Por Aldo Adrián Martínez-Hernández *
Las elecciones generales celebradas el dos de junio pasado en México, fueron las más grandes de la historia moderna del país, en donde se disputaron poco más de 20 mil cargos (federales, estatales y municipales) y votaron poco más de 60 millones de personas, de casi cien millones inscritas para votar.
En un país federal y bicameral como el caso mexicano, a nivel federal las elecciones sucedieron para la renovación de la presidencia, 500 cargos para diputados federales (que al ser un sistema electoral mixto 300 se definirán por el principio de mayoría relativa y 200 por el principio de representación proporcional), 128 senadurías, cuatro por entidad federativa (uno por principio mayoritario, uno por primera minoría y dos por representación proporcional). Además, a nivel estatal, durante estas elecciones se disputaron nueve gubernaturas, entro otros cargos locales como congresos y ayuntamientos municipales.
Respecto a los resultados, estas elecciones significaron la continuidad del nuevo partido en el gobierno: Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Además de ser la primera ocasión en la que una mujer llega a la presidencia. Con poco más de 35 millones de votos, la candidata del oficialismo Claudia Sheinbaum logró mantener la presidencia del país con 59.76% del voto a la coalición MORENA, Partido del Trabajo (PT) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM). En segundo lugar, con 27.4% representando poco más de 16 millones de votos, y más de 30 puntos porcentuales de diferencia respecto a la candidata ganadora, se ubicó la alianza opositora integrada por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) con Xóchilt Gálvez como candidata, partidos que históricamente habían sido contrarios competidores por el poder político. Finalmente, Jorge Álvarez Máynez de Movimiento Ciudadano (MC) logró el tercer puesto con 10.3% de la votación y poco más de 6 millones de votos (Tabla 1).
Tabla 1: Resultados electorales Presidencia (2024)
Partidos / coalición | Candidatura | Votos | Porcentaje |
MORENA-PT-PVEM | Claudia Sheinbaum Pardo | 35,924,519 | 59.76% |
PAN-PRI-PRD | Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz | 16,502,697 | 27.45% |
MC | Jorge Álvarez Máynez | 6,204,710 | 10.32% |
Nulos | 1,400,144 | 2.33% | |
Participación | 60,115,184 | 61.05% |
Fuente: Instituto Nacional Electoral (INE). https://computos2024.ine.mx/presidencia/nacional/candidatura
A nivel subestatal de las nueve gubernaturas en disputa en estas elecciones, MORENA y la coalición oficialista obtuvieron siete entidades y la oposición dos. Esto significaría el gobierno de la mayoría de los estados del país (23) para el oficialismo (incluyendo su continuidad en la Ciudad de México, capital del país) y nueve estados gobernados por la oposición, de los cuales cuatro son del PAN, dos del PRI, dos para MC y uno para el PVEM.
Para entender estos resultados se debe partir de tres elementos. El primero es el liderazgo, la popularidad y la estrategia de comunicación del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, a su vez fundador de MORENA. Estas estrategias refieren a la interacción entre el presidente, los medios de comunicación y la sociedad mediante el uso de las redes sociales y la creación de conferencias matutinas en las que el presidente y miembros de su gabinete informan diariamente sobre los avances del gobierno. Además estas conferencias promueven la interacción con periodistas, así como fijar posicionamientos y posturas del presidente, lo cual le ha permitido establecer la agenda política del país durante todo su gobierno. Esto, además, jugó un papel relevante durante las elecciones.
Las conferencias matutinas, la gestión gubernamental y el liderazgo del presidente, pese a la pandemia, ayudaron a mantener una popularidad por encima del 60% durante todo su periodo (seis años sin posibilidad de reelección), incluso llegando a poco más de 80% en su primer año de gobierno.
