Elecciones 2023

¿Por qué es fundamental respaldar la implementación del voto obligatorio en Paraguay?


Por Héc­tor Fa­ri­ña *

¿Es im­por­tan­te apo­yar el voto obli­ga­to­rio? En pri­mer lu­gar, la res­pues­ta es sim­ple y con­tun­den­te: sí lo es. Por va­rias ra­zo­nes. Pri­me­ro, el voto obli­ga­to­rio está con­sa­gra­do en el art. 118 de nues­tra car­ta mag­na que se­ña­la al su­fra­gio como de­re­cho, de­ber y fun­ción pú­bli­ca del elec­tor. Se­gun­do, tam­bién en el Có­di­go Elec­to­ral se es­ta­ble­ce la obli­ga­to­rie­dad del voto, la mul­ta por su no cum­pli­mien­to e in­di­ca quié­nes son los ciu­da­da­nos que se en­cuen­tran exi­mi­dos de la obli­ga­ción de su­fra­gar. Es de­cir, en un país que quie­re ser se­rio y que quie­re avan­zar, lo mí­ni­mo que se re­quie­re es el res­pe­to a la Cons­ti­tu­ción y las le­yes. Ya no ha­rían fal­ta otros ar­gu­men­tos.

Sin em­bar­go, es ne­ce­sa­rio plan­tear tam­bién mo­ti­vos de ín­do­le po­lí­ti­co (en­ten­dien­do la po­lí­ti­ca como la bús­que­da del bien co­mún). El mar­ca­do au­sen­tis­mo que se re­gis­tra en nues­tro país es fru­to del des­con­ten­to con los po­lí­ti­cos en ge­ne­ral, la in­dig­na­ción con­tra la co­rrup­ción y la im­pu­ni­dad. Pero el au­sen­tis­mo, más allá de ser una le­gí­ti­ma for­ma de pro­tes­ta, no lle­va a nada. Por el con­tra­rio, agra­va la si­tua­ción, ya que quie­nes no con­cu­rren a vo­tar se cons­ti­tu­yen en cóm­pli­ces del sta­tus quo.

El au­sen­tis­mo cóm­pli­ce de la si­tua­ción ac­tual for­ma par­te de un círcu­lo vi­cio­so. La co­rrup­ción ge­ne­ra la apa­tía ciu­da­da­na y ésta a su vez se ma­ni­fies­ta en au­sen­tis­mo elec­to­ral, lo cual in­cen­ti­va a los po­lí­ti­cos a mo­ti­var a los elec­to­res con di­ne­ro u otros fa­vo­res, y este di­ne­ro tie­ne su ori­gen en la co­rrup­ción. De­be­mos dar­nos cuen­ta que, aquel ciu­da­dano que está enoja­do con la co­rrup­ción del país y de­ci­de au­sen­tar­se de las elec­cio­nes, ter­mi­na sien­do cóm­pli­ce de los co­rrup­tos.

Gra­cias al au­sen­tis­mo, lo que man­da y de­fi­ne las elec­cio­nes es la ca­pa­ci­dad eco­nó­mi­ca de los can­di­da­tos. Si una elec­ción es de­fi­ni­da por el di­ne­ro y no por la par­ti­ci­pa­ción ma­si­va, en­ton­ces ni si­quie­ra po­dría­mos de­cir que es­ta­mos en una de­mo­cra­cia, sino en una plu­to­cra­cia, es de­cir, el go­bierno del di­ne­ro. Es ur­gen­te me­jo­rar la ca­li­dad de nues­tra frá­gil de­mo­cra­cia.

Con res­pec­to a la ca­li­dad de nues­tra de­mo­cra­cia, es alar­man­te y dra­má­ti­co cons­ta­tar quié­nes son los ciu­da­da­nos au­sen­tes de los co­mi­cios. Se­gún da­tos ofi­cia­les del Tri­bual Su­pe­rior de Jus­ti­cia Elec­to­ral (TSJE), en las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les de 2018 es­ta­ban ha­bi­li­ta­dos 4.260.816 elec­to­res, de los cua­les se au­sen­ta­ron 1.665.351 ciu­da­da­nos, re­pre­sen­tan­do un 39,08% del elec­to­ra­do. Siem­pre se­gún da­tos ofi­cia­les, 900.000 per­so­nas de los au­sen­tes fue­ron jó­ve­nes de en­tre 18 a 29 años de edad.

Real­men­te es una ca­tás­tro­fe para nues­tra de­mo­cra­cia, que los jó­ve­nes na­ci­dos en de­mo­cra­cia no se in­tere­sen por la de­mo­cra­cia. Se­gún da­tos del TSJE, para las elec­cio­nes de abril de 2023, los jó­ve­nes de en­tre 18 a 29 años ha­bi­li­ta­dos para vo­tar son 1.595.314, re­pre­sen­tan­do un ter­cio del pa­drón na­cio­nal. Los jó­ve­nes po­drían de­fi­nir las pró­xi­mas elec­cio­nes, pero, es im­por­tan­te re­cor­dar, ellos no vo­tan.

