Economía

El padecimiento de las mujeres cabezas de hogar en el sistema penitenciario


Por Ivonne Aristizabal.*

El 37,2% de los hogares está encabezado por una mujer, así indican los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). De ellas, el 60% se desempeña en el sector de servicios comunales, sociales y personales, así como en el sector de comercio, restaurantes y trabajos por cuenta propia. Una de las principales barreras que enfrentan las mujeres en el mercado de trabajo es la informalidad, con tasas mucho más elevadas que los hombres. Esta situación se traslada a las cárceles en nuestro país, donde la mayoría de las mujeres son cabezas de hogar. El presente artículo trata de visibilizar las condiciones laborales de las mujeres con pena de libertad en el Buen Pastor, la principal penitenciaría de mujeres a nivel nacional. La situación es grave y debe ser atendida con urgencia en Paraguay.

Según la Corte Interamericana de Derechos Humanos, “cuando una mujer se encuentra privada de su libertad, toda su familia se encuentra privada. Esta frase expone desigualdades profundas y estructurales: cuando un hombre se encuentra privado de su libertad es la mujer quien se encarga de sostener el hogar y de cuidar a los hijos. Sin embargo, a la inversa, cuando las mujeres están encerradas, los hijos suelen crecer en el mismo contexto de encierro o a cargo de familiares. En ambos casos, son las madres quienes intentan sostener sus hogares, incluso estando privadas de su libertad.

Para la elaboración del artículo se accedieron a los datos de la encuesta anual de “Corazón Libre”, un proyecto social que apoya la rehabilitación y reinserción social de mujeres privadas de libertad del Buen Pastor y la educación de sus hijos.

La población total de la penitenciaría es de 436 personas (datos de noviembre 2022). Según la encuesta, el 57% de las mujeres de la muestra manifestó ser cabeza de hogar. Respecto a su ocupación antes del encierro, el 83% contaba con una ocupación (Gráfico 1).

Gráfico 1: Ocupación de mujeres antes del encierro

Fuente: Encuesta Corazón Libre, año 2022.

En cuanto a las categorías ocupacionales de las mujeres antes del encierro, el 48% era cuentapropista, 21% era empleada en un negocio privado, mientras que el 17% hacía un trabajo doméstico (Gráfico 2). Llama la atención que un 10% no respondió a la consulta.

Gráfico 2: Categoría Ocupacional de las mujeres antes del encierro

Fuente: Encuesta Corazón Libre, año 2022.

La situación de estas ocupaciones muestra el drama de la formalización. La gran mayoría sostenía sus hogares en condiciones de informalidad. El 72% manifestó no haber aportado a una caja jubilatoria, mientras que el 95% declaró que no contaba con RUC. Notoriamente, los trabajos precarios e informales limitan la inclusión financiera. El 79% de las mujeres indicó que nunca utilizó una cuenta bancaria y solo la mitad de la muestra (50%) utilizó billeteras electrónicas.

Es de suma urgencia la generación de políticas que se enfoquen en el tipo de población que hoy se encuentra privada de su libertad. La promoción y generación de trabajo en condiciones dignas, no solo contribuye con la reinserción de las mujeres, sino que es fundamental para que continúen sosteniendo sus hogares cuando éstos quedan sin su principal sostén.

Se sabe que la falta de inclusión dentro del sistema financiero limita la autonomía económica, generando mayor desigualdad con respecto a los hombres. Mediante la educación e inclusión se puede lograr el empoderamiento económico femenino y el acceso a productos formales con menores costos que los informales, en relación directa con su situación económica.

En relación con los ingresos, la mayoría indicó que ganaba menos de un salario mínimo legal vigente (SMLV) (Gráfico 3). Durante el encierro, el mayor porcentaje de estas mujeres mantiene sus ingresos por debajo del salario mínimo. Lo llamativo es que, aun en esas condiciones, del total de mujeres cabezas de hogar el 21% envía dinero a sus familias manteniendo así sus hogares desde la penitenciaría por medio de trabajos en su mayoría como limpieza, cocina, peluquería y cartonería.

Gráfico 3: Ingresos de las mujeres antes del encierro según Salario Mínimo Legal Vigente (SMLV)

Nota 1: Se toma en cuenta como salario mínimo el actual de Gs. 2.550.307. Fuente: Encuesta Corazón Libre, año 2022.

La situación de las mujeres se traslada a la de los hijos e hijas, quienes pueden vivir con sus madres en el Buen Pastor hasta los cuatro años. Pero son las madres quienes deben hacerse cargo de los gastos de alimentación, higiene y vestimenta. Por eso, para estas mujeres y sus familias, es de vital importancia el ingreso que generan dentro de la cárcel. En libertad o no, hay una realidad que no se modifica y es que continúan siendo el sostén de sus familias.

Considerando la situación de las mujeres cabezas de hogar en situación de encierro, el próximo gobierno a cargo del presidente recientemente electo, Santiago Peña, deberá plantear soluciones a la crisis del sistema penitenciario con una decidida perspectiva de género. El hecho que las mujeres cabeza de hogar se encuentren recluidas, constituye un problema social y económico que excede el perímetro de las cárceles. Sin una aproximación que visibilice esta situación, el problema no sería siquiera identificable.

Como primera medida, se requieren políticas que beneficien a las mujeres privadas de su libertad desde un abordaje que contemple a sus familias teniendo en cuenta cómo estas se componen, la situación laboral de sus integrantes, la manera en que están organizados los cuidados y la condición socioeconómica.

Estas políticas deben basarse en las reglas de Bangkok establecidas por las Naciones Unidas en el año 2010. Es el documento más integral sobre los derechos de las mujeres privadas de libertad existente en la actualidad, que además visibiliza la situación que atraviesan los hijos e hijas de estas mujeres. Expone una serie de principios que las políticas deben considerar tales como la capacitación con enfoque de género del personal penitenciario y el cuidado de las madres lactantes dando prioridad a las niñas y a los niños.

Individualizar e identificar las condiciones de estas mujeres como pueden ser las madres lactantes o aquellas que tienen a sus hijos en los hogares de niños dentro de las penitenciarías, también será indispensable para la producción de políticas públicas dirigidas a esta población desde una perspectiva de género y de derechos elementales básicos.

En el sistema penitenciario de Paraguay existe un nivel de sobrepoblación importante y otras condiciones que pueden llegar a limitar la reinserción social de las personas. Esto empeora en el caso de las mujeres y en especial de las que encabezan económicamente los hogares. Es de suma urgencia la generación de políticas que se enfoquen en el tipo de población que hoy se encuentra privada de su libertad. La promoción y generación de trabajo en condiciones dignas, no solo contribuye con la reinserción de las mujeres, sino que es fundamental para que continúen sosteniendo sus hogares cuando éstos quedan sin su principal sostén.

* Economista y Coordinadora de Investigación del proyecto “Corazón libre”.

Imagen de portada: Yuki Yshizuka

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