Por José Tomás Sánchez.
Con las elecciones internas simultáneas de los partidos políticos, el 18 de diciembre de 2022, se superó un paso importante en el camino hacia las elecciones generales del 2023. En estas internas, se destacaron principalmente las elecciones realizadas en el Partido Colorado, la Concertación Nacional y el Partido Liberal. En este artículo destacaré algunos aprendizajes de las internas del Partido Colorado, que presentó unas 73 mil precandidaturas para los cargos electivos nacionales, departamentales y partidarios.
En primer lugar, la ANR siguió con su lógica histórica de “rebeldía” interna. La contundente victoria de Santiago Peña (Lista 2 Movimiento Honor Colorado) con 618.651 votos (51.6%), contra los 526.061 votos (43.9%) de Arnoldo Wiens (Lista 3 Movimiento Fuerza Republicana) indica que persiste la tendencia partidaria de favorecer a las oposiciones internas al oficialismo gobernante. Así como esta vez ganó las internas el adversario colorado al gobierno de Abdo Benítez, en 1992, 1997, 2002 y 2017, el candidato elegido en las internas presidenciales fue la opción rival al gobierno de turno, con la salvedad de que en 1992 asumo que ganó las internas Luis María Argaña, aunque se le otorgó la victoria a Wasmosy producto de un reconocido caso de fraude electoral. Solo en el 2007 fue electa la candidata oficialista Blanca Ovelar, en unas elecciones en las que el contendiente Castiglioni denunció fraude. En el 2022 volvió a verse la tendencia mayoritaria de elegir al opositor al gobierno en las internas partidarias.
Gráfico 1 – Elecciones internas para la presidencia de la República (ANR)
Fuente: Elaboración propia con datos del TSJE
Un segundo aprendizaje tiene que ver con la dinámica interna de la ANR. En las elecciones para la presidencia de la Junta de Gobierno triunfó el expresidente Horacio Cartes (50.5%, 605.917 votos) sobre el presidente de la República Mario Abdo Benítez (38.1%, 457.302 votos). Este resultado sugiere un cambio en el partido. Con la elección de Cartes, se podría estar viendo la consolidación de un movimiento interno (en este caso el cartismo) dentro de la estructura partidaria, de la mano de un expresidente, algo inusual en la ANR. En especial teniendo en cuenta que los múltiples grupos que se reunieron bajo el liderazgo de Abdo Benítez o de Hugo Velázquez en Fuerza Republicana, podrían desvanecerse tras el resultado del 18/12 y el fin del actual gobierno. Llamó también la atención que Abdo tuvo 70 mil votos menos que Wiens, lo cual muestra el desacople del presidente Abdo incluso del propio movimiento oficialista.
Gráfico 2 – Elecciones para la presidencia de la Junta de Gobierno (ANR)
Fuente: Elaboración propia con datos del TSJE
El punto anterior puede indicar que por primera vez en democracia, dentro del Partido Colorado, predomine un movimiento por sobre los demás y que este predominio perdure. Desde la caída de la dictadura en 1989 el partido se dividió en fuerzas internas que fueron renovándose constantemente. De hecho, esta división ya se dio en la segunda mitad de los años 80, cuando se quebró la llamada “unidad granítica” que respaldaba al General Stroessner y terminó ocasionando su caída. Desde entonces, en el partido se desarrollaron facciones internas que no pudieron dominarse unas a otras, en una dinámica de “correlación de debilidades” en la que ningún movimiento lograba hegemonía interna. Así se sucedieron el argañismo, wasmosismo, oviedismo, nicanorismo, cartismo y el (más desdibujado) abdismo. Las rivalidades de estas facciones se manifestaron con mucha fuerza, incluso con violencia en los años 90, llevando a serios problemas de gobernabilidad. Pero ninguna se solidificó y ningún expresidente conservó un poder político determinante una vez dejado el Sillón de López. La expresidencia se convirtió en una suerte de “exilio” político, hasta que Cartes vino a mostrar lo contrario en las últimas elecciones internas. Queda por verse si efectivamente el cartismo será la fuerza hegemónica de la ANR.
Todo indica que las elecciones del 2023 se parecerán a las del 2018 en que serán reñidas, pero será distinta a las del 2018 en cuanto al grado de polarización, que probablemente se intensificará mucho más en el 2023.
