Por Marcos Pérez Talia.
El domingo 18 de diciembre pasado se realizaron las elecciones a padrón abierto de la Concertación opositora. Fue un hecho inédito en la historia democrática paraguaya ya que cualquier elector, independientemente a su afiliación, pudo votar por las distintas fórmulas al poder Ejecutivo. Un par de horas después del cierre, se confirmó el amplio triunfo de la fórmula Efraín Alegre y Soledad Núñez. Una agenda inclaudicable sumado a una serie de eventos cruciales consolidó la vigencia de Alegre y lo llevó a posicionarse, por tercera vez, como el principal candidato presidencial opositor.
Efraín fue dos veces candidato presidencial, en 2013 y 2018. En la primera cayó derrotado sin reparos frente a Cartes, por una diferencia de ocho puntos. La ruptura de la exitosa Alianza Patriótica para el Cambio, luego del juicio político a Lugo en 2012, fue determinante para el triunfo colorado. En 2018 Alegre logró recomponer la fórmula aliancista con la izquierda, y acompañado de Leo Rubín, fue nuevamente derrotado por Mario Abdo por 3%, el margen más pequeño de la era democrática. Sin embargo, la (poca) transparencia de esas elecciones y la confabulación de los medios que inundaron la campaña con encuestas groseramente falsas dejaron más dudas que certezas. Su segunda derrota presidencial, en un proceso electoral para nada diáfano, lejos de sepultar la carrera política de Alegre le dio nuevos bríos.
Al año de asumir Mario Abdo su gestión presidencial, surgió un escándalo que casi le cuesta el puesto. Su gobierno negoció con Brasil un acta secreta y lesiva a los intereses paraguayos en la hidroeléctrica de Itaipú. Apenas conocido el hecho, se inició un juicio político que contó primeramente con el apoyo parlamentario cartista (con lo cual se aseguraban los votos para la destitución presidencial), aunque in extremis fue salvado por el líder de la facción, Horacio Cartes. La principal agenda de Alegre entonces era la política energética, y este escándalo le ubicó en la centralidad de la tormenta política. Según señaló un diputado cartista, su facción impidió el juicio político, no por salvar a Mario Abdo, sino porque si se hacían nuevas elecciones (por la acefalía presidencial) ganaba Efraín Alegre.
En enero de 2021, en plena pandemia y todavía sin vacunas, la justicia dispuso el ingreso a prisión de Efraín Alegre. Era una causa judicial tan absurda como ilegal, producto de la rendición de cuentas de la campaña política del 2018. Frente a la inmensa crítica de referentes opositores y algunos medios de comunicación, la justicia ordenó su libertad semanas después; aunque el proceso judicial sigue su causa. Su apresamiento revalorizó el sentido de su lucha aportando épica a su causa. De algún modo, validó su relato de que hay un país cooptado por la mafia, que sometió a sus instituciones, y que castiga con toda su fuerza a quien se oponga.
Unos meses después, en junio de 2021, el PLRA iba a elecciones internas para elegir autoridades partidarias. Alegre optó por buscar la reelección, y su principal rival fue Salyn Buzarquis, quien estrechó una amplia alianza anti-efrainista que incluía a casi la totalidad de los parlamentarios liberales, más el llanismo y el equipo de Víctor Ríos. A pesar de la fortaleza electoral de su contendor, Efraín logró ser reelegido presidente del partido. Con ello daba otro enorme paso de cara al 2023, encumbrado por su fiel electorado liberal.
El siguiente desafío de Alegre pasaba por conformar un espacio de convergencia de la mayor parte de la oposición. Planteó el uso de la figura de la Concertación, que no había sido utilizada hasta entonces. La convención de su partido aprobó y, en paralelo, inició negociaciones con las fuerzas opositoras para que se sumen al espacio. En junio las distintas fuerzas -incluido el Frente Guasú- suscribieron el acuerdo de Concertación.
Para asegurar incentivos para que las demás fuerzas disputen la interna de la Concertación, promovió el uso del padrón nacional para que todos los electores (estén o no afiliados a un partido) puedan votar. Pese a que sus adversarios señalaban que a Efraín no le convenía salirse de los márgenes del padrón liberal (por su supuesto desgaste en el electorado independiente), hizo campaña con los nuevos ministros del TSJE para la aprobación, lo cual ocurrió finalmente y fue celebrado con entusiasmo.
Parece muy claro que el liderazgo de Efraín Alegre va en plena ascendencia. Sus números electorales van en aumento en cada tipo de elección, proceso tras proceso
Si bien Alegre fue reelecto en la presidencia del PLRA, el margen con el que triunfó -el 34%- no le aseguraba un camino fácil frente a las demás fórmulas opositoras. Inició entonces un proceso de reordenamiento interno para mejorar su correlación de fuerzas. En poco tiempo, logró el apoyo para las presidenciales de sus antiguos rivales como Salyn Buzarquis (su contrincante en las internas partidarias de 2016 y 2021), Paková Ledesma, Alejo Ríos (gobernador de Caaguazú), el equipo político de Víctor Ríos (hoy en la CSJ), y múltiples intendentes, concejales y diputados que anteriormente pertenecían al movimiento de Dionisio Amarilla. Además, para afuera del voto estrictamente liberal, concretó acuerdo para la chapa presidencial con Soledad Núñez y la Alianza Encuentro Nacional. Además, logró el concurso de Miguel Prieto y todo su equipo político de Alto Paraná.
El acaecimiento de estos distintos eventos y la exitosa articulación interna y externa realizada hasta aquí dio nuevamente sus frutos. De esa forma, Efraín Alegre se impuso cómodamente en la Concertación con el 59.2% de los votos, frente a Hugo Fleitas con el 17%, Martín Burt con el 12.5% y Sebastián Villarejo con el 4.7%.
Gráfico I. Cantidad de votos de las principales candidaturas presidenciales de la Concertación (2022)
Fuente: https://resultados.tsje.gov.py/publicacion/divulgacion.html
La gráfica anterior muestra la importante diferencia de votos entre las principales fórmulas que compitieron por la chapa presidencial. El uso del padrón nacional -y no solamente el liberal- no fue un problema para que Alegre triunfe muy holgadamente frente a las distintas expresiones opositoras. La llegada del voto independiente a la interna lejos de generar incertidumbre consolidó sus chances, favorecido, además, por su alianza con Soledad Núñez.
Parece muy claro que el liderazgo de Efraín Alegre va en plena ascendencia. Sus números electorales van en aumento en cada tipo de elección, proceso tras proceso, de acuerdo a lo que se observa en la siguiente tabla:
Tabla I. Votos obtenidos por Efraín Alegre en las distintas elecciones (2013 a 2022)
Fuente: Datos estadísticos obtenidos del PLRA y el TSJE
Su base electoral crece, como se muestra en la tabla anterior. Para estas elecciones generales del 2023 su candidatura va a estar aupada por Soledad Núñez y la Concertación en general, lo cual parece ser una clave crucial para una posible alternancia en 2023.
Fuente de la imagen: redes sociales de Efraín Alegre
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