Elecciones

“Amo a mi diputado, pero odio al congreso”: Por qué las listas desbloqueadas debilitan a los votantes


Andrés Carrizosa *.

En EEUU hay una expresión popular que, al ser traducida, va algo así:  Todos odian al congreso, pero todos aman a su diputado.

La idea detrás de esta frase es que, ya que en EEUU los diputados son electos por distritos muy pequeños, éstos muchas veces son muy similares a la circunscripción que vota por ellos. Pero, el congreso como un todo legisla utilizando mayorías. Entonces, las leyes que salen del congreso pueden no reflejar lo que mi diputado hubiese querido.  Por eso, amo a mi diputado y odio al congreso.

Lo que esta frase captura es que sistemas electorales particularistas—como es el sistema electoral de EEUU y como serán las listas desbloqueadas en Paraguay—dan más control a los votantes sobre un legislador, pero dan menos control a los votantes sobre la mayoría del congreso.  Y, como son las mayorías las que legislan finalmente, esto significa que, contrario al “sentido común”, el control que las listas desbloqueadas dará a los votantes sobre legisladores individuales debilita el control que los votantes tienen sobre las leyes que finalmente se aprueban.

es cierto que las listas desbloqueadas van a permitir que los votantes elijan al político que más les gusta. Esto significa, probablemente, que vos como votante vas a estar más feliz con tu legislador.  Vas a saber que “tal persona me representa a mi” y probablemente sientas un sentimiento de identificación muy fuerte con este legislador, algo que nunca habías sentido por un político antes.  ¿Pero vas a sentirte más feliz con las leyes que salgan del congreso?  No.  Porque los legisladores individuales no legislan, los que legislan son las mayorías.

Para ver esto visualmente, imaginemos dos partidos—el partido A y el partido B—e imaginemos que estos partidos tienen una disciplina partidaria absoluta.  En esta situación, hay dos maneras en las que los votantes pueden controlar qué tipos de leyes aprueba finalmente el congreso: el mandado y la responsabilidad. El mandado funciona así: partido A promete A, y partido B promete B, entonces los votantes deciden entre A y B.  Si, por ejemplo, A recibe la mayoría de votos, entonces los votantes mandan al gobierno a implementar A.  Después, los votantes tienen un control adicional.  Si el partido A no cumple con lo que había prometido, o si tiene una gestión pobre, los votantes saben quién es responsable de esa gestión: el partido A. Al saber de quién es la responsabilidad de gobernar, los votantes pueden saber claramente a quién castigar. Con estos dos mecanismos de mandado y responsabilidad los votantes pueden controlar, no sólo quiénes son los legisladores electos, sino que tienen un control más fuerte sobre qué deciden hacer las mayorías legislativas. En otras palabras, los votantes tienen mayor control sobre las leyes que se aprueban finalmente.

Figura 1: Representación a Través del Mandado y la Responsabilidad

Nota: Elaboración propia a partir de los argumentos incluidos en Przeworski (2018)

En contraste, en sistemas como el de EEUU, y como será Paraguay con las listas desbloqueadas, los votantes eligen a personas individuales adentro de los partidos A y B.  Esa manera de elegir legisladores fomenta la indisciplina partidaria ya que si un político persigue votos individuales y no partidarios entonces el partido va a tener menos capacidad de controlar lo que esa persona hace.  Imaginemos que yo soy un diputado electo por una ciudad fronteriza del Paraguay. Si mi partido me dice: “tenemos que cerrar la frontera para controlar el coronavirus”, puede que eso sea bueno para el país como un todo, pero como representante de una ciudad de frontera yo no puedo votar a favor de eso, porque mis votantes me despedirían inmediatamente.  Entonces yo votaría en contra de mi partido y a favor de mi ciudad.  Después, mi partido no podría despedirme, ya que los que me eligieron son los votantes de mi ciudad. Es por esto que el voto a personas individuales contribuye a la indisciplina partidaria.  Si yo hice lo que mi ciudad quería, ellos van a seguir votando por mí a pesar de que voté en contra de mi partido.

