Elecciones 2023

Lecturas sobre la derrota de la Concertación


Por Marcos Pérez Talia.

El pasado 30 de abril se consumó una nueva derrota del, probablemente, más importante frente opositor conformado para competir frente al Partido Colorado. La diferencia final, tan grande como inesperada, hace que todas las explicaciones parezcan válidas. Aquí buscamos plantear un par de variables que arrojen luz al fracaso de la oposición en general y de la Concertación en especial.

La primera lectura que los resultados sugieren es que la división de la oposición en, al menos, dos grandes fórmulas (Concertación y Payo Cubas) favoreció el nuevo triunfo colorado. Está claro que en política las meras sumas aritméticas no funcionan, pero también es evidente que con alta dispersión opositora no hay chances de triunfar frente a la ANR.

El partido Cruzada Nacional de Payo Cubas fue el primero que aprobó su ingreso a la Concertación y, de hecho, suscribió el acta fundacional aquel 22 de abril de 2022. Por entonces, la que ofrecía mayor resistencia contra el mecanismo de selección de la candidatura presidencial era Kattya González, y ni siquiera Cubas. Pero cuando se acercaba el cierre para inscribir precandidaturas presidenciales, Payo Cubas alzó la voz señalando que quería hacer dupla con Efraín Alegre. Como eso finalmente no ocurrió, porque Alegre y Soledad Núñez alcanzaron un acuerdo, Cubas optó por retirarse de la Concertación. Lo mismo aconteció con Euclides Acevedo y una parte del Frente Guasú, quienes también decidieron retirarse aun cuando se aprobó elecciones internas con padrón nacional, tal como solicitaban. La Tabla 1 muestra los escenarios aritméticos, con el fin de ilustrar la envergadura electoral de las fuerzas políticas dentro y fuera de la Concertación.

Tabla 1. Principales resultados con ruptura y sin ruptura de la Concertación

Fuente: https://resultados.tsje.gov.py/publicacion/divulgacion.html

Con el diario del lunes surgen preguntas intrigantes: ¿por qué se retiró Payo de la Concertación, habiendo tenido ese caudal de votos que tuvo el 30 de abril? Si de verdad quería que la oposición triunfe en el 2023, ¿por qué no compitió internamente como lo hicieron Sebastián Villarejo o Martín Burt, o al menos mantener su palabra de unidad como Esperanza Martínez? Además, Efraín y Soledad triunfaron en las internas de la Concertación con 348.873 votos, y cuatro meses después Payo Cubas obtuvo 692.663 votos, casi el doble de votos que obtuvieron Efraín y Soledad. La decisión de Cubas de retirarse de la Concertación deviene, cuanto menos, curiosa.

El giro discursivo también resulta llamativo. En junio de 2022, cuando Payo justificó su ausencia en la firma del acuerdo de la Concertación señaló que “este viaje a Argentina ya estaba previsto hace 15 días”, recalcando que “desde el primer momento estuvo de acuerdo con la Concertación y que el presidente de Cruzada Nacional estuvo presente en la firma del acuerdo”. Dos meses después, en un giro de 180 grados, Yolanda Paredes indicó que se retiraban de la Concertación “que está minada de corruptos y delincuentes”.

Podría desorientar a cualquiera el amplio destaque a su candidatura que le dio el holding de medios de Horacio Cartes. O, incluso, el propio reconocimiento que hizo el Apoderado General de la ANR cuando señaló que Payo Cubas “crece en lo que nosotros le dimos oportunidad de crecer…creció porque nosotros quisimos”. Pero ese es otro debate.

Sobre la Concertación, la encuesta internacional de Atlas Intel posiblemente le afectó negativamente en la estrategia del último mes y medio (ver el Gráfico 1 con los datos de las encuestas publicadas). Las encuestas paraguayas estaban absolutamente desprestigiadas luego del bochorno del 2018. Sin embargo, Atlas Intel se presentaba con una importante reputación regional luego de sus trabajos en Chile, Colombia, Argentina y Brasil. Si tan bien le fue pronosticando en la región, ¿por qué no confiar en sus números?

Gráfico 1. Evolución de las principales candidaturas en las tres encuestas de Atlas Intel

Fuente: https://www.atlasintel.org/

El pronóstico respecto a Payo Cubas fue exacto; sin embargo, el de la ANR y Concertación no. Los colorados obtuvieron finalmente 10 puntos más que la última encuesta, y la Concertación 5 menos. Si una de las funciones de una encuesta es brindar información para que los partidos y candidaturas tomen decisiones estratégicas (por ejemplo, pactar o no con Payo un mes antes de las elecciones), claramente la Concertación navegó a ciegas. Tal fue el impacto de la encuesta de Atlas Intel que los propios medios internacionales se hicieron eco de sus guarismos y, algunos de ellos, incluso se aventuraron a sugerir que era posible una alternancia.

