Por Marcos Pérez Talia
Han pasado apenas nueve meses de las elecciones generales realizadas en 2023, cuyos resultados aún son pasibles de exploración e indagación. Un hecho distintivo que dejó el proceso presidencial fue el amplio -y tal vez inesperado- porcentaje electoral que obtuvo Payo Cubas a partir de una agenda política radicalmente antisistema y antiliberal, que por momentos rozó lo antidemocrático.
En un reciente trabajo académico, la socióloga argentina Lorena Soler puso la lupa en los cambios en la configuración de las derechas de Paraguay, indicando que a la clásica derecha partidaria de la ANR (la tecnocrática del cartismo, y la nacionalista y conservadora del abdismo) vino a sumarse la derecha radical de Payo Cubas.
Efectivamente, si sumamos el porcentaje electoral obtenido en las elecciones de 2023 por las dos fuerzas políticas aludidas, tanto la derecha partidaria de la ANR como la radical de Payo Cubas, veremos una elevada cantidad de votos recibidos.
Tabla 1. Resultados en las presidenciales de 2023 de la ANR y Cruzada Nacional
Candidato | Partido | Porcentaje de votos |
Santiago Peña | ANR | 42,7% |
Payo Cubas | Cruzada Nacional | 22,9% |
TOTAL | 65,6% |
Fuente: elaboración propia a partir de datos del TSJE
Al menos el 66% del electorado paraguayo se decantó por una u otra fuerza, sea la derecha partidaria o la radical en los términos de Lorena Soler. Si bien es cierto que la relación entre partidos políticos y electores en Paraguay no es estrictamente programática, sino también clientelar, donde además los partidos dominantes (colorados y liberales) desarrollaron fuertes maquinarias institucionales y estabilizaron adhesiones identitarias con relativo éxito, esta hipótesis del corrimiento del electorado hacia la derecha merece algunas consideraciones analíticas que intentaremos explorar a continuación.
La primera cuestión es indagar si efectivamente la ciudadanía paraguaya ha cambiado sus preferencias ideológicas; es decir, si hay un fuerte viraje hacia la derecha. Para ello, revisamos las bases de datos del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP) de Vanderbilt University.
Gráfico 1. Media ideológica de la ciudadanía entre 2008 y 2023
Fuente: Bases de datos de LAPOP. La escala va del 1 al 10, donde 1 significa la izquierda más extrema y 10 la derecha más extrema
Los datos estadísticos expuestos en el gráfico 1 parecen ir a contramarcha de lo señalado previamente. Estos indican que en 2010 se inició un leve viraje hacia la derecha (con 5.84 de media ideológica), que tuvo su punto más alto en 2014 (con 6.27) coincidente con el inicio del gobierno de Horacio Cartes, aunque luego se detuvo e inició un descenso que ya se observó en 2019 (con 5.3), y se ratificó en 2023 con el posicionamiento ideológico más alejado de la derecha (con 5.17) desde que se empezó a medir esta variable.
La base de datos de LAPOP nos permite, además, ordenar los datos estadísticos por preferencia ideológica (izquierda, centro y derecha), cuyos resultados se observan en el siguiente gráfico.
Gráfico 2. Evolución ideológica de la ciudadanía paraguaya entre 2008 y 2023
Fuente: Bases de datos de LAPOP.
Los datos del gráfico 2 muestran una estabilidad ciudadana en las preferencias ideológicas de centro; un crecimiento sostenido de la derecha hasta el año 2014 y luego un descenso de más de 14% entre 2014 y 2023; y un crecimiento de la izquierda desde 2019, ratificándose en 2023 con idéntico resultado. La identificación hacia la izquierda ha crecido un 17% desde 2008 hasta 2023, mientras que la derecha ha crecido un 5% en dicho periodo, salvo en 2014 donde el crecimiento de la derecha llegó al 19%, aunque luego decreció.
Entonces, por una parte, tenemos un electorado que gira lentamente hacia el centro, con un leve crecimiento en la izquierda, mientras, por otra parte, el mismo electorado que acaba votando masivamente en 2023, a lo que Soler y otros autores como Andrew Nickson consideran de derecha. ¿Cómo se explica eso?
