Economía

Argumentos para analizar la Renta Básica Universal en Paraguay


Por Carlos Giménez Rojas*.

Dar dinero a cada habitante de forma recurrente y sin ninguna condición, así de simple. ¿Qué es esta política pública que, con ciertas diferencias, cuenta con la simpatía de actores tan diferentes como Milton Friedman y Pablo Iglesias? ¿Cómo es posible que el candidato libertario de las elecciones de Estados Unidos de 2016, Gary Johnson, se haya mostrado abierto a la idea, pero sea Alexandria Ocasio-Cortez quien dude de ella? No es extraño que ante tanta aceptación (y rechazo) en diferentes espacios del espectro ideológico, el precandidato demócrata Andrew Yang, quien proponía como principal política un pago mensual de USD 1,000 por habitante, se lanzara con el siguiente slogan: “Ni izquierda, ni derecha. Adelante” (No left, No right, Forward).

La respuesta económica al coronavirus ha incluido, en numerosos países, transferencias de dinero a sus ciudadanos. También en Paraguay se anunció el programa Ñangareko y un subsidio a unas 1.500.000 personas que están trabajando en el sector informal. Es por ello que en todo el mundo se está hablando más de la Renta Universal Básica. Si hubiésemos tenido renta universal en Paraguay, tendríamos un padrón con cuentas bancarias vinculadas y todas las complicaciones que hoy está teniendo el Gobierno para efectivizar estos subsidios no existirían. “Apretando un botón”, el Gobierno podría dar transferencias a todo el país en esta situación tan excepcional.

¿Qué es y cómo funciona la renta universal? La idea es simple. Cada ciudadano recibe un monto de dinero independientemente a cualquier variable, de ahí su nombre; renta universal. Donde hay muchas más dudas es en qué significa “básica” y es ahí donde Milton Friedman, Pablo Iglesias, Gary Johnson, Alexandria Ocasio-Cortez, Andrew Yang y otros, difícilmente se pongan de acuerdo. Este punto lo desarrollaré al final del artículo, pero ahora vamos con la renta universal.

¿Por qué una renta universal? Hay un montón de motivos: morales, económicos, políticos.  El libro Utopía para realistas analiza varios de los estudios de distintas disciplinas que sustentan la idea de la renta universal. Un punto importante es que los Estados hoy en día ya tienen una red bastante amplia de subsidios y transferencias (normalmente condicionales a algo) que podrían ser reemplazados por una transferencia monetaria, generando grandes eficiencias operativas. Por ejemplo, el programa Ñangareko pasó de ser inicialmente una repartición de víveres a una transferencia monetaria, ya que es mucho más rápido.

Además de poder reducir costos operativos, también se pueden evitar muchos otros problemas; como la politización de la distribución de beneficios sociales, la inclusión indebida de personas a programas sociales o la no inclusión de personas que sí deberían recibir un programa social, pero no lo hacen al no estar inscriptas. Si uno se basa en el famoso informe del BID sobre ineficiencias del gasto público, uno puede decir que las ganancias en todos estos aspectos pueden ser muy importantes, ya que el estudio afirma que hay ineficiencias en el gasto público por 3,9% del PIB (casi Gs. 1.500.000 por año por habitante). La renta universal también puede fundamentarse en subsidios ineficientes. Por ejemplo, en Ecuador se encontró que los subsidios a la electricidad y al combustible eran más ineficientes y menos progresivos que simplemente tomar todo el dinero de esos subsidios y repartirlos en partes iguales entre todos los ciudadanos.

Otro motivo que quizá no aplique tanto a Paraguay, pero sí a otros países, es la trampa de la pobreza. En países con programas sociales condicionados a ingresos, uno puede perder beneficios sociales si aumenta sus ganancias, por lo que podría llevar a una persona a dejar de trabajar.

La literatura económica también soporta la idea de una Renta Básica Universal. Los modelos más usados en la teoría de impuestos óptimos, como los de Ramsey y de Mirrless, obtienen que la política óptima de impuestos incluye la renta básica entres sus componentes. El trabajo más moderno de Saez, basado en Mirrless, llega a la misma conclusión.

Una pregunta que constantemente emerge en estos debates sobre la Renta Básica Universal es: ¿por qué dar también a los súper ricos? La respuesta es bien simple. La adopción de una renta universal necesariamente debe venir acompañada con su financiación. Si se financia, por ejemplo, con más impuesto a la renta, no importa que personas como Cartes o Vierci también reciban la renta. En el neto, aportarán mucho más de lo que recibirán.

Otra pregunta: ¿seguirá la gente trabajando si tiene un ingreso asegurado? Estudios basados en el Fondo Permanente de Alaska (que se explica más abajo) muestran que no hay reducción en la oferta laboral.

Finalmente, ¿es la Renta Básica Universal un sueño o podría realmente implementarse? Lo más importante para que sea una opción real es el monto mensual de la renta, o la definición de lo que se entiende por básica. Por ejemplo, en Suiza se llegó a un referéndum donde se proponía una renta de 2.250 francos suizos mensuales por persona. El 77% de los suizos dijo no a la propuesta, ya que implicaba que las transferencias serían cerca de un tercio del PIB del país y requeriría una reforma impositiva de gran magnitud. ¿Cómo hacerla entonces más realista?

Una opción es hacer lo que hacen en Alaska.  Distribuyen la renta proveniente de los recursos naturales en partes iguales a la  población. Las rentas petroleras van a un fondo, el dinero es invertido y los rendimientos se reparten en partes iguales. En el 2019 cada habitante de Alaska recibió USD 1.606 (o 2,5% del PIB per cápita anual de ese estado). En Paraguay tenemos Itaipú y Yacyreta. En el hipotético caso de que se hubiesen usado todos los fondos de estas entidades (royalties y compensaciones) para una renta básica, cada paraguayo hubiese recibido unos Gs 587.000 anuales (1,73% del PIB per cápita anual).

Supongamos ahora otra opción. La mitad de lo recaudado en IVA lo repartimos entre todos los paraguayos. En 2018 eso hubiese representado Gs 843.000 anual para cada habitante (2,5% del PIB per cápita, como en Alaska). Obviamente, este caso y el anterior requieren suba de impuestos para compensar la caída en los ingresos estatales.

¿Por qué una renta universal? Hay un montón de motivos: morales, económicos, políticos.  El libro Utopía para realistas analiza varios de los estudios de distintas disciplinas que sustentan la idea de la renta universal. Un punto importante es que los Estados hoy en día ya tienen una red bastante amplia de subsidios y transferencias (normalmente condicionales a algo) que podrían ser reemplazados por una transferencia monetaria, generando grandes eficiencias operativas.

Lo bajo del monto y a su vez lo importante de los ingresos para el Estado (todas las hidroeléctricas o la mitad del IVA) da una buena idea del potencial de esta política. No es la panacea con la que todos cubrirán todas sus necesidades, sino más bien un seguro contra caer en una situación de extrema necesidad. También es cierto que, para los más pobres, el monto no es despreciable. En promedio, el 10% más pobre de la población vivió con Gs. 3.157.000 anual en 2019. El ejemplo del IVA representaría un aumento del 26,7% de sus ingresos anuales. Por último, no olvidar que ciertos programas podrían eliminarse y lo ahorrado también podría sumarse a la renta universal y llegar a los Gs.100.000 mensuales por persona (Gs. 500.000 por familia de 5) que es equivalente a tener el programa Ñangareko de forma permanente para todos.

¿Renta Básica Universal en Paraguay? Imposible no es, claramente. Vale la pena analizarlo seriamente.

*Economista.

Ilustración de portada: Roberto Goiriz.

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