Por Marcos Pérez Talia
El pasado 29 de abril el senador Orlando Penner comunicó su renuncia al partido Patria Querida, cuya plataforma política le llevó a la Cámara Alta. Argumentó divergencias con la nucleación política y, con su salida, Patria Querida se quedó sin representación en el Senado. La decisión de Penner viene a sumarse a una inédita ola de renuncias en apenas diez meses de gestión parlamentaria (2023-2028).
Este artículo analiza las múltiples salidas de senadores de sus plataformas políticas entre 2023 y 2024, prestando especial atención al cambio del sistema electoral (de listas cerradas y bloqueadas a lista con votos preferenciales) que se aprobó en 2019.
El actual periodo parlamentario comenzó el 1 de julio de 2023, cuando asumieron 45 senadores, cuya distribución se observa en la siguiente tabla 1.
Tabla 1. Distribución de escaños en el Senado (2023-2028)
Senadores por Organización política | Votos | Porcentaje | Escaños |
ANR | 1.319.617 | 43,69% | 23 |
Senadores por la Patria (PLRA + PDP) | 702.776 | 23,27% | 12 |
Cruzada Nacional | 331.945 | 10,99% | 5 |
Encuentro Nacional + Hagamos | 148.505 | 4,92% | 2 |
Patria Querida | 72.357 | 2,4% | 1 |
Frente Guasú | 60.774 | 2,01% | 1 |
Yo Creo | 56.386 | 1,87% | 1 |
Fuente: Datos estadísticos del TSJE
Esos datos muestran que el piso de todo espacio político para acceder a un escaño en el Senado fue de 56.386 votos, que fueron los que obtuvo Yo Creo. Dicho de otro modo, todo espacio político que alcanzara menos de 56.386 votos quedaba sin chances de obtener escaños en la Cámara Alta.
Durante estos diez meses de gestión parlamentaria, llamó la atención que ya han renunciado a sus partidos hasta seis senadores: Javier Vera (Chaqueñito), Zenaida Delgado y Norma Aquino (Yami Nal) de Cruzada Nacional; Eduardo Nakayama del PLRA, Patrick Kemper de HAGAMOS y Orlando Penner de Patria Querida. Este hecho, inédito por cierto en nuestra era democrática, bien podría ser consecuencia del desbloqueo de listas aprobado en el periodo constitucional anterior.
Con el nuevo sistema electoral aprobado en 2019, el elector ya no solo puede votar a su lista partidaria favorita, sino también otorgar un voto “extra” a su candidato o candidata de preferencia, pudiendo incluso alterar el orden original establecido por la organización política. Como toda acción política, no es “buena o mala”, sino que genera consecuencias. Una de ellas, que el voto preferencial modifica los incentivos de cómo funciona la dinámica electoral, dado que los candidatos ya no solo luchan contra las listas contrarias, sino también contra quienes conforman sus propias listas.
el voto preferencial debilita fuertemente a los partidos
Esta doble necesidad de búsqueda de votos, ya no sólo hacia afuera (extrapartidaria) sino también hacia adentro (intrapartidaria), profundiza la personificación de la política y hace que los candidatos -especialmente los que han tenido éxito- tengan mayor autonomía frente a la organización partidaria, favoreciendo una suerte de lógica individual frente a la vieja dinámica grupal. Como cada candidato, al necesitar más votos que sus compañeros del propio partido, debe diferenciarse de ellos en las elecciones, convierte no solo la dinámica externa sino también la interna en una enorme batalla, allí donde, en realidad, debería haber colaboración y cohesión.
