Elecciones 2021

“Tenemos que pensar en la salud mental como un motor para el desarrollo de una ciudad”. Entrevista a Natu Ferreira


Por Coralie Arbo*.

En entrevista para Terere Cómplice, conversó sobre sus proyectos para la capital; como una política de alquileres municipales, la necesidad de priorizar el cuidado a la salud mental desde la gestión local y lo que representa una gestión política feminista.

¿Cuáles serían tus tres principales ejes de acción en caso de llegar a la concejalía?

La propuesta programática responde a urgencias de infraestructura, como lo vial y baches, pero también a problemas estructurales de Asunción que nosotras estamos abordando en relación con la pandemia y postpandemia, que son urgencias. Uno de estos temas es la vivienda, ya que hoy la ciudad no se proyecta para que la gente se quede. Asunción es una ciudad que expulsa, el mercado inmobiliario está sin control, los grandes propietarios se autorregulan, generan la oferta habitacional que hay en la ciudad y así no hay oferta pública para pensar una posibilidad de quedarse. La oferta pública habitacional en Paraguay está, en general, limitada a la compra de viviendas sociales, pero hay muchos modelos que pueden pensarse para la clase media y la juventud. 

Por características propias de los tiempos y de la gente que habita en Asunción, tener una propuesta de alquileres municipales puede revitalizar los barrios y ponerlos en valor de vuelta, porque gente viviendo en los barrios genera movimiento, consumo en los comercios locales, mayor seguridad, vida comunitaria, etc. Para el centro histórico queremos combinar atractivos estudiantiles con propuestas culturales artísticas y de preservación del patrimonio. Y no tiene que ver con meternos con el sector privado, que es el primer ataque que viene cuando hablamos de fortalecer el rol de instituciones públicas.  En varias ciudades se está pensando en aumentar el rol estatal en las políticas de viviendas para evitar la gentrificación, expulsión de gente y burbujas inmobiliarias. Queremos instalar la discusión sobre todo esto. 

Además, queremos discutir la política de regulación de contratos. Esto también despierta polémica porque se piensa en regulación de precios, y no es eso, sino que haya claridad en los contratos, en términos de no discriminación, garantizar reparaciones por parte de los dueños, evitar abusos, cuestiones legales que pueden ser controladas desde la municipalidad. 

En otro ámbito, otra propuesta importante tiene que ver con el tema violencia de género. La municipalidad tiene mucho trabajo hecho en ese sentido, pero hoy está medio frenado todo por falta de voluntad política. Hay un albergue municipal para víctimas de violencia que está parado, un equipo municipal capacitado que tampoco está cumpliendo el rol que le corresponde, así como se habían impulsado acciones como “Noviazgo sin violencia” que se deben retomar. También queremos desarrollar una política laboral para las mujeres, promover la organización de las mujeres en los barrios, armar un espacio de diálogo entre la municipalidad y el movimiento de mujeres. Las mujeres sabemos que el espacio local es el espacio donde tenemos mayor llegada, protagonismo e incidencia, por ello el barrio es el espacio que tenemos que fortalecer. También queremos trabajar desde la gestión municipal para ayudar a superar la idea de que la violencia contra las mujeres es un problema de las mujeres. Es un problema social que involucra a hombres que no poseen herramientas para gestionar un montón de cosas que les pasan. Debemos superar la atención convencional que tiene que ver con la denuncia y la atención psicológica como algo puntual. Esas dos patas solas no funcionan si es que no hay un trabajo con la familia, con los hombres, porque las mujeres terminan empoderadas y los varones siguen siendo más o menos lo mismo. La municipalidad debe trabajar ahí. 

También apostamos a la salud mental, en especial en el contexto de pandemia. Estamos en una sociedad que está de duelo, que pasó por un momento traumático de miedo, muerte, pérdida de empleo y muchas más cosas. Tenemos que pensar en la salud mental como un motor para el desarrollo de una ciudad, teniendo en el centro el bienestar. La idea es trabajar en todas las escalas, que la gente empiece a estar mejor y a relacionarse mejor con este territorio que es el territorio donde queremos construir nuestras vidas, conocer gente, estudiar, ser felices, y necesitamos herramientas para eso. Queremos una política de salud mental distinta a la mirada patologizante, queremos espacios comunitarios de diálogo y de encuentro, revitalizar los barrios desde la cultura y el deporte.

