extensión de la tercera revolución industrial, sino que es esencialmente distinta. La velocidad de los avances actuales no tiene precedentes históricos. En comparación con las revoluciones anteriores, la 4RI está evolucionando a un ritmo exponencial en lugar de lineal. Además, los cambios introducidos por la 4RI están alterando casi todas las industrias en todo el mundo. El alcance y profundidad de estos cambios presagian la transformación de sistemas de producción, gestión y gobernanza.

El debate político, social y académico acerca de los efectos de la 4RI ha generado dos grandes escuelas de pensamiento: por un lado aquella que cree que las nuevas tecnologías crearán nuevos puestos de trabajo a medida que los seres humanos se vayan adaptando a las mismas; y, por otro, la que cree que los avance tecnológicos destruirán puestos de trabajo y generaran desplazamiento de la fuerza laboral ya que no podremos hacer frente a la velocidad del cambio.

necesitamos de mayores niveles de investigación sobre los efectos y el impacto de los avances tecnológicos en la fuerza laboral, particularmente en economías en desarrollo con altos niveles de trabajo informal como Paraguay

Aquellos que creen que las nuevas tecnologías pueden aumentar y mejorar el desempeño humano en el lugar de trabajo argumentan que, al igual que las revoluciones anteriores, la 4RI tiene el potencial de elevar los niveles de ingresos globales y mejorar la calidad de vida de millones de personas en todo el mundo. Hasta la fecha, los que más se han beneficiado de ella han sido aquellos consumidores con capacidad de pagar y acceder al mundo digital; la tecnología ha hecho posible nuevos productos y servicios que han aumentado la eficiencia y el bienestar en la vida diaria.

Por otro lado, aquellos que creen que las nuevas tecnologías han dado inicio a una “carrera contra las máquinas” argumentan que la 4RI podría generar una mayor desigualdad, particularmente por su potencial disruptivo en los mercados laborales. Los avances en automatización generaran sustitución de la mano de obra en todas las economías y el desplazamiento de trabajadores podría aumentar la brecha entre la rentabilidad del capital y la rentabilidad del trabajo.

Sin embargo, hasta ahora, la evidencia acerca del tema sigue siendo inconclusa. Ciertos estudios indican que el 47% de los empleos en Estados Unidos y el 59% de los empleos en Alemania corren el riesgo de ser automatizados o sustituidos. Otros académicos argumentan que en realidad estas estimaciones son exageradas y que los niveles de automatización y sustitución serán mucho más bajos, alrededor del 9% y 13% respectivamente. Estos estudios critican la confusión que existe entre el ‘potencial de automatización’ con las ‘pérdidas reales de empleo’. La posibilidad técnica de utilizar tecnología en lugar de humanos para la realización de ciertas tareas no necesariamente significa la implementación de la misma. En muchos casos, existen obstáculos legales y éticos que pueden impedir tal sustitución o al menos ralentizar sustancialmente su ritmo. Además, la sustitución puede no ser razonable desde un punto de vista económico. Sin embargo, incluso en ausencia de tales obstáculos, los trabajadores pueden adaptarse a una nueva división del trabajo entre máquinas y humanos cambiando tareas.

Estas diferencias surgen de un debate más amplio acerca del impacto tecnológico en el mundo laboral: ¿los trabajos serán destruidos o simplemente alterados? El desarrollo e implementación de tecnología con capacidad de desplazar a trabajadores requiere de mano de obra, al igual que el mantenimiento y reparación de la misma. Al mismo tiempo, estos avances tecnológicos  continúan abriendo nuevos mercados y generando nuevos empleos. Si bien es probable que las tareas rutinarias y de comunicación que no incluyan interacciones directas de persona a persona sean mas fácilmente reemplazadas por avances tecnológicos, aquellos trabajos que requieren interacción humana, creatividad, adaptabilidad, capacidad de decisión y habilidades sociales serán los más difíciles (si no imposibles) de automatizar.

En general, necesitamos de mayores niveles de investigación sobre los efectos y el impacto de los avances tecnológicos en la fuerza laboral, particularmente en economías en desarrollo con altos niveles de trabajo informal como Paraguay. Entender mejor la trayectoria de estas tendencias a nivel mundial, con un enfoque local, nos permitirá entender mejor las necesidades de nuestra fuerza laboral, diseñar e implementar políticas publicas que respondan a estas necesidades y generar estrategias de empleabilidad que busquen promover la competitividad y el nivel de crecimiento económico que necesitamos como país.

Imagen de portada: Lissette Salguero[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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