Educación

Criterios para comprender la real trascendencia de BECAL y una propuesta para asegurarla


Por Camilo Caballero Ocariz*

Cada vez con mayor frecuencia leo aproximaciones a cuestiones educativas, o de becas, cuyos análisis se centran en el dinero, obviando el contexto general de estas políticas. Con relación a BECAL, el programa de becas del Estado paraguayo, esto lleva a que se piense necesario que los beneficiarios de las becas paguen por los beneficios recibidos, de manera a favorecer la “inclusión” de más sectores a la política pública. Considero que esos enfoques son tan limitados como lo sería, por ejemplo, valorar un bosque según su valor monetario en el mercado de carbono, sin valorarlo en relación a su impacto en la naturaleza, cambio climático, o en el mismo aire que respiramos.

En Paraguay estamos dando los primeros pasos en la consolidación de un sistema nacional de ciencia y tecnología, el cual está impulsado por el Fondo para la Excelencia en la Educación e Investigación. En este marco cobró impulso el PRONII (Programa Nacional de Incentivo a Investigadores), con lo cual pasamos de tener 320 científicos escalafonados a tener más de 742. Con ello, también aumentó exponencialmente la presencia de científicos paraguayos en revistas indexadas y de prestigio a nivel mundial. La cantidad de producción científica Paraguaya registrada en WoS (Web of Science) ha pasado de 115 en el año 2012 a 191 en el año 2015. Mientras que el programa PROCIENCIA de financiamiento a investigaciones, en su tercer llamado tuvo más de 1000 postulaciones.

Invertir en formación de paraguayos en maestrías y doctorados tiene impactos en varios aspectos de la vida social. Por tanto, las becas no son un lujo sino una inversión que hace el estado paraguayo pensando en objetivos de desarrollo en todo sentido.

BECAL es otro pilar de este proceso y sobre el que me referiré más abajo, para fundamentar por qué, lejos de ser un “lujo” costoso, las becas constituyen una prioridad que debemos expandir. BECAL existe hace unos pocos años, y ya se enviaron a estudiar al exterior más de 1000 estudiantes.

Los números y la mirada regional

En Paraguay, a pesar de que avanzamos en materia de apoyo a la ciencia, debemos poner estos avances en contexto para ver cuán lejos aún estamos para alcanzar niveles mínimamente óptimos. Según Rodolfo Barrere, de Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), desde el 2012 se registró un aumento significativo en la inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) y Ciencia y Tecnología (ACT).  Tomando como parámetro el Producto Interno Bruto (PIB), el año pasado se invirtió un 0,13% en I+D y 0,36% en ACT. Sin embargo, el promedio de la región iberoamericana es de 1,2% del PIB en ambos casos.

Los últimos datos, según la misma fuente, indican que en el año 2015 Paraguay contaba únicamente con 0,35 investigadores por cada 1000 habitantes de la PEA (Población Económicamente Activa), mientras que en el mismo año el promedio de América Latina y el Caribe fue de 0.93 investigadores por cada 1000 habitantes de la PEA. Según RICYT, en América Latina y el Caribe en el año 2015, el 0,091% de la PEA contaba con título de doctorado y 0,6% contaba con título de maestría. En Paraguay, para el mismo año, apenas el 0,012% de la PEA contaba con título de doctorado (412 personas sobre aproximadamente 3.500.000), es decir, siete veces menos que el promedio latinoamericano, y 0,07% contaba con título de maestría (2.642 personas sobre la misma base), es decir, seis veces menos que el promedio latinoamericano .

La importancia de los  recursos humanos para la ciencia en Paraguay

Siendo que estamos evidentemente atrás en cuanto a la formación de personas en el campo científico y académico, la pregunta es para qué necesitamos invertir en recursos humanos en dichas áreas a través de programas como BECAL.

Una cosa es una política de fomento y subsidio a la ciencia, centrada en ampliar el número de investigadores e investigadoras en Paraguay, mientras que otra muy diferente es una una política de inclusión de sectores de menores ingresos.

Por un lado, contar con una mayor cantidad de personas con formaciones especializadas y científicas es fundamental para el desarrollo tecnológico e innovador de un país. Por otro lado, contar con mayor cantidad de personas con una buena formación, también contribuye a una mejor calidad de la democracia. Existe una perspectiva según la cual el aumento de la cultura científica de una persona está asociada con una mejora en la cultura cívica de dicha persona. Por ejemplo, una persona formada con criterios científicos contribuye con elevar el debate crítico, es menos propensa al engaño político, tiene más herramientas para comprender fenómenos complejos y hasta acepta más la diversidad de una sociedad.

Por lo tanto, invertir en la formación de paraguayos en maestrías y doctorados tiene impactos en varios aspectos de la vida social. Las becas no son un lujo sino una inversión que hace el Estado pensando en objetivos de desarrollo en todo sentido.

El “retorno” de la inversión en BECAL

Muchas veces, desde una mirada ingenua, se cae en el error de confundir políticas sociales y sus distintos objetivos. Una cosa es una política de fomento y subsidio a la ciencia, centrada en ampliar el número de investigadores e investigadoras en Paraguay, mientras que otra muy diferente es una una política de inclusión de sectores de menores ingresos. Aunque ambas políticas pueden (e inclusos deben) interactuar, debemos entender que persiguen objetivos diferentes.

Si buscamos, por un lado, fomentar la investigación y la especialización en ciencia y tecnología vía becas en el exterior, de nada sirve pensar en castigar a los beneficiarios con una carga económica a su retorno. Hasta parece necio, si consideramos que es precisamente la cuestión económica la principal causa de deserción educativa en Paraguay. Si nos centramos solo en los beneficiarios de las becas, cargaremos sobre las “excepciones” que lograron superar importantes barreras para acceder a posgrados de alto nivel en el exterior. Si queremos, por otro lado, generar inclusión para sectores de menores ingresos, las acciones deberían concentrarse en los distintos momentos del proceso educativo de las personas con menores recursos, y siempre a cargo de los recursos públicos.

El verdadero “retorno” al país de la inversión monetaria realizada con dinero del Estado se dará logrando que los becarios vuelvan y sean insertados en áreas claves para el desarrollo. Si pensamos que el retorno de una beca es una simple cuestión monetaria y crediticia de devolver dinero de las regalías de Itaipú, lo que haremos es desmotivar a jóvenes ilusionados con formarse en centros de excelencia académica para volver a contribuir con el país. Los argumentos para cuestionar o favorecer a la BECAL deben considerar las limitaciones en Paraguay para la producción conocimiento y la necesidad de generar una política seria de incentivo a la investigación (de la cual BECAL es sólo una parte importante). A la vez que, para generar verdaderas políticas de inclusión se hace necesario establecer mecanismos redistributivos efectivos y atender las distintas dimensiones que generan desigualdad.

 

 

* Experto en Política Científica. Licenciado en Sociología (UCA, Paraguay), Master en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología (USAL, España) y Doctorando en Ciencias Sociales (UBA, Argentina). Investigador Categorizado del PRONII, Nivel Candidato.

** Imagen de portada: http://redencuentros.org/promoviendo-la-sabiduria-de-las-multitudes/

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