Pero, ¿realmente no le deben nada a sus partidos dado que son los dueños de sus votos y, por ende, de la llave de acceso al Senado? Según los datos de la tabla 1, toda organización política necesitó al menos 56.386 votos para obtener una banca en el Senado. Sin embargo, sólo 11 de 45 senadores obtuvieron la cantidad de votos preferenciales suficientes para entrar solos. Por una cuestión de espacio, veamos en la siguiente tabla 2 los votos preferenciales de los primeros 15 senadores electos
Tabla 2. Votos preferenciales de los primeros 15 senadores electos
Parlamentario | Partido | Votos preferenciales |
Silvio Ovelar | ANR | 282.237 |
Yolanda Paredes | Cruzada Nacional | 141.102 |
Enrique Salyn Buzarquis | PLRA | 125.096 |
Kattya González | PEN | 100.155 |
Derlis Maidana Zarza | ANR | 76.066 |
Juan Carlos Baruja | ANR | 71.867 |
Sergio Rojas Sosa | PLRA | 71.072 |
Edgar López Ruiz | PLRA | 63.077 |
Luis Pettengill | ANR | 61.168 |
Derlis Osorio Nunes | ANR | 57.361 |
Oscar Salomón | ANR | 56.504 |
Lizarella Valiente | ANR | 56.047 |
Lilian Samaniego | ANR | 54.750 |
Carlos Núñez Agüero | ANR | 54.498 |
Rafael Esquivel | Cruzada Nacional | 51.443 |
Fuente: Elaboración propia
Los datos de la tabla 2 muestran que hasta el lugar 11 (Oscar Salomón) los senadores tenían individualmente tanta fuerza para ingresar por sí solos, es decir, eran “autosuficientes”. A partir del lugar 12 (Lizarella Valiente) era necesario contar, además, con la fortaleza de la organización partidaria, que es la que suma los escaños para que estos puedan ingresar.
Respecto a los 6 senadores renunciantes, ¿alguno de ellos forma parte del grupo de “autosuficientes”? Veamos la siguiente tabla 3.
Tabla 3. Votos preferenciales de los 6 senadores renunciantes
Senadores Renunciantes | Votos Preferenciales | Número final de ingreso |
Eduardo Nakayama | 28.499 | 20 |
Orlando Penner | 14.185 | 34 |
Zenaida Delgado | 12.859 | 28 |
Norma Aquino | 12.637 | 37 |
Javier Vera Chaqueñito | 80.39 | reemplazo |
Patrick Kemper | 7.315 | 32 |
Fuente: Elaboración propia
Paradójicamente, ninguno de los seis senadores renunciantes pertenece al grupo de los 11 “autosuficientes”. De los seis senadores renunciantes, Eduardo Nakayama fue el de mejor rendimiento electoral; aun así, le faltó duplicar su cantidad de votos preferenciales (28.499) para alcanzar el piso de acceso al Senado. Logró ingresar gracias al “colchón” que le brindó su organización política (702.776 votos). El último renunciante fue Orlando Penner, quien de modo individual debió haber quintuplicado sus votos preferenciales (14.184) para acceder a un escaño, pero gracias a los 72.357 que obtuvo la lista de PQ pudo alcanzar un curul.
En definitiva, nunca sabremos las motivaciones reales de un político que renuncia a su partido apenas accedió a un espacio parlamentario, pero no deja de ser llamativo que en tan corto tiempo hayan renunciado ya seis de ellos, algo que no ocurrió ni en las peores crisis políticas de los tumultuosos años noventa.
Lo que sí sabemos, gracias al fructífero campo de política comparada dentro de la Ciencia Política, es que el voto preferencial debilita fuertemente a los partidos. Al tiempo que podría estrechar la relación entre elector y candidato, impacta negativamente en la relación entre candidatos y partidos que, en última instancia, siguen siendo los principales motores de nuestras democracias. Y como la política no se agota en las elecciones (relación elector y candidato), las organizaciones partidarias, especialmente las opositoras, deben permanecer fuertes, estables y cohesionadas, para tener una democracia vigorosa. Es la única garantía que tenemos frente a partidos y grupos hegemónicos que quisieran copar las instituciones y debilitar los pilares republicanos.