Exis­te otro ele­men­to a no­tar. El au­sen­tis­mo ma­si­vo, tal como ocu­rrió en las in­ter­nas de la Con­cer­ta­ción Na­cio­nal, ge­ne­ra opor­tu­ni­da­des para el frau­de elec­to­ral. Du­ran­te la sies­ta, cuan­do ni las mos­cas vo­la­ban, fue la opor­tu­ni­dad para car­gar vo­tos, como se notó en lu­ga­res como la Es­cue­la Na­ti­vi­dad de Ma­ría de la Ca­pi­tal.

Re­su­mien­do, el au­sen­tis­mo es trá­gi­co para la de­mo­cra­cia. Por lo tan­to, la par­ti­ci­pa­ción elec­to­ral es una for­ma de lu­char con­tra la co­rrup­ción de los po­lí­ti­cos y ele­var la ca­li­dad de la de­mo­cra­cia.

¿Cuál es la ex­pe­rien­cia de los paí­ses de la re­gión? En Su­da­mé­ri­ca, ex­cep­tuan­do Co­lom­bia, don­de el su­fra­gio es li­bre, y Ve­ne­zue­la, cu­yos da­tos no son fia­bles, el res­to de los paí­ses tie­ne el voto obli­ga­to­rio y lo apli­can. No­so­tros lo te­ne­mos y no lo apli­ca­mos. Lo que nos deja, como en casi to­dos los ran­kings, en los peo­res lu­ga­res.

Vea­mos los ni­ve­les de par­ti­ci­pa­ción en elec­cio­nes re­cien­tes:

Uruguay 2019 Presidencial 90,13%
Bolivia 2020 Presidencial 88,42%
Chile 2022 Referéndum 85,86%
Ecuador 2022 Presidencial 82,62%
Brasil 2022 Presidencial 79,05%
Perú 2022 Municipales 77,30%
Argentina 2021 Legislativas 71,72%
Paraguay 2021 Municipales 60,55%

La di­fe­ren­cia es no­ta­ble. En­tre es­tos ca­sos, es im­por­tan­te des­ta­car la ex­pe­rien­cia chi­le­na. Ellos te­nían el voto obli­ga­to­rio y lo aban­do­na­ron por el voto vo­lun­ta­rio. En las elec­cio­nes pre­si­den­cia­les chi­le­nas del 2021, la par­ti­ci­pa­ción en la pri­me­ra vuel­ta fue del 47,33% y en la se­gun­da vuel­ta de 55,64%. Para el Re­fe­rén­dum Cons­ti­tu­cio­nal de 2022, se optó por el voto obli­ga­to­rio, lle­van­do la par­ti­ci­pa­ción a nada más y nada me­nos que el 85,86%. Te­nien­do en cuen­ta esta ex­pe­rien­cia, el Se­na­do Chi­leno vol­vió a ha­cer obli­ga­to­rio el su­fra­gio para to­das las elec­cio­nes.

Ni si Bad Bunny es el can­di­da­to, ni si le san­gra­ra la len­gua a los po­lí­ti­cos, sa­cer­do­tes, edu­ca­do­res, co­mu­ni­ca­do­res so­cia­les o in­fluen­cers para mo­ti­var a la par­ti­ci­pa­ción, no se po­drá me­jo­rar el ni­vel ac­tual. El úni­co ca­mino real­men­te efec­ti­vo es el cum­pli­mien­to de la ley.

el ausentismo es trágico para la democracia. Por lo tanto, la participación electoral es una forma de luchar contra la corrupción de los políticos y elevar la calidad de la democracia.

¿Ne­ce­si­ta el TSJE de una ley para cum­plir el voto obli­ga­to­rio? No. El TSJE ya cuen­ta con to­das las he­rra­mien­tas le­ga­les para ha­cer cum­plir el voto obli­ga­to­rio. La Ley 635/​95 que re­gla­men­ta la jus­ti­cia elec­to­ral le da al TSJE el de­ber y la atri­bu­ción de re­gla­men­tar el voto obli­ga­to­rio vía re­so­lu­ción. El or­den de pre­la­ción de las le­yes am­pa­ra al TSJE a cum­plir la ley. Ade­más la Ley 6858/​2021 le dio al TSJE la po­tes­tad de co­brar las mul­tas elec­to­ra­les pre­vis­tas en el có­di­go elec­to­ral.

El Tri­bu­nal Su­pe­rior de Jus­ti­cia Elec­to­ral, ór­gano su­pre­mo en ma­te­ria elec­to­ral, tie­ne en sus ma­nos me­jo­rar la ca­li­dad de­mo­crá­ti­ca de nues­tro país. Solo fal­ta la vo­lun­tad po­lí­ti­ca.

* Héc­tor Fa­ri­ña es Sa­le­siano Sa­cer­do­te, Cura Pá­rro­co y Rec­tor del San­tua­rio Ma­ría Au­xi­lia­do­ra. Lic en Teo­lo­gía y Do­cen­te de Ni­vel Me­dio de Cien­cias So­cia­les.

Ima­gen de por­ta­da: Tri­bu­nal Su­pe­rior de Jus­ti­cia Elec­to­ral

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