[vc_row][vc_column][vc_column_text]Serie especial de Terere Cómplice “El futuro del trabajo y los trabajos del futuro”
Por Claudia Pompa.
Si bien las economías en desarrollo, como Paraguay, han mejorado sus niveles educativos, la brecha entre las habilidades adquiridas a través de la educación formal y el tipo de trabajos disponibles se ha ampliado considerablemente. Irónicamente, a pesar de la avalancha de personas que buscan empleo, las empresas sufren una escasez crítica de trabajadores altamente calificados.
Aunque los empleadores en diferentes industrias tienen diferentes requerimientos en cuanto a habilidades, existe un consenso de que una persona exitosa en la fuerza laboral no solo cuenta con habilidades técnicas, sino que también cuenta con habilidades blandas necesarias para funcionar en el lugar de trabajo. Las habilidades técnicas son los conocimientos o cuerpos de información anclados en un campo particular, mientras que las habilidades blandas son los rasgos, características y competencias personales que determinan cómo un individuo se relaciona con los demás.
Por lo general, la educación formal tradicional ha centrado su enfoque en la provisión de habilidades técnicas. Sin embargo, hoy en día, habilidades blandas como comunicación, trabajo en equipo y pensamiento crítico son igual o más importantes que las habilidades técnicas. Esta situación es preocupante ya que la falta de énfasis en el desarrollo de habilidades blandas puede llevar a un proceso de exclusión de la fuerza laboral. Si los trabajadores carecen de acceso para aprender estas habilidades, los mismos pueden verse atrapados en empleos de baja calificación.
Tabla: Principales habilidades demandadas por los empleadores, proyectadas a 2025
Pensamiento analítico e innovación |
Aprendizaje activo y estrategias de aprendizaje |
Resolución de problemas complejos |
Pensamiento crítico y análisis |
Creatividad, originalidad e iniciativa |
Liderazgo e influencia social |
Uso, control y monitoreo de la tecnología |
Diseño y programación de la tecnología |
Resiliencia, tolerancia al estrés y flexibilidad |
Razonamiento, resolución de problemas e ideación |
Este énfasis en la combinación de habilidades técnicas y blandas explica por qué muchas empresas han decidido concentrar cada vez más sus esfuerzos de selección de personal en el conjunto de habilidades que una persona aporta, en lugar de títulos académicos o experiencias laborales. Estudios al respecto demuestran que en promedio las generaciones actuales cambian 12 veces de trabajo, con una duración promedio de cinco años en cada puesto de trabajo. A futuro, la expectativa es que las personas no solo cambien de trabajo, sino que también cambien al menos tres veces de profesión. Este contexto fuerza a dejar de lado la mirada lineal de la carrera profesional y compele, en vez, a pensar en cada trabajo como un “tour de aprendizaje”: cada trabajo otorga nuevas habilidades, experiencias y formación que pueden ser transferidos al próximo “tour.”
Las principales habilidades que los empleadores consideran que serán altamente demandadas en los próximos años incluyen el pensamiento crítico y la capacidad de análisis, así como la resolución de problemas y las habilidades en la autogestión, como el aprendizaje activo, la resiliencia, la tolerancia al estrés y la flexibilidad. Es fundamental entender que los trabajos del futuro van a requerir de un proceso constante de formación y capacitación que permita a la fuerza laboral mejorar y renovar sus habilidades en base a las cambiantes demandas del mercado. Las empresas estiman que alrededor del 40% de los trabajadores requerirán un proceso de recapacitación de hasta seis meses, mientras que el 94% de los líderes empresariales espera que los empleados adquieran nuevas habilidades en el trabajo.
Estas altas necesidades de capacitación y formación son preocupantes cuando las comparamos con los sistemas encargados de proveerlas. A pesar de los beneficios de los programas de formación existentes, por lo general los trabajadores de baja y media cualificación no tienen acceso a los mismos. Estudios realizados en Alemania, Hungría, Holanda y Finlandia demuestran que uno de cada tres trabajadores poco calificados no desarrolla nuevas habilidades durante sus carreras y, por lo tanto, no tienen forma de adaptarse a los avances tecnológicos y los nuevos requerimientos del mundo laboral. Aunque muchas empresas todavía necesitan trabajo manual o tareas que requieren relaciones interpersonales (tales como servicio al cliente, cajeros, recepcionistas, etc.), se espera que muchos de estos trabajos se automaticen rápidamente.
La capacidad de la fuerza laboral de desarrollar habilidades que sean ‘just in time’ (justo a tiempo o cuando se necesita) y ‘just in context’ (justo en contexto y adaptada a la manera que permita resolver el problema que se presenta) definirán en gran medida el potencial de empleabilidad de cada persona.
Estas necesidades de recalificación y de adopción de nuevas habilidades tiene profundas implicancias para los sistemas de educación y formación. Si bien la tecnología ha mejorado la disponibilidad de oportunidades de aprendizaje que se ofrecen (en casi cualquier tema, en cualquier momento y en cualquier lugar) todavía queda mucho trabajo por delante para asegurar que estas oportunidades sean accesibles a trabajadores de diferentes geografías, grupos de edad y estratos sociales, a fin de poder desarrollar realmente una fuerza laboral calificada.
Por lo general, la educación formal tradicional ha centrado su enfoque en la provisión de habilidades técnicas. Sin embargo, hoy en día, habilidades blandas como comunicación, trabajo en equipo y pensamiento crítico son igual o más importantes que las habilidades técnicas. Esta situación es preocupante ya que la falta de énfasis en el desarrollo de habilidades blandas puede llevar a un proceso de exclusión de la fuerza laboral.
En este contexto, los programas de educación, formación y capacitación permanente serán un elemento clave en la creación y el mantenimiento de una fuerza laboral competitiva. El sector educativo requerirá de transformaciones e innovaciones estructurales que permitan mejorar la capacidad, el alcance y la entrega de servicios. Asimismo, los centros de formación y capacitación deberán expandir y aumentar sustancialmente sus servicios. El proceso además requiere de un proceso de dialogo que ayude a responder importantes interrogantes al respecto. ¿Quién es responsable de estos procesos de educación, capacitación y formación continua? ¿cómo nos aseguramos que los mismos estén altamente alineados con las cambiantes necesidades del mercado laboral? y, por sobre todo, ¿quién financia esta inversión y cómo? son preguntas difíciles de responder.
En su libro Shock del Futuro, publicado en 1970, el escritor y futurólogo americano Alvin Toffler, menciona que “los analfabetos del siglo XXI no serán los que no saben leer y escribir, sino aquellos que no pueden aprender, desaprender y reaprender”. Más de 50 años después, esta frase no solo sigue vigente sino que también destaca la importancia de la adquisición de nuevas habilidades y de la formación a lo largo de la vida, en el futuro del trabajo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]