Existieron, además, algunos frentes problemáticos con los que tuvo que lidiar la Concertación. Primero, Frente Guasú y Patria Querida no estuvieron plenamente cohesionados en el apoyo a la dupla Alegre-Núñez. Segundo, Kattya González se mantuvo hasta el final en su disputa dialéctica contra el PLRA, no participando en ningún acto de campaña de la fórmula presidencial. Y tercero, el accidente cerebrovascular (ACV) que sufrió Fernando Lugo en agosto de 2022, que no sólo afectó electoralmente al Frente Guasú, sino que privó a la Concertación de un liderazgo con fuertes vínculos con los más desfavorecidos. La ausencia de Lugo coincidió con la pérdida respecto al 2018 de casi 220.000 votos para la lista al Senado del Frente Guasú (y cinco senadores menos), mientras que, casualmente, Cruzada Nacional sumó en torno a 270.000 votos más que en 2018 (y cuatro senadores más).

Esos frentes problemáticos de la Concertación (especialmente la falta de cohesión de sus integrantes) tal vez expliquen la tabla 2. Es decir, una importante fuga de votos que tuvo la fórmula presidencial contrastando con los votos al Senado que recibieron las candidaturas que apoyaban a la Concertación.

Tabla 2. Potencial fuga de votos por diferencia entre el Senado y Dupla Presidencial de la Concertación

Fuente: https://resultados.tsje.gov.py/publicacion/divulgacion.html

Sin esa fuga de votos, el resultado final hubiese sido más ajustado con la ANR (1.292.079 versus 1.063.826), y Payo hubiese tenido un menor porcentaje. Las explicaciones podrían ser más abundantes. Como sea, a la ANR le sigue alcanzando su voto duro que funciona, si se quiere, de modo inercial. Los votos colorados entre 2018 y 2023 no crecieron prácticamente nada, aun cuando el padrón nacional sí lo hizo.

La primera lectura que los resultados sugieren es que la división de la oposición en, al menos, dos grandes fórmulas (Concertación y Payo Cubas) favoreció el nuevo triunfo colorado. Está claro que en política las meras sumas aritméticas no funcionan, pero también es evidente que con alta dispersión opositora no hay chances de triunfar frente a la ANR.

Gráfico 2. Comparativo del voto presidencial de ANR frente al voto de sus internas y al padrón nacional (2013 a 2023)

Fuente: elaboración propia a partir de datos del TSJE y la ANR

En los últimos cinco años, la ANR sumó apenas 82.012 votos más, aunque en términos porcentuales eso significó un decrecimiento, pasando del 46.4% que obtuvo Mario Abdo en 2018, al 42.7% que obtuvo Santiago Peña en 2023. Pero le alcanzó nuevamente. Y si bien es cierto que perdieron 4 puntos porcentuales, la cohesión y el voto duro colorado se mantiene incólume, al menos desde 2013, algo que no ocurre en los demás espacios. Eso seguramente explica la apelación al voto meramente intra-partidario con Peña reivindicando al dictador Stroessner o proponiendo coloradizar la función pública. Esta agenda que viene repitiéndose desde Cartes podría resultar anacrónica, si se quiere, a un no colorado. Pero claramente les funciona.

De cualquier manera, la ANR no era una fórmula de cambio, aunque se quiera insinuar lo contrario. Una cosa es la potente dinámica interna colorada, en cuyo seno dos facciones se disputan el poder y se alternan gobiernos. Pero otra, es decir que la ANR era también un cambio, ¿cambio de qué? De Nicanor a Cartes hubo, sí, cambios de ideas y hombres; de Cartes a esta parte, puras continuidades. No sólo son prácticamente las mismas personas, sino también el mismo programa de gobierno. Pero, una vez más, ese es otro debate. Aunque es bueno aclarar para prevenir incautos.

Mientras las oposiciones -en plural- sigan priorizando la agenda individual, hay coloradismo para rato. Y, además, el “Blame Game” es absolutamente fútil en esta instancia. Hay que mirar este fracaso como ejercicio de aprendizaje de cara al futuro. Otro tema es el supuesto fraude, cuyas protestas motivaron la privación de libertad de Payo Cubas, aunque ya tendremos tiempo para discurrir sobre ello.

Imagen de portada: redes sociales de Efraín Alegre

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