1 Año de Gestión de Santiago Peña

Velocidad crucero: la economía en la era Peña


Ro­dri­go Iba­rro­la

Ha pa­sa­do un año des­de que San­tia­go Peña se hizo car­go de la pre­si­den­cia de la Re­pú­bli­ca. Has­ta aquí todo ha trans­cu­rri­do casi sin va­ria­cio­nes en ma­te­ria eco­nó­mi­ca. Nada rup­tu­ris­ta, nada trans­gre­sor. Pero an­tes de rea­li­zar el aná­li­sis, vale al­gu­na ad­ver­ten­cia. Pri­me­ro, un año de go­bierno es un lap­so ex­tre­ma­da­men­te cor­to para vi­sua­li­zar al­gún cam­bio re­le­van­te (si hu­bie­se lle­va­do a cabo al­guno). Se­gun­do, a pe­sar de ha­ber trans­cu­rri­do ese tiem­po, esos doce me­ses se han dis­tri­bui­do en­tre dos años ca­len­da­rio dis­tin­tos, es de­cir, el go­bierno no ha cum­pli­do aún el ci­clo que co­rres­pon­de a un ejer­ci­cio fis­cal en­te­ro, lo que hace aún más di­fí­cil el aná­li­sis. He­chas las acla­ra­cio­nes, ha­re­mos un re­pa­so de al­gu­nos as­pec­tos se­lec­cio­na­dos de la eco­no­mía, en ge­ne­ral, y de las fi­nan­zas pú­bli­cas, en par­ti­cu­lar.

Pla­ta en tu bol­si­llo” era la pro­me­sa y el nom­bre del pro­yec­to con el cual Peña iba a lo­grar que “el di­ne­ro al­can­ce”, que lle­va­ría ade­más a la crea­ción de 500.000 nue­vos em­pleos de ca­li­dad. Pero en este pe­rio­do ni hubo pla­ta en el bol­si­llo ni los em­pleos pro­me­ti­dos pa­re­cen es­tar lle­gan­do, y que­dan me­nos de cua­tro años para lo­grar los em­pleos pro­me­ti­dos. De sep­tiem­bre de 2023 a ju­nio de 2024, hay 50 mil ocu­pa­dos me­nos, el in­gre­so real pro­me­dio cayó y el pre­cio de los ali­men­tos au­men­tó (Grá­fi­co 1). Los más afec­ta­dos fue­ron los tra­ba­ja­do­res ur­ba­nos e in­de­pen­dien­tes.

Grá­fi­co 1. Va­ria­ción por­cen­tual en­tre sep­tiem­bre 2003 y ju­nio de 2024

Fuen­te: Ela­bo­ra­ción pro­pia con da­tos de la En­cues­ta Per­ma­nen­te de Ho­ga­res Con­ti­nua del Ins­ti­tu­to Na­cio­nal de Es­ta­dís­ti­ca (INE) y Anexo Es­ta­dís­ti­co del In­for­me Eco­nó­mi­co del Ban­co Cen­tral del Pa­ra­guay (BCP).

En lo so­cial, una de las pri­me­ras me­di­das fue au­men­tar en 25% las asig­na­cio­nes del pro­gra­ma Te­ko­po­rã, que ex­pre­sa­do en por­cen­ta­je pa­re­ce ma­yor que su equi­va­len­cia mo­ne­ta­ria, y es que el be­ne­fi­cio es tan bajo que la suba re­pre­sen­ta, en pro­me­dio, un mon­to de al­re­de­dor de ₲40 mil adi­cio­nal por be­ne­fi­cia­rio. A tra­vés de reasig­na­cio­nes, se lo­gró des­ti­nar apro­xi­ma­da­men­te US$100 mi­llo­nes más al ru­bro de me­di­ca­men­tos para el MSPBS. Sin em­bar­go, la fal­ta de ges­tión hizo que ese au­men­to de re­cur­sos no se tra­du­je­ra en una me­jor asis­ten­cia a los en­fer­mos on­co­ló­gi­cos. Al con­tra­rio, los en­fer­mos tu­vie­ron que mo­vi­li­zar­se has­ta for­zar la re­nun­cia del di­rec­tor del IN­CAN.

En lo que res­pec­ta al gas­to pú­bli­co to­tal, los da­tos de enero a ju­lio de 2024 mues­tran que el cre­ci­mien­to no ha es­ta­do le­jos del re­gis­tra­do un año an­tes en el mis­mo pe­rio­do (16% en 2023 y 13% en 2024). Lo mis­mo pue­de de­cir­se con re­la­ción al au­men­to en la re­mu­ne­ra­ción de los em­plea­dos pú­bli­cos (8% en 2023 y 7,5% en 2024). Pero, al mis­mo tiem­po, se es­pe­ra la apro­ba­ción de am­plia­cio­nes en el Con­gre­so Na­cio­nal que su­man más de US$ 266 mi­llo­nes des­ti­na­da a doce ins­ti­tu­cio­nes, de las cua­les el IPS, la ANDE y el Mi­nis­te­rio Pú­bli­co aca­pa­ran el 98% del in­cre­men­to so­li­ci­ta­do.

El au­men­to del gas­to pú­bli­co no se vio en la in­ver­sión pú­bli­ca. En lo re­la­cio­na­do a in­ver­sión fí­si­ca, el Mi­nis­te­rio de Obras Pú­bli­cas y Co­mu­ni­ca­cio­nes (MOPC) lle­va una eje­cu­ción pre­su­pues­ta­ria de 37% du­ran­te el pe­rio­do de enero a ju­lio de este año, cuan­do que, du­ran­te el mis­mo pe­rio­do, pero de un año atrás, era del 67%. Lo que quie­re de­cir que la mi­nis­tra Clau­dia Cen­tu­rión ex­pu­so da­tos “ma­ti­za­dos” en la reunión del Con­se­jo de Mi­nis­tros, al ca­li­fi­car a su eje­cu­ción como “ré­cord”. Si am­plia­mos esto a toda la Ad­mi­nis­tra­ción Cen­tral, ve­re­mos que el gas­to de in­ver­sión se re­du­jo en un 26% con re­la­ción al año an­te­rior.

Que­da cla­ro, en­ton­ces, que uno de los me­ca­nis­mos ele­gi­dos para vol­ver al lí­mi­te del 1,5% del PIB de dé­fi­cit fis­cal es­ta­ble­ci­do por la Ley de Res­pon­sa­bi­li­dad Fis­cal (LRF) ha sido el re­cor­te de la in­ver­sión pú­bli­ca. Se­gún el plan pro­yec­ta­do por el Go­bierno, di­cho lí­mi­te de dé­fi­cit se es­ta­ría dan­do en 2026.

El otro me­ca­nis­mo ele­gi­do para re­du­cir el dé­fi­cit fue el au­men­to de la re­cau­da­ción, as­pec­to que cons­tan­te­men­te es re­mar­ca­do por el Go­bierno. Esto coin­ci­dió con la fu­sión en­tre la Sub­se­cre­ta­ría de Es­ta­do de Tri­bu­ta­ción (SET) y la Di­rec­ción Na­cio­nal de Adua­nas (DNA), de la cual na­ció la Di­rec­ción Na­cio­nal de In­gre­sos Tri­bu­ta­rios (DNIT). El go­bierno ha atri­bui­do el au­men­to de re­cau­da­ción a la crea­ción de la nue­va ins­ti­tu­ción. Sin em­bar­go, ese au­men­to está ex­pli­ca­do por la re­cu­pe­ra­ción de la ten­den­cia pre­pan­de­mia del cre­ci­mien­to de la eco­no­mía (Grá­fi­co 2), por lo que el ni­vel de re­cau­da­ción ac­tual se da­ría con o sin la crea­ción de la DNIT. Al me­nos, eso es lo que se des­pren­de de un aná­li­sis pu­bli­ca­do por el Cen­tro de Aná­li­sis y Di­fu­sión de la Eco­no­mía Pa­ra­gua­ya (CA­DEP).

Grá­fi­co 2. Pro­yec­ción de la re­cau­da­ción men­sual en im­pues­tos in­ter­nos, en mi­les de mi­llo­nes de gua­ra­níes, deses­ta­cio­na­li­za­dos y ajus­ta­dos por in­fla­ción

Fuen­te: Iba­rro­la, R. (2024). La crea­ción de la DNIT y el desem­pe­ño en la re­cau­da­ción tri­bu­ta­ria. Re­vis­ta Eco­no­mía y So­cie­dad, 82. CA­DEP.

Esto tie­ne bas­tan­te sen­ti­do. Si se hace algo de me­mo­ria se ad­vier­te cla­ra­men­te que du­ran­te el pe­rio­do an­te­rior hubo solo un año en el que se dio un cre­ci­mien­to nor­mal sin so­bre­sal­tos (una con­tra­ca­ra con Car­tes, quien gozó de cin­co de cre­ci­mien­to se­gui­do). Es más, ¡hace seis años que el país no re­gis­tra dos años con­se­cu­ti­vos de cre­ci­mien­to só­li­do! Dado que los efec­tos de un año de re­trac­ción se re­fle­jan en la re­cau­da­ción del si­guien­te año, vol­ver a la bue­na sen­da —como pa­re­ce ser se dará este año— ne­ce­sa­ria­men­te de­be­rá te­ner un im­pac­to fis­cal po­si­ti­vo. Como ejem­plo, tó­me­se el Grá­fi­co 3, este ex­po­ne el pro­nós­ti­co de re­cau­da­ción de im­pues­tos in­ter­nos to­man­do como va­ria­ble el PIB con­tras­ta­do con la re­cau­da­ción ob­ser­va­da. Son es­tos fac­to­res (su­ma­do a la apre­cia­ción del tipo de cam­bio real con Ar­gen­ti­na des­de la asun­ción de Ja­vier Mi­lei que re­du­jo el con­tra­ban­do) los que ha­cen, cuan­to me­nos, aven­tu­ra­do afir­mar que el au­men­to re­cau­da­to­rio re­gis­tra­do en este pe­rio­do se deba a la crea­ción de la DNIT, que aún está en pe­rio­do de reaco­mo­do.

Grá­fi­co 3. Re­cau­da­ción tri­mes­tral ob­ser­va­da y pro­nos­ti­ca­da en im­pues­tos in­ter­nos, en mi­les de mi­llo­nes de gua­ra­níes, deses­ta­cio­na­li­za­dos y ajus­ta­dos por in­fla­ción

Fuen­te: Iba­rro­la, R. (2024). La crea­ción de la DNIT y el desem­pe­ño en la re­cau­da­ción tri­bu­ta­ria. Re­vis­ta Eco­no­mía y So­cie­dad, 82. CA­DEP.

Res­pec­to a la deu­da pú­bli­ca, no po­de­mos cul­par a Peña de su au­men­to, pero sí po­de­mos atri­buir­le el sin­ce­ra­mien­to: ya no es un se­cre­to —nun­ca lo fue, en reali­dad— que la mis­ma au­men­ta­rá y per­fo­ra­rá la ba­rre­ra del 40% so­bre el PIB. Así lo re­fle­jan las pro­yec­cio­nes del Fon­do Mo­ne­ta­rio In­ter­na­cio­nal (FMI) y lo ad­mi­tió el pro­pio mi­nis­tro de Eco­no­mía, Car­los Fer­nán­dez. De he­cho, en 2023, el mon­to des­ti­na­do al ser­vi­cio de la deu­da (amor­ti­za­ción más in­tere­ses y co­mi­sio­nes) su­peró a la in­ver­sión lue­go de 15 años, y en lo que va del año eso se man­tie­ne (Grá­fi­co 3). Con eso y todo, se es­pe­ra que la mis­ma to­que te­cho y se re­duz­ca len­ta­men­te a me­di­da que la eco­no­mía del país crez­ca de ma­ne­ra sos­te­ni­da. Re­cuér­de­se que no se ex­pe­ri­men­tan dos años con­se­cu­ti­vos de cre­ci­mien­to só­li­do des­de 2018. Un desa­fío dado que re­quie­re en gran me­di­da de la ayu­da de un fac­tor que no po­de­mos con­tro­lar: el cli­ma. Di­ver­si­fi­car la ma­triz eco­nó­mi­ca, ha­cién­do­la me­nos de­pen­dien­te del cli­ma, es una meta que no se lo­gra­rá en el cor­to pla­zo.