Después está el tema de cultura, que es transversal a los ejes de salud mental, habitacional y violencia de género. Necesitamos fortalecer los institutos de formación, dar mayor presupuesto a la cultura, crear cines municipales, espacios de ensayo municipal, herramientas para los trabajadores culturales. Es impresionante la cantidad de gente que quiere hacer cultura y no tiene cómo. 

¿Qué puede ofrecer a la gestión municipal una concejalía con perspectiva feminista?

El feminismo te aporta una mirada interseccional de la realidad. Cuando tenés formación feminista construís el hábito de observar quién “está fuera” y preguntarte “¿a quién no le estamos considerando acá?”. Tanto tiempo a las mujeres se les excluyó, a las lesbianas se les excluyó, de ahí el ejercicio de ver quién está y quién no está representada. El feminismo te hace entender que la sociedad es un colectivo diverso, que gente diversa compone todos los espacios. Si vas a una reunión comunitaria no le ves solo a la mamá; preguntás, por ejemplo, dónde estaban los papás, las chicas jóvenes, si hay personas con discapacidad… y así contemplar la diversidad. 

El feminismo es genial porque permite encontrar soluciones de manera colectiva. Siempre hay un colectivo que está haciendo lo que necesitás o siempre sabés que, para generar una solución, lo mejor es organizarse de manera colectiva, no depender de una persona. Y llevamos encima una paciencia histórica para sostener procesos. Hasta ahora, la ciudad ha sido desarrollada desde una mirada masculina y heterosexual. El feminismo te permite pensar en “detalles” que esa mirada no contempla: en baños cuidados, lactarios, espacios públicos inclusivos, circuitos de bicis y mil cosas que no piensa otra gente que quizás se mueve con un poco más de tranquilidad por la ciudad. Te hace mirar a otro sujeto, por ejemplo, a las niñas, niños y adolescentes, porque las mujeres nos hacemos cargo de ellas y ellos, pensamos en sus necesidades. 

Además, queremos discutir la política de regulación de contratos. Esto también despierta polémica porque se piensa en regulación de precios, y no es eso, sino que haya claridad en los contratos, en términos de no discriminación, garantizar reparaciones por parte de los dueños, evitar abusos, cuestiones legales que pueden ser controladas desde la municipalidad. 

A inicios de este año vimos en redes sociales diversas expresiones de hartazgo político con el hashtag #ANRNuncaMás, el cual sigue vigente en el espacio digital. Desde tu punto de vista, ¿qué representa esa consigna? ¿Creés que se reflejará de alguna manera en las urnas?

El #ANRNuncaMás es la expresión de un hartazgo que está anclado en el cotidiano de la gente y en la relación entre la política y el Estado. Creo que la pandemia exacerbó los problemas estructurales y mostró los límites de la prebenda. Por ejemplo, si no había camas en los hospitales, no sirvió la prebenda. Esto generó indignación, que se exacerbó con toda la plata que se invirtió en la pandemia y la corrupción. Uno veía a la gente desesperada, juntando hasta el último centavo de su vida para comprar  remedios, y luego salían los “fatos”… hasta el punto de robar medicamentos de los hospitales para vender en farmacias, frenar licitaciones y vacunas, y se evidenció que el esquema es completamente corrupto. Yo te digo que llegando a los barrios la gente te dice “no te voy a abrir, si sos colorado andate nomás de acá”, y cuando digo que no soy colorada, que soy del Frente Guasu, me abren la puerta. 

Creo que la gente está muy cansada y que todo este cúmulo de situaciones hace que sea un momento histórico quizás privilegiado. Pero vamos a ver si cambia algo. Este nuevo esquema de elecciones no ayuda mucho para que se pueda canalizar el rechazo, porque el voto ciertamente se va a dispersar. 

*Estudiante de Sociología en la Universidad Católica de Asunción.

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