La indisciplina partidaria debilita sustancialmente la capacidad de los votantes de mandar y responsabilizar a los partidos por no votar a favor de una ley.  Porque si mi legislador hizo lo que yo quería, pero mi partido no hizo lo que yo quería, ¿qué hago?  ¿Sigo votando A por mi legislador a pesar de que cuando su partido tuvo mayoría no pudo implementar las políticas que yo quería? En pocas palabras, la falta de disciplina partidaria quiebra el vínculo de mandado y responsabilidad que los votantes tenían sobre el gobierno.  Como muestra abajo, sin disciplina partidaria, el partido A no puede prometer nada, porque si A promete algo pero no puede disciplinar a sus legisladores, entonces A no va a poder cumplir con sus promesas.  Al no poder cumplir con sus promesas, los votantes no saben si castigar o premiar al partido A en las próximas elecciones.  Tal vez un legislador dentro del partido A sí cumplió con lo prometido, pero el partido como un todo no, entonces la ley no se aprobó.  Este ejemplo muestra que los sistemas de voto individual sí dan mayor control a los votantes sobre un legislador, pero debilitan el control que los votantes tienen sobre las leyes aprobadas.

Figura 2: Quiebre de Representación sin Disciplina Partidaria

Nota: Elaboración propia a partir de los argumentos incluidos en Przeworski (2018).

Anticipo que el lector tendrá dos críticas a mi argumento. El primero es: “pero con las listas bloqueadas ya teníamos indisciplina partidaria, entonces desbloquear las listas no cambia nada.” Mi respuesta a esta objeción sería que, es cierto que antes no había disciplina partidaria, pero con las listas desbloqueadas habría aún menos disciplina partidaria.

 Para ver por qué, pueden leer el artículo que escribí sobre este tema. Entonces, aunque el sistema anterior promovía la indisciplina partidaria, la solución no es desbloquear las listas para crear aún más indisciplina, sino que la solución hubiese sido adoptar reglas para reducir la indisciplina para permitir que los partidos realmente puedan cumplir sus promesas.  Por ejemplo, para promover la disciplina interna de los partidos, se podría 1) volver a bloquear las listas legislativas, 2) se podría centralizar la utilización de subsidios partidarios en los líderes partidarios, 3) limitar la utilización de fondos privados en campañas electorales, y 4) se podría reinterpretar el Artículo 201 de la constitución para permitir algunas sanciones por los partidos a legisladores que votan en contra de sus partidos.

La segunda crítica que anticipo es: “si esto es lo que ocurre en EEUU, ¿es realmente tan malo?” Para responder a esto, lo importante es notar que esto era como funcionaba EEUU, pero ellos gradualmente fueron cambiando su sistema después de 1950.  En 1950 la Asociación de Ciencia Política Americana (APSA por sus siglas en inglés) justamente escribió un reporte haciendo el mismo argumento que estoy haciendo aquí (ver reporte aquí).  Entonces ya en los 50, EEUU se dio cuenta que su sistema no promovía la representación real de los votantes.  Nosotros, en vez de aprender de la experiencia negativa que tuvieron, vamos a adoptar el sistema que ellos utilizaban antes y que decidieron abandonar.

En conclusión, es cierto que las listas desbloqueadas van a permitir que los votantes elijan al político que más les gusta. Esto significa, probablemente, que vos como votante vas a estar más feliz con tu legislador.  Vas a saber que “tal persona me representa a mi” y probablemente sientas un sentimiento de identificación muy fuerte con este legislador, algo que nunca habías sentido por un político antes.  ¿Pero vas a sentirte más feliz con las leyes que salgan del congreso?  No.  Porque los legisladores individuales no legislan, los que legislan son las mayorías.  Y promover la fragmentación limitará el control que los votantes tendrán sobre las mayorías legislativas.  Y como los estadounidenses se sentían antes de los 50, vas a terminar odiando al congreso, pero amando a tu diputado.

Imagen de portada: Santiago Ros

*Andrés Carrizosa recibió un PhD en ciencia política de Rice University, una maestría en ciencia política de la Universidad de Salamanca, y títulos de grado en ciencia política y en periodismo de University of Kansas.

121 views

Write a comment...

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *