Por Javier Lassalle
La economía creció 4,3% per cápita en el 2023 (5% sin ajustar por población) y, en base a datos preliminares, aproximadamente 3,2% en el 2024. Eso es un crecimiento de 7,7% per cápita en dos años, un número nada despreciable. Pero, aun así, mucha gente manifiesta que no está sintiendo el crecimiento en su propio bolsillo. ¿Es esta una situación que afecta a individuos con mala suerte, o algo más generalizado?
Si vemos los datos del Índice de Confianza del Consumidor (ICC), publicado por el Banco Central del Paraguay (BCP) en febrero de 2025, el índice mostró su menor valor desde el 2023. O sea, se está empeorando. Este índice se construye mediante una encuesta donde los entrevistados responden preguntas como: “¿Cree usted que su situación económica está mejor, igual o peor que hace un año?”, “¿Cree usted que su situación económica mejorará, seguirá igual o empeorará dentro un año?” y otras similares. Las respuestas negativas en febrero de 2025 fueron las más altas de todo el 2023 y 2024.
¿Por qué esta creciente percepción negativa de la situación económica? Suelen esgrimirse varias razones. Para algunos, puede ocurrir que “hay crecimiento económico”, pero de manera desigual, beneficiando a algunos y en perjuicio de otros. Sin embargo, si bien esto puede pasar, sería extraño que una encuesta refleje un sentimiento promedio negativo cuando el crecimiento promedio es positivo. ¿Quizá es la mala prensa? Puede ser, pero también sabemos que sería limitado lo que el discurso mediático podría influenciar si la economía estuviera creciendo para todos.
Voy a ensayar otra explicación a la reducción de la confianza en la economía, desglosando la idea de “crecimiento económico”.
¿Qué nos lleva a decir que hay “crecimiento económico” y que en 2023 nos dio 4,3% y en 2024 3,2%? Es el Producto Interno Bruto (PIB). El indicador PIB per cápita creció 4,3% en 2023 y por ello decimos “la economía creció 4,3%”. Aquí están los datos del PIB a precios constantes desde 2014 a 2024, expresados en términos per cápita:
Efectivamente el PIB per cápita viene creciendo, con algunos altibajos. Entonces, si el PIB es un buen indicador deberíamos sentir alguna mejoría. Si no lo es, ahí podría explicar la aparente paradoja del sentimiento negativo a pesar de un crecimiento del PIB. Desarrollemos un poco más la idea.
Habrá notado el lector que hablamos de “PIB per cápita a precios constantes”. Esto es clave. ¿Qué es el “PIB per cápita a precios constantes”? El PIB a precio constante trata de calcular el valor de toda la producción de un país, en un periodo determinado, dándole un sentido más de “cantidad”. Para ello, se elige un año base (en este caso el 2014) y se usan los precios de ese año. Por ejemplo, si una tonelada de soja en el 2014 valía el doble que una tonelada de maíz, en el 2024 (y en todos los otros años) se usó como valor de la soja el doble que la tonelada de maíz, sin importar en valor real que hayan tenido en ese año. Entonces, variaciones del PIB constante se interpretan como variaciones de la producción, o “la economía”, en “cantidades” (haciendo la salvedad que se incluyen también servicios intangibles como horas de clases, consultas médicas, etc.).
Veamos un ejemplo bien simplificado de un país que solo produce soja y maíz. Si en 2014 solamente produjo 10 toneladas de soja y 15 toneladas de maíz y luego en 2024 se produjo 15 de soja y 20 de maíz. El PIB a precios constantes de 2014 sería 10*2+15*1=35 (recuerde, la soja valía el doble que el maíz). El PIB a precios constantes de 2024 es de 15*2+20*1=50.
La comparación entre 2014 y 2024 nos mostraría que, midiendo por el PIB a precios constantes, “la economía” creció de 35 a 50, casi 43% (luego descontamos el crecimiento poblacional).
Pero, ¿qué pasa si los precios de 2014 fueron de USD 450 para la tonelada de soja y el maíz de USD 225, y en 2024 bajaron a USD 300 para la soja y USD 160 para el maíz? El valor de 2014 (10*450+15*225 = USD 7.875) fue mayor al de 2024 (15*300+20*160) = USD 7.700. Además, la población habrá crecido por lo que el valor per cápita cayó aún más.
Por lo tanto, el “PIB a precios constantes” (lo que crece en Paraguay) es un intento de calcular “cantidades/volúmenes”, pero probablemente lo que la población sienta es el valor que tuvo la suma de todo lo producido.
Algo similar ocurrió con la economía paraguaya en la última década. En 2014 se terminó lo que se conoce como el “super ciclo de materias primas”, periodo que inició en 2004 y se caracterizó por altos precios de materias primas, incluida la soja, de gran importancia para las exportaciones paraguayas. Desde el 2014 en adelante, el precio de soja y otras materias primas fluctuaron con tendencia a la baja. El valor de la economía a precios actuales se calcula también y es el PIB nominal, del cual poco o casi nada se publica como “crecimiento de la economía”
Antes de mostrar los datos del PIB nominal es importante notar que la caída de precios de las materias primas no solo afecta al valor de la producción, sino también al tipo de cambio. Ya que se exporta menos en valor por caída de precios, hay menos oferta de moneda extranjera en el mercado cambiario y por ende la moneda nacional suele tender a depreciarse (o de otro modo, el dólar tiende a subir). Por ello, el PIB nominal medido en dólares puede caer aún más.
A continuación presento datos del PIB nominal per cápita, en dólares, ajustado por la inflación de EEUU. Sería algo así como una medida de lo que podría comprar en dólares un paraguayo promedio en cada año:
Aquí la historia es muy diferente. El PIB per cápita medido en dólares y ajustado por inflación cayó en 2023 y 2024, a pesar de que “la economía” creció. ¿Qué pasó? Se produjo más en cantidades, pero los precios cayeron aún más y por ende el valor final fue más bajo. Sumado a esto, el valor del dólar subió y redujo aún más la valoración de nuestra producción total medida en moneda extranjera. Comparado con 2014, la diferencia es bastante grande: los USD 6,973 promedio que produjo cada paraguayo en 2024 está lejos de los poco más de USD 9.000 (a precios de 2024) que se produjo ese año.
En resumen, hay razones para que exista un descontento en la población. El valor promedio de lo que producimos los paraguayos viene cayendo hace años y eso genera frustración. Si hay descontento, no hay buscar excusas y culpables, parece ser otro caso de: ¡es la economía, estúpido!