El segundo elemento se debe a las políticas sociales y laborales del gobierno actual, particularmente los programas sociales universales producto de reformas constitucionales iniciadas en el sexenio. Dichos programas, ahora derechos universales, consisten en transferencias económicas directas a tres sectores principales: adultos mayores, jóvenes y personas discapacitadas. Esto acompañado de un contexto de pleno empleo, estabilidad económica, el nuevo tratado de libre comercio con EEUU y Canadá, la fortaleza del peso frente al dólar, la disminución sin precedentes de la pobreza, el incremento histórico del salario mínimo, el crecimiento de la inversión extranjera y las reformas laborales que han favorecido a la clase trabajadora del país, entre otros.
El tercer elemento y quizá el más relevante es el descrédito de los partidos tradicionales (PRI, PAN y PRD) y la clase política que gobernó el país desde principios del presente siglo. La desconfianza en las instituciones, el hartazgo de la sociedad frente a los gobiernos ineficientes, la creciente polarización política y social, la baja calidad de la democracia, la inseguridad, violencia y corrupción, entre otros temas, fueron producto de los gobiernos de estos partidos acreditados por una sociedad que los refrendó en el poder durante al menos tres décadas.
Una crisis de representación que inició desde finales del siglo anterior y que se vio agravada por una deficiente e inequitativa distribución de la riqueza, que a la postre provocaría un cambio en el comportamiento electoral que venía manifestándose desde las elecciones generales de 2006 y que, en 2018, logró consolidarse como una mayoría electoral al dar soporte a la elección del presidente López Obrador. Esta mayoría volvió a plasmar en 2024 su apoyo a la continuidad de un proyecto político distinto a los partidos tradicionales mexicanos.
Un comentario al margen para contextualizar esta elección es que México, durante gran parte del siglo XX, se caracterizó por ser un sistema de partido hegemónico en donde el PRI logró mantener el dominio electoral y político en todo el territorio nacional, además del control de ambas cámaras legislativas y el Poder Ejecutivo. A nivel latinoamericano, sólo el sistema de partidos de Paraguay, con el Partido Colorado, podría ser comparable durante ese periodo.
Esta situación pondrá a prueba a las instituciones fundadas por los gobiernos anteriores y que supondrán un nuevo reto en la consolidación de la democracia en el país.
Con la transición a la democracia y la alternancia político partidista en el año 2000 (tras más de siete décadas de gobiernos del PRI), esta hegemonía se fue diluyendo, encumbrando al PAN en el Poder Ejecutivo. Este partido, sin embargo, no llegó a consolidar mayorías en el Congreso que le permitieran cambiar la constitución política por sí solo, por lo que se vio obligado a negociar con las demás fuerzas políticas, entre ellas el PRI. El PAN se mantuvo durante dos sexenios (2000-2006 y 2006-2012), hasta que en las elecciones de 2012 el PRI logró regresar a la presidencia, aunque no tuvo éxito a la hora de plantear su permanencia en el gobierno y presentarse como una fuerza política vigorosa en 2018.
Estos antecedentes abrieron camino a la reconfiguración del sistema de partidos mexicano en 2018 con la elección de MORENA, y, con ello, al inicio de la desinstitucionalización de los partidos tradicionales. Las elecciones de 2024 son una muestra del declive electoral del PRI, PAN y PRD (este último perdió su registro al no alcanzar el umbral necesario en estas elecciones), partidos que hoy se desvanecen en el territorio nacional.
Al mismo tiempo, las elecciones muestran un proceso de crecimiento y nacionalización de MORENA, que junto con su coalición logró una mayoría calificada en el congreso, cuestión que no se lograba en el país desde el periodo del PRI como partido hegemónico. Esta situación pondrá a prueba a las instituciones fundadas por los gobiernos anteriores y que supondrán un nuevo reto en la consolidación de la democracia en el país.
* Posdoctoral Research Fellow en el Centro de Investigación y Docencia Económicas A.C. (CIDE) Región Centro. Aguascalientes, México. Correo e: aldo.martinez@cide.edu