Sin impugnar el magnífico trabajo académico de Lorena Soler, sostenemos que el votante de Payo Cubas no es necesariamente de derecha, porque la propuesta de Cubas tampoco fue estrictamente de derecha. Su principal virtud fue su inconsistencia ideológica, lo cual le favoreció para poder representar diferentes aspiraciones del electorado.
Esa falta de rigidez ideológica se observa en su variada gama de ofertas programáticas, capaz de dar “un poquito a cada uno”. Para sectores conservadores de la derecha tradicional propuso el rechazo al aborto y matrimonio igualitario, o conductas morales para las madres como el amamantamiento obligatorio hasta los 2 años del recién nacido y la prohibición de nacimientos por cesáreas. Para los sectores ideológicamente más liberales ofreció un fuerte achicamiento del Estado, reducción de salarios y eliminar planillerismo, como también bajar al número de parlamentarios, semejante a lo que Milei solicitó en Argentina.
Su agenda autoritaria, que no necesariamente es de derecha, ya que en algunos países se vinculó con la izquierda, tuvo relación con una fuerte crítica a la democracia, declaración de simpatía hacia la dictadura (que contraponía a la tiranía), su valoración positiva de la vieja Constitución de 1940, denunciada en su momento por totalitaria, o que gobernaría con las FFAA en caso de que triunfase.
El votante de Payo Cubas no es necesariamente de derecha, porque la propuesta de Cubas tampoco fue estrictamente de derecha. Su principal virtud fue su inconsistencia ideológica, lo cual le favoreció para poder representar diferentes aspiraciones del electorado.
Y, por supuesto, para sectores más vinculados a la izquierda propuso una reforma tributaria que incluía un 30% de impuestos a la soja, fuerte ataque al latifundio y que los campesinos recuperen las tierras malhabidas. Incluso habló de llevar a cabo una Asamblea Nacional Constituyente, que conecta directamente con viejas aspiraciones refundacionales de la izquierda latinoamericana y las experiencias del giro a la izquierda en Ecuador, Bolivia, Venezuela y, más recientemente, Chile.
Pensar a Payo Cubas en clave ideológica de “extrema derecha” o “derecha radical” puede ser insuficiente. El personaje trasciende lo estrictamente ideológico para posicionarse en un sujeto político mucho más amplio, contradictorio por momentos, que conecta con aspiraciones de un electorado heterogéneo, dejando bastante margen, incluso, para una ciudadanía que se autopercibe de izquierda o que manifiesta cada vez más sentimientos antisistema.
Esto podría explicar que, frente a la (casi) desaparición del Frente Guasú (FG), que lideró el tercer espacio entre 2013 y 2023, fue Cruzada Nacional de Payo Cubas quien vino a ocupar dicho lugar en las últimas elecciones generales. Todo indica que el votante mayoritario del FG abandonó a sus líderes de la última década y apoyó a Payo. El PLRA tampoco parece haber capitalizado el derrumbe del progresismo, aunque el voto al PLRA creció en las generales respecto a su interna, y tampoco la ANR, que hizo una importante elección a nivel parlamentario, pero que para la presidencia mantuvo la suma de quienes participaron en su interna. Es decir, ambos partidos siguen manteniendo su base de seguidores, propio de partidos fuertes, y no lograron capturar con éxito el votante afuera de sus partidos. Payo lo hizo.
Los datos estadísticos de LAPOP ubican al electorado paraguayo en una posición de centro, con una interesante simpatía hacia la izquierda. Ese electorado, ante la crisis del FG, pudo haber optado, al menos una parte importante, por Cruzada Nacional, como consecuencia de la laxitud de su programa. También el electorado de otras personas disruptivas como la senadora Katya González, posiblemente optaron por Payo en las presidenciales, pero no se puede afirmar que este sea un electorado de derecha. Por supuesto, necesitamos más datos y análisis rigurosos para seguir explorando la idea.
*Imagen de portada: Archivo