Un tercer aprendizaje es que sigue con fuerza la política “tradicional”, con sus fuentes usuales de construcción de poder político. Me refiero a que, por ahora al menos, las elecciones internas con listas desbloqueadas no barrieron a los liderazgos de importante trayectoria político-partidaria. Líderes como Silvio Beto Ovelar (152.593 votos), Oscar Cachito Salomón (115.722), Juan Carlos Baruja (78.866) y Derlis Osorio (47.355) mostraron la efectividad de estrategias usuales como la articulación con líderes locales, el armado de estructuras partidarias, la movilización de recursos, la selección estratégica de territorios en los que buscar los votos, en contraposición a las posturas discursivas desvinculadas del trabajo territorial. Con esto se vio, por ejemplo, la limitada capacidad de candidatos que buscaron montar sus campañas sobre mensajes radicales, nacionalistas, antigénero y antiorganismos internacionales (como el discurso contra el Plan Nacional de Transformación Educativa). Varios candidatos y candidatas de Honor Colorado (agrupación que más insistió con esta línea) que siguieron esa receta de construcción política, como Enrique Riera (17.110 votos, #10 en su lista) y José Ocampos (con 1.281 votos, #36), quedaron muy rezagados con 3% y menos de 1% de los votos. La excepción quizá fue Lizarella Valiente, quien tuvo 6% de los votos (31,439), pero ella está asociada a la estructura del intendente de Asunción. En suma, los “insiders” con recursos tradicionales siguen con total vigencia en la política interna colorada.
¿Qué nos dicen estos resultados de las proyecciones de la ANR para las elecciones del 30 de abril? Para arrojar algunas ideas a este respecto, podemos ver cuánto suele crecer la ANR luego de sus internas en el camino a las generales. El gráfico 3 muestra algunos puntos interesantes. En primer lugar, desde el 2013 la ANR logra agregar en las elecciones generales todos los votos de las internas partidarias, yendo mucho más allá de los votos exclusivos del ganador de las internas. Solo en el 2008 no sumó todos los votos de las internas. En esa oportunidad, la ANR perdió, entre las internas y las elecciones generales, el 29% de los votos. Es de presumir que en esas elecciones el voto perdido fue a Lino César Oviedo, quien fundó su partido UNACE como un desprendimiento del Partido Colorado y en las elecciones del 2008 obtuvo 22% de los votos (unos 411 mil). La idea de que la alianza Lugo-PLRA ganó las elecciones del 2008 con voto colorado es cierta, pero porque esos votos fueron a Lino Oviedo, permitiendo que los 766 mil votos de Lugo fueran suficientes para derrotar a los 573 mil de Blanca Ovelar (ANR).
Gráfico 3 -Evolución entre elecciones internas y generales desde el 2008
Fuente: Elaboración propia con datos del TSJE y medios periodísticos
En el 2013, la ANR revirtió la situación del 2008 e incrementó en 21% los votos entre las internas y las generales, agregando 190 mil votos que podríamos llamar “extrapartidarios”. Con eso Horacio Cartes (ANR) derrotó a Efraín Alegre (PLRA-aliados). La alianza liderada por el PLRA había subido 91% entre sus internas y las generales, sumando 423 mil votos extrapartidarios, más que duplicando a la ANR, pero insufientes para ganar las elecciones. Un detalle interesante es que Lino Oviedo era candidato para esas elecciones generales, con lo cual el caudillo podía seguir llevando parte de los votos colorados. Con su trágico accidente meses antes de las elecciones, en febrero de 2013, Oviedo salió de la competencia electoral y presumiblemente el grueso del voto de UNACE retornó a la ANR, lo cual sería parte de los 21% de los votos extrapartidarios de las elecciones generales.
En el 2018 la ANR incrementó solo 8% entre las internas y las elecciones generales, unos 86 mil votos. Una vez más, fue suficiente para que Mario Abdo Benítez (ANR) con unos 1.206.000 votos derrotara a Efraín Alegre (PLRA-aliados), quien obtuvo 1.110.000 votos, sumando 606 mil votos extrapartidarios, 7 veces más que la ANR. La caída en los votos extrapartidarios de la ANR entre el 2013 y el 2018 puede deberse a varios factores. El votante de UNACE ya había sido absorbido por la ANR y no sumó votos extrapartidarios en el 2018, o Mario Abdo Benítez tenía menos llegada afuera del partido en comparación con Cartes.
Los datos de las elecciones internas y los números de votos extrapartidarios que la ANR obtuvo en las últimas elecciones generales de 2018 dejan una serie de interrogantes para las elecciones generales del 2023. El piso electoral del partido será probablemente alto y agregará nuevamente todo el voto de las internas (es decir, la ANR ya cuenta con al menos 1.199.050 votos). El techo es más incierto. ¿Se parecerá el agregado extrapartidario a los 21% de Cartes o los 8% de Mario Abdo? Peña tiene un perfil más parecido a Cartes, aunque ya no hay votantes de UNACE que absorber. La Concertación, por su parte, amplió más la alianza anterior del PLRA, y queda por verse el lugar que tendrán Euclides Acevedo y Payo Cubas en abril (¿absorberán más votos de la ANR o de la Concertación?). También queda por verse si el desbloqueo de las listas para las candidaturas legislativas atraerá más votos a la ANR, o si habrá voto cruzado. Todo indica que las elecciones del 2023 se parecerán a las del 2018 en que serán reñidas, pero será distinta a las del 2018 en cuanto al grado de polarización, que probablemente se intensificará mucho más en el 2023.
Fuente de la imagen: Prensa Santi Peña
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