Fuen­te: Ela­bo­ra­ción pro­pia con da­tos del Mi­nis­te­rio de Eco­no­mía y Fi­nan­zas (MEF).

Fi­nal­men­te, lle­ga­mos al gra­do de in­ver­sión, que ha sido un pre­mio a la con­sis­ten­cia en el ma­ne­jo pru­den­te de la ma­cro­eco­no­mía du­ran­te los úl­ti­mos 20 años. De he­cho, el in­for­me de Mood­y’s en­fa­ti­za las me­di­das adop­ta­das en el pe­rio­do an­te­rior. Es pro­ba­ble que la suba de la co­ti­za­ción de los bo­nos so­be­ra­nos sea uno de los pri­me­ros efec­tos po­si­ti­vos. Pero no se debe per­der de vis­ta que el ín­di­ce de bo­nos de los mer­ca­dos emer­gen­tes tam­bién mues­tra una ten­den­cia al alza, lo que sig­ni­fi­ca que pro­ba­ble­men­te no sea un fe­nó­meno que afec­te úni­ca­men­te a Pa­ra­guay. Sea como fue­se el caso, el he­cho de ob­te­ner el gra­do de in­ver­sión sig­ni­fi­ca un me­nor cos­to de fi­nan­cia­mien­to para el Es­ta­do, si qui­sie­ra se­guir en­deu­dán­do­se, y una me­jo­ra de la repu­tación de los ins­tru­men­tos del país como al­ter­na­ti­va de in­ver­sión. Aho­ra bien, ¿es esto lo que real­men­te bus­ca­mos?

Cla­ra­men­te no. Lo que desea­mos —y ne­ce­si­ta­mos— son in­ver­sio­nes de ca­pi­tal, es de­cir, que más in­dus­trias de­ci­dan afin­car­se en el país. Y aun­que —“ce­te­ris pa­ri­bus”, es de­cir, todo lo de­más cons­tan­te—una me­jor ca­li­fi­ca­ción so­be­ra­na vuel­va más atrac­ti­vo al país como des­tino de in­ver­sio­nes, la vía es muy in­di­rec­ta. Para ser más atrac­ti­vos se pre­ci­sa de ca­pi­tal hu­mano ca­li­fi­ca­do, bue­na in­fra­es­truc­tu­ra, lo­gís­ti­ca de trans­por­te y co­mu­ni­ca­cio­nes, ca­de­na de pro­duc­tos in­ter­me­dios, ser­vi­cios pú­bli­cos de ca­li­dad, mer­ca­do re­le­van­te, se­gu­ri­dad ju­rí­di­ca, es­ta­bi­li­dad po­lí­ti­ca, ca­li­dad ins­ti­tu­cio­nal, etc. Fac­to­res es­tos que no me­jo­ran sim­ple­men­te ob­te­nien­do una bue­na ca­li­fi­ca­ción so­be­ra­na

To­das las cir­cuns­tan­cias ex­pues­tas fun­da­men­tan el tí­tu­lo de esta nota. Pa­ra­guay, un país que ha do­bla­do la po­bla­ción de cla­se me­dia en los úl­ti­mos 20 años y aún cuen­ta con una fran­ja im­por­tan­te en si­tua­ción vul­ne­ra­ble, ne­ce­si­ta una po­lí­ti­ca un poco más rup­tu­ris­ta para afron­tar las cre­cien­tes de­man­das y que rom­pa con la iner­cia de la de­pen­den­cia del cli­ma y el desa­rro­llo a tra­vés del go­teo.

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